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Fernando Hierro: “¡Qué últimos 10 metros de Maradona!”

El excapitán del Real Madrid guarda como una obra de arte la camiseta con la que jugó el argentino con el Sevilla en su primer enfrentamiento

Maradona salta junto a Buyo en el Real Madrid-Sevilla (5-0) jugado el 23 de mayo de 1993 en el Bernabéu. / AS
Maradona salta junto a Buyo en el Real Madrid-Sevilla (5-0) jugado el 23 de mayo de 1993 en el Bernabéu. / AS

Fernando Ruiz Hierro (Vélez, Málaga; 52 años) descubrió a Diego Armando Maradona, el jugador que reconoce que más le ha deslumbrado, cuando tenía 14 años y vivía en su pueblo natal al amparo de sus padres y de sus dos hermanos mayores y futbolistas: Antonio y Manolo, nueve y seis años, respectivamente, mayores que él. Ambos jugaban en el CD Málaga como Hierro I y Hierro II.

“Se jugaba el Mundial 82, el de España, y Maradona ya era una estrella en el campo y en el márketing. Hacía toda la publicidad del momento: bebidas con aquel anuncio de la sonrisa con un niño, de hamburguesas, de ropa deportiva… Pelé, Maradona y Beckham, por ese orden, fueron precursores en este aspecto. En el primer partido que me llama especialmente la atención fue contra Italia, cuando Gentile hizo aquel marcaje por todo el campo. ¡Qué manera de saltar! En casa de futbolistas y además de defensas, era lógico que ya hubiéramos escuchado algo sobre él y sus hazañas en el fútbol argentino, pero entonces no se disponía de la tecnología de hoy”, recuerda el excapitán del Madrid y de la selección española.

Al tercero de la dinastía Ruiz Hierro ya le llamaba la atención la técnica individual del 10. “Su calidad era insuperable. Recibí como una gran noticia que se quedara en la Liga y jugara en el Barcelona. Así le podía ver todas las semanas. Si me han preguntado, siempre he dicho que era mi ídolo. Cuando eres niño no sabes de colores y me impactó su forma de moverse. Su conducción de balón, su regate, su definición. ¡Sus últimos 10 metros! Muchas veces como respuesta a una pausa anterior”.

Sin embargo, nunca tuvo en esos años de adolescencia en los que también intentaba hacerse un hueco en el fútbol una camiseta de su ídolo. “Yo tenía las camisetas del Málaga que le robaba a mis hermanos y me las ponía todos los días. La de Diego no la tuve hasta que me la regaló él en el primer partido que nos enfrentamos, cuando llegó al Sevilla [temporada 1992-93]”, revive. Considera Fernando que la explosión definitiva de Maradona llegó en el Mundial de México 86. “Fue su apoteosis. Ahí comencé a valorar su facilidad para definir. Todos hablamos de su segundo gol a Inglaterra, pero los dos que marcó a Bélgica fueron extraordinarios. El primero anticipándose a dos defensas y al portero y tocando el balón con suavidad, y el segundo cayéndose después de un eslalon”.

La exhibición en el Pizjuán

A partir de entonces, Fernando buscaba en la televisión los partidos donde jugaba el Pelusa. “Lo tenía todo. Los lanzamientos de faltas, los regatitos en corto, sus cambios de ritmo con el balón controlado… Hasta metía goles con la cabeza o dejaba balones para el compañero. Tenía un buen salto. Buena potencia de piernas. Verle calentar era un espectáculo. Eran juegos malabares. Con los cordones desabrochados. Un genio”.

Cuando Diego jugó en el Barcelona, dos temporadas, de 1982 a 84, Fernando todavía estaba en edad juvenil en el CD Málaga y cuando el Nápoles de Maradona se enfrentó al Real Madrid en la Copa de Europa 87-88, estaba a punto de debutar en Primera con el Valladolid. “Nos llevamos ocho años”, apunta. Por eso, por cuestión de edad, tuvo que esperar a que Maradona regresara al fútbol español y fichara por el Sevilla en la temporada 92-93 para enfrentarse directamente a él en un terreno de juego.

Maradona y Hierro, en un acto publicitario en 2016, en París.
Maradona y Hierro, en un acto publicitario en 2016, en París.JESUS ALVAREZ ORIHUELA (DIARIO AS )

“Fueron dos partidos. El primero en el Sánchez Pizjuán. También estaba Simeone. Nos ganaron 2-0 y creo recordar que Diego hizo un gran partido, sacó todo su repertorio y nosotros no estuvimos bien. Ese día cambiamos la camiseta. La tengo guardada como una obra de arte”. En ese partido, el Real Madrid se quedó con ocho jugadores por expulsiones de Rocha, Míchel y Prosinecki. Hierro jugó en el centro del campo y la prensa consideró que el argentino había jugado el mejor encuentro desde su vuelta a España. Benito Floro, muy discutido entonces, dirigía al Madrid, y Bilardo al Sevilla.

Ruggeri como intermediario

En la vuelta, en el Bernabéu, los blancos se tomaron la revancha. “Ganamos 5-0 y yo marqué el quinto gol tras un cabezazo de Zamorano al larguero. El chileno hizo tres tantos”, revive el español. Ese fue el quincuagésimo gol de Hierro en Primera División. Tras el encuentro, Diego confesó que el Real Madrid le había recordado al Milán de Sacchi “por su forma de acaparar el balón”.

Por medio de Ruggeri, compañero en el Real Madrid, Fernando tuvo ocasión de estar y hablar alguna vez con Maradona. “Alguna Navidad vino a Madrid y siempre nos iba a saludar. Un día que tuve ocasión le agradecí que hubiera dicho que yo era el mejor jugador de España, que tenía calidad, fuerza y hasta gol. Nunca se me olvidará. Es un reconocimiento mundial. En el trato humano las veces que le he saludado me ha parecido muy humilde”, dice Hierro.

La última vez que coincidieron fue en un acto publicitario antes de disputarse la Eurocopa de 2016 en París. Un partidillo amistoso con Pelé y Maradona como entrenadores. Hierro jugó con el equipo del brasileño. Y ese día los dos 10 firmaron las paces. Fernando estaba delante. Un honor.

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