Quartararo vuela en el horno de Jerez
El francés logra su segunda victoria seguida tras una carrera con el asfalto a 60 grados y que solo terminaron 13 pilotos. El joven talento ya le saca 50 puntos en la clasificación del Mundial a Márquez
Sabía que le apuntaban todas las miradas. Pero no le tembló el pulso. No le pudo la presión. Fabio Quartararo, ganador de la primera carrera de MotoGP de esta extraña y corta temporada marcada por la crisis del coronavirus, volvió a ganar en Jerez este domingo, una semana después de estrenar su palmarés en la categoría reina. El triunfo, en un circuito que se conoce al dedillo, de curvas rápidas y fuertes frenadas —”muy de mi estilo”, diría él—, habla mucho y bien de la cantera española, esa que ha acogido en la última década a casi tantos pilotos españoles como de fuera de la península. Es el caso de Quartararo, dos veces campeón de España cuando tenía 14 y 15 años y ya había decenas de cazatalentos pendientes de su salto al Mundial.
Hoy apenas tiene 21 años, la misma cara de niño, la sonrisa fácil y sincera. Cuando se lleva el índice de la mano izquierda a los labios manda callar al personal con un tatuaje que pide silencio. Shhh… Pero lo que está consiguiendo encima de su Yamaha consigue el efecto contrario: que todos hablen de él. Del joven talento francés que quiere destronar al rey Marc Márquez, a quien ya saca 50 puntos en la clasificación. El campeón del mundo cometió un error en la primera carrera del año, de la que además salió lesionado; su ausencia en el segundo gran premio celebrado en Jerez tras ser operado de una fractura en el húmero e intentar, sin éxito, volver a competir con su Honda, lejos de intimidar al que está llamado a ser su sucesor, le animó a seguir sumando éxitos.
Otra pole position. Y otra victoria para Quartararo, el segundo piloto más joven en ganar dos carreras consecutivas, por detrás de Márquez. Y para el equipo Petronas en el que es solo su segundo año en el campeonato.
Otro triunfo en una carrera que se disputó en condiciones extremas. Insufrible el calor en el sur de España, donde los termómetros marcaban 37 grados y el asfalto alcanzaba los 60. “Me ardían los pies. La semana pasado había un poco más de viento; hoy los neumáticos han resistido peor. Ha sido una de las carreras más duras de mi vida”, decía el ganador. Si una semana antes hubo pilotos como Iker Lecuona que abandonaron en plena prueba por un golpe de calor, esta la terminaron solo 13 corredores de 21, entre abandonos y caídas.
La exhibición de la M1, dulce y maleable, y de Quartararo, primero desde la primera hasta la última vuelta, el ritmo constante, el pilotaje perfecto, cero errores ni concesiones, concluyó con un triunfo indiscutible. Con o sin Márquez en pista. Al penúltimo paso por meta eran más de siete segundos los que le separaban de Maverick Viñales. Si al final la distancia con el segundo fue de 4,4 segundos es porque el de Niza, que pese a estar en una estructura privada lleva una Yamaha con idénticas prestaciones a las de Viñales y Rossi, dejó volar su imaginación y relajó la muñeca en las últimas curvas.
A continuación, cruzó la meta Viñales, y tras este Valentino Rossi, que había peleado vuelta tras vuelta por un podio al que vuelve a subirse un año después —la última vez fue en Austin 2019— y que se vendió caro al inicio para acabar honrando después a los supervivientes de este durísimo fin de semana. Sobrevivieron los dos pilotos del equipo oficial de Yamaha, que pese a la demostración de fuerza que implica copar el podio con tres motos de la fábrica de los diapasones se marcha de Jerez con la mosca detrás de la oreja. Si Rossi, 41 años, 199 podios acumulados con el de este domingo, abandonó la carrera hace una semana, esta lo hizo Morbidelli cuando peleaba por las posiciones de podio con el 46.
Las quejas de Rossi
“Es fácil perder la confianza cuando los resultados no llegan. Y más si eres mayor. Me ha costado mucho convencer a Yamaha para que nos dejaran hacer los cambios que quería. Tienen que confiar en mí, soy piloto oficial de Yamaha y todavía puedo hacer buenas carreras”, declaró Rossi. El rendimiento de la M1 está siendo excepcional al inicio de este curso, más tras este fin de semana en que hasta el italiano confesó haber dado con la tecla para apurar la frenada como le gusta; pero existen demasiadas dudas sobre la fiabilidad de sus motores, que ya viajaron la semana pasada a la fábrica de Japón y seguramente volverán a hacerlo.
Claro que las condiciones extremas en que se corrió el primer gran premio de Andalucía pusieron a prueba a pilotos —Viñales confesó haber vivido un calvario, difícil respirar y competir con propiedad— y a máquinas, como la de Pecco Bagnaia, que vio también cómo su Ducati satélite le dejaba tirado a cinco vueltas para el final y después de una fantástica carrera: había adelantado a Rossi y rodaba segundo, inalcanzable la rueda de Quartararo, pero con ritmo suficiente como para soñar con su primer podio. No pudo ser.
Dos roturas de motor de dos fábricas distintas en tan pocos minutos dicen mucho del calor insoportable que lo complicó todo un poco más. Y dan más valor todavía a los 13 pilotos que alcanzaron la meta. Especialmente bravos fueron Rins, con una pequeña fractura en el hombro, y Crutchlow, operado de una fractura en el escafoides el martes.
Rins: “Me ha sorprendido mi capacidad de aguantar el dolor”
Alex Rins, que se perdió la primera carrera la semana pasada también en Jerez por lesión, sí logró ayer terminar el GP de Andalucía. Lo hizo en décima posición y a pesar de tener una fractura en un pequeño hueso del hombro, que no necesitó operación. “Ha sido una carrera súper dura. Cuando he salido de boxes he pensado que no la hacía. Vuelta a vuelta me dolía más. Me planteé entrar a boxes, pero pensé en toda la gente detrás apoyándome”, declaró tras la prueba. Lo peor, ha confesado estos días, ha sido el dolor y, también, que este le dejaba sin fuerza en el brazo. “Me ha sorprendido la capacidad que he tenido de aguantar”.
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