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El aura de Pat Riley y la cultura Heat

“Hemos sido subestimados, pero no nos echamos atrás ante nadie”, reivindican los rivales de los Lakers en la final de la NBA

Adebayo y Theis, en una acción en el sexto partido de la final del Este entre Miami y Celtics.
Adebayo y Theis, en una acción en el sexto partido de la final del Este entre Miami y Celtics.Mark J. Terrill (AP)
Robert Álvarez

Pat Riley, a sus 75 años, emana el aura de leyenda y distinción asociada al éxito, a la NBA, a lo que se ha dado en llamar la cultura de los Miami Heat. Lo cuenta el base esloveno del equipo, Goran Dragic: “Cuando tienes una reunión con Pat, ya eres todo ojos y oídos. Luego, abre un cajón y saca sus anillos de campeón. Me dice que coja uno y que puedo quedármelo hasta que obtenga el mío”.

Nadie concebía esta temporada que un objetivo tan ambicioso tuviera un ápice de realismo para los Heat. La cima estaba reservada a equipos como los Lakers, los Clippers, Milwaukee, Toronto, los Sixers, Houston, Denver, Utah… y así lo consignaba la encuesta anual entre los directores deportivos de las 30 franquicias, acorde con el vaticinio de la prensa y de los aficionados. Los Heat ni siquiera eran mencionados en las listas predictivas. “Hemos sido subestimados toda nuestra vida. Pero la final es a cara o cruz. No nos echamos atrás ante nadie, y eso es lo que me gusta de este equipo”, desliza Bam Adebayo, el pívot de 23 años que sentenció el sexto partido ante los Celtics (125-113). Con 32 puntos, 14 rebotes y 5 asistencias, selló la cita para la final ante los Lakers, que empieza en la madrugada del miércoles al jueves. “Es el corazón y el alma del equipo. Sigo diciendo que va a ser la razón por la que vamos a ganar un campeonato”, le elogia su compañero Jimmy Butler.

De Shaquille al Big Three

La ausencia de los Heat en las apuestas estaba justificada. La pasada temporada fueron el 17º peor equipo de la Liga, lejos de sus mejores días, de los que había sido protagonista Dwyane Wade, el jugador que se despidió en 2019 después de haber sido el pilar de la formación durante 18 años, excepto una corta etapa en Chicago y Cleveland. Fue el eje del trío de estrellas de Miami, junto a LeBron James y Chris Bosh, que jugaron cuatro finales y ganaron dos, en 2012 y 2013. Antes, en 2006, junto a Shaquille O’Neal y con Riley de entrenador, obtuvo el primer título para los de South Beach.

Seis años después, los Heat vuelven a la final. Afrontaron los playoffs como quintos clasificados en el Este. Tumbaron a Indiana (0-4), a Milwaukee (1-4) y a los Celtics (2-4). Ahora, les aguarda el equipo que eligió LeBron James en 2018 para proseguir su extraordinaria carrera, en la que suma diez finales y aspira a su cuarto título, junto a Anthony Davis.

El proceso de transformación de los Heat ha sido rápido y asombroso. Pat Riley arriesga. Lo hizo ya en 2008 cuando él mismo puso punto final a su segunda etapa como entrenador del equipo, pasó a los despachos y apostó por Erik Spoelstra, que entonces tenía 38 años. La pasada temporada, después de quedar fuera de los playoffs por tercera ocasión en los cinco últimos años, agitó la coctelera. La contratación de Jimmy Butler resultó determinante, pese a las dudas en torno a la capacidad del alero de 31 años para asumir el estatus de jugador franquicia. Su incorporación fue factible porque los Sixers se interesaron por Josh Richardson, un alero que los Heat habían elegido en el puesto 40 del draft de 2015.

De Iguodala a Herro

En la fecha límite del mercado invernal, incorporaron a Iguodala, de 36 años, cuya experiencia puede resultar fundamental en los momentos decisivos, a pesar de haberse perdido media temporada a causa de una lesión. Y también a Jae Crowder, el alero de 30 años procedente de Minnesota. Miami solo ha podido elegir solo dos veces entre los nueve primeros del draft en los últimos 18 años: Dwyane Wade, quinto en 2003, y Michael Beasley, segundo en 2008. En la actual plantilla de los Heat, Iguodala es la selección más alta en un draft, noveno en 2004. Eso da una idea del criterio de la gerencia para reclutar jugadores. “Su estrategia se aparta de los procesos a medio plazo de otras franquicias. Arriesgan para ser lo mejor posible cada temporada”, afirma uno de los cazatalentos de la NBA.

Riley pudo prescindir de jugadores importantes la pasada temporada, como Whiteside, Winslow, Richardson, Waiters o James Johnson gracias a la mejora de otros como Adebayo, número 14 en el draft de 2017, o al acierto en la contratación de jugadores que no habían entrado siquiera en el draft, como los aleros Duncan Robinson, salido de las ligas de verano tras su etapa en la Universidad de Michigan, y Kendrick Nunn, que jugaba con el equipo filial de Golden State en la G-League.

El caso más llamativo es el del escolta de 20 años Tyler Herro, surgido, como Adebayo, de la Universidad de Kentucky. Los Heat lo eligieron en el puesto 13º del draft y su rendimiento en los playoffs está resultando extraordinario. Ha promediado 16,5 puntos, 5,5 rebotes, 3,9 asistencias y 33 minutos. Otro motivo de orgullo para Riley, el hombre que ganó cinco títulos con los Lakers, uno como jugador (1972) y cuatro como entrenador (1982, 1985, 1987 y 1988), además de otro como entrenador ayudante (1980). También entrenó a los Knicks y firmó por Miami, como entrenador, en 1995. Dejó el banquillo en 2003, pero regresó en 2006 para relevar al destituido Stan Van Gundy, y consiguió el primer título en la historia de los Heat. Ahora, como presidente, se enfrentará al equipo con el que marcó la época del showtime.

Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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