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Arda Turan, del todo a la nada

El atacante turco está sin equipo, sin contrato y sin paga tras rescindir unilateralmente su cesión del Barça al Basaksehir

Arda, con el Basaksehir en septiembre.
Arda, con el Basaksehir en septiembre.Agencia Getty

Hay ahora mismo un jugador que vaga por el mundo sin equipo, sin paga y sin futuro, después de ser una figura de LaLiga: Arda Turan. Ilustre jugador del Atlético, tampoco ha encontrado refugio en su querida Turquía después de su desencuentro con el Barça. Arda se ha quedado en fuera de juego a los 32 años, víctima de su carácter díscolo cuando se ha parado el fútbol y no hay mercado. Tiene contrato con el Barcelona hasta este 30 de junio y estaba cedido al Basaksehir, de Estambul, pero el pasado enero solicitó al club turco la rescisión unilateral del acuerdo de préstamo sin que por ello volviera al Barça. Al rescindir unilateralmente con el Basaksehir —club que potencia el presidente turco, Recep Erdogan—, el Barça ya no le paga, según ha podido saber EL PAÍS.

Arda empezó de forma torcida en el club azulgrana, fichado en 2015 por cinco años y 34 millones fijos más siete en variables por un gobierno interino —una gestora— hasta la resolución de unas elecciones que ganó Josep Maria Bartomeu. Pero no convenció a su valedor Luis Enrique ni a la afición. Tampoco a un vestuario que valoraba su buen humor y su fútbol pero no su predisposición, pues ya había advertido cuando dejó el Atlético de Simeone que se había cansado de correr.

Prefería ir acompañado de familiares y amigos, nube de personas que impedían que la gente se le acercara, y le gustaba salir de noche o acudir al casino. Apenas dio pie con bola en el primer curso y, pero dio fe de vida en la segunda temporada: 13 goles y siete asistencias en 30 participaciones. Unos números insuficientes, en cualquier caso, a ojos del área deportiva, de modo que el atacante se marchó cedido por dos temporadas y media al Basaksehir de Turquía. Un contrato firmado por las tres partes —los dos clubes y jugador— que permitía al Barça traspasarlo en las ventanas de mercado en caso de oferta y que exigía el pago íntegro de su salario a la entidad otomana.

Ocurrió que la caída de Arda ya era imparable. Recibido en Estambul como una gran estrella, el hijo pródigo del fútbol turco firmaba por un club potenciado por el presidente Erdogan para disputar la supremacía a su adorado Galatasaray —donde se formó y se catapultó hacia el Atlético—, Fenerbahçe y Besiktas. “Viene para hacer historia”, predijo el presidente del club, Göksel Gümüsdag, que posteriormente fue su padrino de bodas. Pero fue una historia para olvidar.

“Mi país es muy bonito, pero si tienes una vida muy pública, eso te puede causar un gran problema”, resolvió cuando todavía jugaba en el Atlético. El contratiempo es que la suya es pública y desordenada, pues añadió varios episodios oscuros a su currículo, que ya contaba una agresión a un periodista o un accidente con un Aston Martin. Así, empujó a un colegiado —le cayeron 16 partidos de sanción— y, con su mujer embarazada, se metió en una pelea con un cantante famoso (Berkay Sahin) hasta partirle la nariz. Después, ya todos en el hospital, hubo un nuevo forcejeo y a Arda… ¡se le disparó una pistola!

Aquel episodio acabó con el futbolista. Tras solo dos goles y cuatro asistencias en dos temporadas, se despidió y se quedó sin equipo y sin cobrar. Al romper de forma unilateral su vinculación y no buscar una solución con el club azulgrana ni con el turco, se saltó lo firmado. Arda pertenece al Barça pero está sin contrato y por lo tanto sin sueldo. “Nadie nos notificó que el futbolista dejaba de jugar en el Basaksehir”, esgrimen desde el Camp Nou; “lo único fue un día que Arda, pasado el tiempo, nos preguntó qué debía hacer, si venía a entrenarse o qué”. Desde el club le negaron la posibilidad porque no puede hacerlo sin contrato y porque tampoco van a reactivarlo con una ficha de casi 6,5 millones anuales.

La Liga ganada con el Atlético en el Camp Nou

Arda Turan pasa ahora los días con su familia en casa a la espera de que se acabe su doble confinamiento. El del coronavirus y el del fútbol mientras en el Barça todavía recuerdan que, siendo jugador rojiblanco, le tiró una bota a un linier y después, ya de azulgrana, hizo una falta innecesaria a Marcelo que provocó el empate de Sergio Ramos, de cabeza, en el Camp Nou en un clásico (1-1). Sus errores pesan más que sus aciertos. Turan, mientras, deja frases para el recuerdo en diferentes videoconferencias en medios turcos, como que uno de sus mejores momentos en el fútbol fue ganar LaLiga en el Camp Nou con el Atlético, en 2014.

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