_
_
_
_

El botiquín psicológico para el confinamiento de los guías de montaña

La organización de los ‘sherpas’ estadounidenses ofrece un manual, válido para toda la población, para no salir derrotados y angustiados de la cuarentena

Varios guías y sus clientes, en la arista de Cósmicos, bajo el Mont Blanc.
Varios guías y sus clientes, en la arista de Cósmicos, bajo el Mont Blanc.

Todo parece indicar que lo más difícil del confinamiento será salir de él para lidiar con un mundo alterado y sometido a una terrible crisis económica. Recluidos en sus hogares, los guías de montaña ven cómo sus clientes cancelan la inmensa mayoría de las salidas programadas en verano, la temporada fuerte que permite alcanzar un equilibrio en sus ingresos. En todo el planeta, los guías (igual que infinidad de trabajadores) tienen tiempo para angustiarse ante un horizonte más que complicado. Con vistas a ser de la mayor utilidad posible, la Asociación Norteamericana de Guías de Montaña (AMGA, en sus siglas en inglés) ha publicado en su web unos consejos, extensibles a toda la población, para no salir derrotados del confinamiento. Lo han bautizado “botiquín”, un kit de primeros auxilios psicológicos, un pequeño guiño al botiquín que los guías llevan cuando salen a trabajar con sus clientes. De hecho, la AMGA ha hecho suyas las propuestas de Laura McGladrey, enfermera especializada en psiquiatría, salud mental y estrés traumático derivado de actividades en la naturaleza y en las zonas más remotas del planeta, con el objetivo de facilitar herramientas psicológicas a los guías de montaña. “Durante la pandemia, todo el mundo va a sufrir cierto tipo de estrés, pero es posible evitar que ese daño crezca si seguimos unas reglas que protejan nuestra salud mental”, explica McGladrey en la web de la AMGA.

Los pilares de la construcción de este botiquín psicológico recaen sobre cinco fundamentos: seguridad, tranquilidad, eficacia, conexión y esperanza.

Seguridad: protégete de la desinformación y de las noticias falsas. Se trata, según MacGladrey, de planificar cómo interactuamos con los medios de comunicación y el mundo que nos rodea para sentirnos a salvo. “Escoge medios de confianza y crea un núcleo de amigos o familiares con criterio donde informarte y compartir opiniones. Consulta las noticias una vez al día y no estés pendiente del teléfono a todas horas”.

Tranquilidad: mantén cierta actividad, duerme, respira, desenchúfate. "Para relajar nuestro cuerpo, es fundamental planear actividades: pueden ser de tipo físico (gimnasia, caminar, estiramientos, pedalear…), pero también puede ser una buena ducha, una llamada, ver un programa divertido… Dormir bien es fundamental porque refuerza nuestro sistema inmunológico y procesa nuestro nivel de estrés. También mejora la producción de neurotransmisores que mantienen la salud de nuestro cerebro. No veas las noticias antes de acostarte. Durante el confinamiento seguimos respirando, pero no es malo dedicar al menos dos minutos diarios a inspirar despacio y espirar prolongadamente: con esto mejora nuestra relajación. Por último, evita que el teléfono te controle: elimina sonidos y alertas y decide cada cuánto mirarás las notificaciones”.

Eficacia: es empoderamiento, compromiso y una manera de decirte que no estás indefenso. Se trata de elaborar planes, bien para sí mismo, bien para el uso común (familiares, amigos…): al alcanzarlos, confirmamos nuestra habilidad, lo que refuerza nuestra autoestima. Según MacGladrey, “las posibilidades son infinitas: hacer la compra al vecino, donar alimentos, enviar cartas a amigos en el hospital, planificar el menú de la semana, anticiparse a su nueva situación laboral para buscar alternativas… Todo esto ayuda a frenar el miedo”.

Conexión: nos necesitamos los unos a los otros. El confinamiento y la distancia social crean enormes barreras para la conexión, lo que nos obliga a pensar en nuevas formas de conectar con el prójimo, porque lo necesitamos. Para lograrlo, debemos planificar formas de conectar: reuniones con los compañeros de trabajo, videollamadas con los amigos, escribir o llamar a aquellas amistades que se diluyeron, hablar con aquellos que entienden tu situación, renovar lazos con familiares que un día fueron importantes en nuestras vidas… No esperar a que conecten contigo, sino dar el primer paso”.

Esperanza: ¿cómo planificamos la esperanza? En estos momentos de incertidumbre, puede que sea la mejor oportunidad de aprender a cultivar la esperanza. Solo el hecho de tratar de crear una estructura o manera de alcanzar la esperanza es una forma de crear esperanza. Es preciso ser creativos para que nuestro cerebro asuma que hay vida tras el confinamiento. Aquí, la literatura o las películas pueden ayudar: otros han salido antes de situaciones desesperadas, y es fácil dar con historias que nos reconforten. Comparte estas historias de esperanza. Escribe cada noche las cosas que van bien en tu vida y céntrate en ellas”.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_