El ‘raspall’ en silla de ruedas
El mundo de la pilota valenciana homenajea en su día grande a Sarasol II, uno de los grandes de este deporte
“Son unos fenómenos”, reconoce admirado Albert Marín, jugador de pilota valenciana al que ni la edad, 55 años, ni su dispacidad —va en silla de ruedas— le arredra. Marín observa junto a su compañero de equipo, Pascual Plaza, los movimientos de maestros en este deporte como Soro III, Genovés II y Sarasol II que ayer se enfrentaron en plena plaza del Ayuntamiento a los también consagrados Álvaro, Puchol y Félix en una partida de dalt corda. Es el día grande de este deporte, la jornada anual de la pilota valenciana, con entrega de trofeos, exhibiciones y talleres para niños.
A pesar del intenso calor, Pascual y Albert siguen desde la barrera con mucha atención las evoluciones de figuras de la pilota una hora después de haber ofrecido una partida de exhibición de jugadores en silla de ruedas. Los dos pertenecen a la vieja generación de deportistas adaptados y ahora se han metido de cabeza en este mundo tan arraigado en muchas comarcas valencianas y tan desconocido en la capital. Juegan al raspall, modalidad que más se adapta a su discapacidad porque se puede jugar tanto por el aire como por tierra.
“Llevamos cinco años con exhibiciones, intentando motivar a la gente y atraerla a que lo practique”, subraya Pascual orgulloso de haberse medido en una primera competición oficial con los vascos. “Hoy hemos venido para integrarnos en este mundo y que vean que nuestra modalidad es atractiva tanto para el jugador como para el público.
José Daniel Sanjuán, presidente de la Federación de Pilota Valenciana, va de un lado a otro toda la mañana. Acaba de hacerse una foto de familia con José María Sarasol II, al que ayer arroparon compañeros y miembros de la federación porque se despide. Con la emoción a flor de piel, Sanjuán reconoce el auge de este deporte, con 3.000 jugadores federados y 20.000 que lo practican. Su meta y el del resto de profesionales de la pilota es debutar algún días en los Juegos Olímpicos. “Ojalá sean los próximos”, dice consciente de que no es una empresa fácil..
Ana Belén Giner, capitana de la selección femenina de pilota, subcampeona del mundo, no pierde la esperanza. Mientras firma autógrafos para los niños, esta joven de 29 años de Borbotó, monitora de pilota para más señas, explica que su amor a este deporte le viene de familia. Su abuelo jugaba y su padre y sus tíos también. Comenzó a jugar a los once años, cuando solo había jugadores masculinos. Juega a casi todo pero la galotxa es su debilidad, tal vez porque nació con ella. Las mujeres desembarcaron en este deporte, recuerda la capitana, entre 2005 y 2006 y cuentan con una selección desde 2010. En el último mundial han quedado segundas, tras las duras holandesas. “Nos han ganado dos veces, pero a la tercera ya no nos ganan”, promete Ana Belén.
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