Bernd Schuster: “Messi ya había visto que el Barça no tiene arreglo”
El exfutbolista recuerda su salida del club azulgrana y analiza la situación actual del argentino
Si existe un exfutbolista de élite, ahora entrenador, que puede interpretar con total conocimiento de causa la situación por la que atraviesa Leo Messi ese es Bernd Schuster (Ausburgo, Alemania, 60 años). Su vida deportiva fue un doctorado en situaciones parecidas a la que ahora vive el argentino. Se fue del Colonia al Barcelona con 19 años. Dejó por voluntad propia la selección alemana después de haber sido campeón de Europa con 20 años. Abandonó una final de la Copa de Europa [1986]. Tras ser sustituido se subió a un taxi y se fue al hotel, donde vio cómo su equipo perdía la final en los penaltis. Se fue del Barça al Real Madrid. Del Real Madrid al Atlético…
Pregunta. Su tarjeta de visita está repleta de situaciones límite…
Respuesta. Sí, sí, todo eso y más. Hice cosas mal, seguro. No siempre tomé las decisiones acertadas. A veces pienso que me faltó alguien a mi lado que me aconsejara y me dijera “Bernardo, eso no, eso sí”. Un representante, un consejero. No un matrimonio. Alguien que te coma el coco y no te deje montarte la película que tú tienes en la cabeza. De lo que más me arrepiento es de no haber vuelto a la selección alemana cuando el propio seleccionador Beckenbauer me lo propuso antes del Mundial de México 86. Me hice una película de malos, que si había pasado mucho tiempo, que si no iba a tener apoyos... Me equivoqué. La gran decepción de mi vida deportiva fue no jugar un Mundial. Y pude hacerlo en el 86 y en el 90, donde los de mi generación, los de 1959-60, Völler, Brehme, Littbarski, Matthäus… se tomaron la revancha de México y ganaron la final a la Argentina de Maradona. Yo tenía que haber estado allí.
P. ¿Qué opina del caso de Messi?
R. Es un paso más de los que hemos vivido ya en los clubes grandes. Muchas veces parece que las grandes estrellas se tienen que ir por la puerta de atrás. Ya ha pasado con muchos jugadores, no solo en el Barcelona. El caso de Messi es más curioso porque es un jugador de la casa. Más de lo que ha hecho él no se puede hacer. Crecer ahí, llegar a profesional, tener éxito, ser el mejor jugador del mundo durante muchos años, casi ganando todo. El gran problema siempre es cómo finaliza esto. Cómo se puede cambiar de aires y acabar la carrera en otro sitio.
P. ¿Usted le entiende, se pone en su papel?
R. Yo le entiendo totalmente. La idea de Messi no era esta, dejar el Barça, pero con el tiempo te das cuenta de que el fútbol es así, no perdona. El fútbol son resultados, seguir ganando y, a veces, el fútbol no es justo y entonces decides irte a otro sitio. Hace tiempo dije públicamente que Messi se merecía que el club le hiciera otro equipo competitivo para dos o tres años más. Él tiene todavía dos o tres años. Los jugadores vamos con la nariz, vamos con los ojos, y nos damos cuenta de todo. Vemos muchas cosas. Él ya vio desde el año pasado que esto no iba a cambiar, que no tenía arreglo. No iba a mejorar y por lo tanto tenía que llegar a esa decisión. El palo del Bayern fue el punto final.
P. ¿Cree entonces que sin el 2-8 no se hubiera llegado a esta situación?
R. Estos resultados te hacen es decir “basta, mi etapa ha terminado”. Los jugadores, a veces, tenemos más confianza de la normal y por haber ganado un título como la Liga del año pasado, te engañas un poco a ti y a todos. Pensamos que tenemos equipo para más todavía, pero no, no y no. Antes del confinamiento tenía claro que este Barça no podía ganar a nadie y menos un título como la Champions. No tenía equipo. Después del confinamiento nada mejoró. Messi lo dijo. Se veía que no cambiaba. Y en este caso yo no le echaría la culpa al entrenador. Es el equipo el que ha terminado un ciclo y hay que cambiarlo. El jugador siente cuando se acaba algo, cuando por dentro ya no es lo mismo que hace un par de años. Leo ha decidido no seguir y terminar su carrera en otro sitio. Y punto. Es el momento.
P. ¿Y las formas?
R. Es que siempre las formas, las maneras, son las más difíciles. Casi siempre te equivocas o no aciertas. Hagas lo que hagas sale mal aunque lo quieras hacer bien. Solucionar bien estas situaciones límite es complicado, casi imposible. No te ayuda nadie. Aquí hay una pelea de poderes. Por un lado el presidente con el club, por el otro el mejor jugador de la historia. ¿Quién cede ahí? Nadie quiere ceder. En el club, el presidente no quiere pasar a la historia por ser el que ha permitido que Messi se vaya. En el resto de su vida solo le iban a recordar por eso, por ningún título, solo por eso. Solo le queda reconocer que es el momento del cambio y decir que va a hacer un equipazo para dos o tres años, pero su problema es que le quedan meses de mandato. Por eso solo piensa en no ser quien ha echado a Messi, o se ha ido por él.
R. Sí, mi consejo sería negociar una salida digna. Si está convencido, es lo mejor. Él siempre ha dicho que debe mucho a este club y por su parte tendría que intentar llegar a un buen final. El caso Cristiano es una buena solución. Él fue inteligente, el Real Madrid también. También se veía que Cristiano se iba. También pensaba como Leo que se acababa su ciclo. No fue de hoy para mañana. Ahora la decisión de Messi ha sido más rápida por lo que ha pasado estos meses.
P. Aunque tuviera la carta de libertad, en su caso tampoco debió de ser fácil marcharse directamente al Real Madrid.
R. Pero no fue por venganza. Mi camino era ir a la Juventus y se cruzó el Real Madrid. No tenía ningún rencor hacia el Barcelona, al revés, estaba agradecidísimo por los ocho años allí. Quería irme al mejor sitio para mí y para mi familia. Tampoco fue venganza cuando luego fiché por el Atlético. Estaba en casa sin equipo y me llamaron. Fui sin pensar que venía del Madrid. Creo que Leo también está en ese plan. Él no quiere joder a todo el mundo. Quiere irse porque es el momento y esas decisiones hay que tomarlas. Estas situaciones no se pueden programar nunca.
P. ¿Usted quiere seguir entrenando?
R. Sí, por supuesto. Echo de menos el banquillo. El sitio de un entrenador está en el campo, entrenando, jugando partidos. Seguro que voy a volver, cuanto antes mejor. Estoy ilusionado. Del fútbol no se quiere ir nadie. A veces cuesta no encontrar nada, pero no me rindo. Si tengo que salir de España, salgo.
P. De donde no le llaman nunca es de su país, de Alemania.
R. Esa es la gran decepción de mi vida. No haber podido volver al país en el que nací y haber puesto en práctica todo lo que he aprendido en España como jugador y como entrenador. En los últimos 10-15 años hemos estado a punto, pero nunca se ha dado. Estoy convencido de que la combinación del fútbol español y alemán funciona muy bien. Mezclar los dos estilos, las dos mentalidades. Estoy convencido de que con esa mezcla triunfaría en Alemania. Es sorprendente para mí que nadie se haya acordado de mí.
P. Hablando del fútbol español y del fútbol alemán, ¿usted hubiera pensado hace unos años que sus compatriotas iban a venir a España a aprender el estilo de juego de la selección, sus métodos de entrenamiento, de organización, como hicieron después del 2008 y 2010?
R. Y aprendieron bien porque ganaron el siguiente Mundial, el de Brasil, jugando a la española. Que vinieran a ver, preguntar, copiar cosas, no lo vi raro. Los alemanes a veces hemos sido un poco burros y parecía que siempre teníamos que jugar de una forma. Fui el primer entrenador que se dio cuenta de esto, quizás porque estaba aquí, al otro lado de la frontera.
P. En la Champions el fútbol alemán, representado por el Bayern, ha vuelto a demostrar su poderío y de qué manera...
R. Alemania es un país en el que sobre todo nos gusta lo nuestro. Nuestras virtudes futbolísticas son las mejores. La fuerza. Correr 95 minutos, pero nada más. Con Joachim Löw eso cambió. A lo largo de la historia yo no estaba de acuerdo en que solo fuéramos un equipo fuerte, correoso y luchador. Si miramos a los setenta, a los ochenta, teníamos unos verdaderos jugones: Beckenbauer, Overath, Netzer… Eran jugadores inteligentes, organizadores y los teníamos ahí. No aprovechábamos su técnica y no éramos variados en el juego. No aprovechamos la mezcla. No se hacía, era impensable.
P. En el Alemania-España de este jueves, ¿usted con quién va?
R. Yo gano seguro. En Alemania dicen que soy ya español y aquí todavía soy el alemán.He vivido 36 años en España y 24 en Alemania. Casi podría jurar ya la bandera.
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