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La pilota valenciana: el nuevo dominio de las mujeres

La presencia femenina no ha dejado de crecer desde hace 10 años en el deporte autóctono con su introducción en la escuela

Eugenio Viñas
Mar, jugadora de 'raspall', en una partida este verano.
Mar, jugadora de 'raspall', en una partida este verano.KIKE TABERNER

Los juegos de pelota en la calle son un hecho cultural que nos conecta con civilizaciones antiguas. Hoy están detrás de carreras universitarias y competiciones de Estados Unidos a los Países Bajos,. Su presencia ha atravesado la historia hasta nuestros días. En el caso valenciano, la popularidad de la pilota vehicula siglos de textos en lengua propia, donde plazas y calles llevan fijando su nomenclator a partir de la fama de sus juegos y jugadores. Jugadores, que no jugadoras, porque no ha sido hasta el siglo XXI cuando las primeras mujeres han competido, oficialmente.

El deporte valenciano por excelencia desde la Corona de Aragón encontró a su primer grupo de competidoras en 2007. Una veintena de pioneras jugaban, hasta entonces, contra hombres y en sus pueblos. Hubo predecesoras aisladas que abandonaban su carrera en la adolescencia: “no por un tema de fuerza, sino por el vestuario, por ser un tabú… era algo problemático”, admite Ricardo Monsoriu, secretario técnico de la Federación de Pilota Valenciana. Desde su llegada este deporte ha vivido “una revolución” con la creación de los campeonatos femeninos. Hoy son 450 las federadas y miles las niñas que juegan gracias al programa Pilota a l’Escola. En poco más de 10 años –frente a siglos de evolución en las categorías masculinas–, un dato evidencia el impacto: para el campeonato autonómico de raspall (una de las modalidades más populares en todo el territorio valenciano) hay 60 parejas de hombres inscritas por 58 de mujeres.

El número de partidas y competiciones ha expandido el calendario. Su presencia en trinquetes y calles ha pasado de las “exhibiciones” a las retransmisiones en directo a través de la radiotelevisión pública valenciana. Las crónicas fijan por primera vez a sus referentes: Ana Belén de Borbotó, Victoria de València, Mar de Bicorp, todas ellas, además, campeonas de Europa en la categoría OneWall. “Hay un efecto contagio, pero que la mujer esté hoy en la pilota es una cuestión de derechos”, afirma Elisa Tarazona, Elisa de Riba-roja. Su bisabuela pidió dinero prestado para construir el trinquete de su pueblo. Allí se crió, jugó contra hombres y se convirtió en uno de esos casos aislados que superaban la presión ambiental: “Recuerdo que un señor me dijo un día tras la partida, es que ni en el trinquete podemos estar solos”.

Tarazona guarda las crónicas en papel de sus partidas como jugadora. En una de ellas, se lee: “en este mundo cambiante, la mujer, en su lucha reivindicativa, está consiguiendo metas insospechadas y no sabemos si el trinquete, donde se practica el viril deporte de la pilota valenciana, será al final uno de sus múltiples logros, aunque, sinceramente lo consideramos bastante difícil”. Han pasado más de 50 años de aquel texto y la hoy doctora y coordinadora de operaciones de un hospital celebra “que se haya roto ese techo de cristal” y que “todo esté cambiando. Durante décadas, se nos veía como las raras del trinquet. Ahora la niñas empiezan con un camino homologado que facilita que la mancha se expanda y tenga a sus referentes”. Todas las voces recogidas insisten en la necesidad de fijar “referentes”.

Ana Belén de Borbotó, una de las pioneras, compitió hasta su adolescencia contra chicos. “Como todas, empecé con el raspall, que es la modalidad más accesible y popular, pero siempre contra chicos. Os podéis imaginar qué supuso empezar a competir entre nosotras en 2007”. Desde entonces, ha ganado títulos a todos los niveles. Lo ha hecho, a menudo, en equipos en los que ella casi dobla la edad de sus compañeras. “Ojalá tuviera ahora 20 años. Hoy tienen programas de tecnificación y yo soy entrenadora de niñas en una escuela de València y en el club de mi pueblo. El escenario de posibilidades se ha abierto como creo que ni imaginábamos, pero para que la expansión continúe necesitamos fijar referentes y que den el salto a la profesionalización real. El cuándo es la incógnita”.

Mar de Bicorp es una de esas referencias. Asegura que estuvo “a punto de dejarlo dos veces. Las dos porque, aunque me gustaba, me sentía inferior a los chicos y jugaba sola en mi pueblo (Bicorp, 524 habitantes). A última hora, siempre, aparecía alguna competición de chicas. Y me quedé”. Con tan solo 15 años se proclamó campeona de Europa de OneWall, tres años después repitió título y, pese a que ha empezado sus estudios de medicina, este verano ha ganado junto a Mar de València la Lliga Bankia. “De no haber encontrado competiciones femeninas, no habría seguido. Pero a lo largo de estos años, con la llegada de patrocinadores y competiciones, se ha profesionalizado más y es obvio que nos ha motivado”.

En distintas comarcas, que su nombre aparezca en el cartel es un reclamo: “el contacto con el público es directo y reconozco que me impacta que una niña me llame por mi nombre o me pregunte algo. Sucede con naturalidad y es algo que han generado las retransmisiones por televisión. Lo llevo con humildad, porque ni siquiera vivimos de ello”. Joan Tur, periodista de À Punt y uno de los responsables de esas narraciones, pone en valor “la gran extensión territorial” y “la base. Ahora mismo está el programa Pilota a l’Escola, los clubes, las escuelas de pilota y la Federación. La base es enorme y está muy bien, pero la difusión es clave. Las niñas y los niños necesitan ver referentes para no abandonar el juego y las competiciones femeninas son la prueba incontestable”.

La cultura de la pilota valenciana es tan rica que posee su Vocabulari del Joc (vocabulario del juego), editado por la Acadèmia Valenciana de la Llengua en 2010. En el podemos encontrar sesgos de género, como la entrada dedicada al “home bo”, que no es otra figura que la del árbitro. Su uso es todavía exclusivo en masculino. Un verbo fundamental es “dominar”, referido a la posición ganadora en una zona del campo o del propio juego. El crecimiento y el futuro de la pilota se ha topado, después de tantos siglos, con un nuevo dominio: el de las jugadoras. Desde la Federación no creen oportuno “crear falsas expectativas a corto plazo con la profesionalización”. Tur recuerda que, en el ámbito masculino, “apenas hay 30 jugadores profesionales, con salarios bajos en la mayoría de los casos”. Sin embargo, Tarazona cree que “no se debe descartar, la visibilidad es ahora lo más importante, igual que pasa con el fútbol femenino. Tenemos que pelear por ello y ser imaginativos en el cómo porque es evidente el valor que, en apenas 10 años, está aportando a la sociedad”.

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Sobre la firma

Eugenio Viñas
Es periodista y creador de contenidos. Crea formatos de audio en Podium Podcast, es colaborador de La Ventana de la SER y publica entrevistas y perfiles en EL PAÍS.

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