_
_
_
_
PISTA LIBRE
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las emociones de la burbuja fría

Esta Copa de Europa no se parece a ninguna otra y, sin embargo, se parece más que nunca al modelo que se impulsó hace 25 años, cuando la sentencia Bosman derribó las fronteras en el fútbol

Messi, durante el partido de la ida de octavos ante el Nápoles.
Messi, durante el partido de la ida de octavos ante el Nápoles.FILIPPO MONTEFORTE (AFP)
Santiago Segurola

Por extraño y desconcertante que resulte este tiempo, hay cosas que no cambian en el fútbol. Nada lo informa mejor que la Liga de Campeones y su panorámica fotografía del juego y del negocio. Esta semana regresa al sprint, en el inédito formato al que obliga la pandemia. Todo es novedoso, excepto la demorada solución de los partidos aplazados hace cinco meses, cuando el coronavirus llegaba a Europa como un vendaval. El resto corresponde al modelo que empuja al mundo a caminar con el temeroso paso de un bebé.

Este fin de semana se resolverán los octavos de final, con una vieja regla —los goles fuera de casa cuentan doble en caso de empate— y las recientes disposiciones de la nueva normalidad, que es todo menos normal. Ocho equipos se reunirán en Lisboa para proclamar al próximo campeón, sin público, por eliminatoria directa, sin posibilidad de especular con la redención en el partido de vuelta, en la esterilizada burbuja que prepara la UEFA y los dedos cruzados, porque ya no sabemos si hay brotes, rebrotes o segunda oleada.

El sistema se diseñó en el primer respiro de la pandemia y el fútbol —primer deporte que se aventuró al regreso— respondió con una eficacia que sólo quedó vulnerada en la última jornada de la Segunda División española, un dato que avisa sobre la dificultad de la empresa que se avecina en Lisboa. Este virus insidioso aprovecha cualquier rendija. En Estados Unidos acaba de comenzar la temporada de béisbol y se suceden los casos positivos, se aplazan partidos y se reformula el calendario día a día, hora a hora, con el abismo bajo los pies. En el Reino Unido se permitió el regreso del público al mítico torneo Crucible de snooker. La medida duró un día. La competición ha vuelto a disputarse sin público.

Esta edición de la Liga de Campeones informará de la mayoría de las novedades que se registrarán la próxima temporada, sobre todo de los asuntos relacionados con los formatos competitivos más adecuados para controlar riesgos y no exponerse a un descalabro económico y legal. En el laboratorio de Lisboa, los dirigentes de la UEFA y de los clubes, las televisiones y los patrocinadores, el negocio en general, observarán con lupa el desarrollo de esta Copa de Europa, que no se parece a ninguna otra y, sin embargo, se parece más que nunca al modelo que se impulsó hace 25 años, cuando la sentencia Bosman derribó las fronteras en el fútbol.

El tamaño importa más que nunca en el fútbol. Todos los equipos encuadrados en la competición pertenecen a las cinco grandes Ligas: inglesa, española, italiana, alemana y francesa. No hay una migaja para las demás. Lo más parecido a una idea poética es el Atalanta. El gran año de su historia ha coincidido con las devastadoras consecuencias del virus en su ciudad, Bérgamo, la más castigada de Europa. La presencia del Atalanta, un pequeño equipo que juega con el desparpajo y la ambición de los más grandes, parece corresponderse con las misteriosas narrativas que tantas veces se esconden en el fútbol.

Clasificados el Bayern y la Juve para los cuartos de final, al Real Madrid y al Barça les toca defender la posición de la vieja guardia frente al Manchester City y el Nápoles. Los pronósticos de marzo valen menos ahora. El Barça salió satisfecho con su empate en San Paolo; el Madrid, insatisfecho con su derrota en el Bernabéu. Parece que ha pasado un siglo de aquello. Nunca se ha disputado una Copa de Europa con tanta incertidumbre, pero una impresionante colección de jugadores —Messi, Cristiano, Hazard, Mbappé, Neymar, De Bruyne, Benzema, Lewandowski…— aseguran las agitadas emociones que el fútbol se ha reservado en la fría burbuja de agosto.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_