El vacío de Luis Enrique
El seleccionador, tras el revuelo que generó su vuelta a La Roja por la ruptura con Robert Moreno, estará dos años sin sentarse en un banquillo si España no juega hasta 2021
Lo normal es que este sábado Luis Enrique hubiera ocupado un lugar en el palco del estadio sevillano de La Cartuja para presenciar la final de la Copa entre el Athletic de Bilbao y la Real Sociedad. El seleccionador español hubiera sacado conclusiones sobre algunos de jugadores habituales en sus convocatorias, como Mikel Oyarzabal e Íñigo Martínez. O habría testado si terminaba de convencerle la respuesta competitiva del aspirante Iñaki Williams bajo la presión del que se presentaba como el partido más trascendental, hasta ahora, del veloz atacante del Athletic. A estas alturas de la temporada, el seleccionador español estaría afinando la lista de 23 convocados para la Eurocopa de 2020, aplazada ya por la UEFA hasta el 11 de junio de 2021.
Sin la aparición de la covid-19, el técnico asturiano también habría tenido ocasión de haber elaborado en marzo su primera lista para los amistosos ante Alemania y Holanda tras el revuelo y el cisma que generó su regreso a La Roja, el pasado 19 de noviembre. Un caso marcado por las malas formas con las que fue despedido Robert Moreno y las airadas declaraciones de Luis Enrique que delataron la ruptura con quien fue su segundo.
La pandemia ha paralizado la actividad de un entrenador que regresó, entre otros motivos, para mostrarle a sus más cercanos que la vida debía continuar pese al fallecimiento de su hija de nueve años el pasado mes de agosto. Para él mismo, la vuelta a la selección era una vía para sobrellevar mejor el duelo.
Como el resto del mundo del fútbol, Luis Enrique aún desconoce cuándo podrá volver a ejercer su profesión. En la federación explican que el seleccionador trata de recuperarse estos días de las secuelas que le ha dejado el herpes de zóster que ya le impidió el pasado 3 de marzo acudir al sorteo de la próxima Liga de las Naciones. “El míster está animado, él es muy optimista. Ahora está rehabilitándose poco a poco del herpes, que físicamente te deja muy mermado”, relata un empleado federativo. Todo el trabajo de planificación de la Eurocopa ha quedado aparcado. Los análisis de los jugadores y de los rivales —Polonia, Suecia más el tercero que pudiera salir de la repesca (las dos Irlandas, Eslovaquia o Bosnia)— han perdido valor a un año de la competición. Luis Enrique mantiene contactos telemáticos con su cuerpo técnico y con José Francisco Molina, director deportivo de la federación.
Liga de las Naciones
Aplazado el Europeo, la próxima cita de selecciones está fijada para el 3 de septiembre, fecha en la que España debía iniciar su andadura en la citada Liga de las Naciones en Alemania. Este encuentro, como el del 6 de septiembre ante Ucrania, y el resto de citas, en octubre (Suiza y Ucrania) y en noviembre (Suiza y Alemania), están en el aire. “Esto es lo que está preparando ahora. De momento, estos partidos no se han suspendido. Está viendo vídeos de los rivales y de jugadores. Si antes veía a un jugador en uno o dos partidos ahora los estará viendo en 10. Está claro que sin poder jugar esa labor sirve de muy poco, pero es lo que hay”, asegura un miembro del staff deportivo. En la federación asumen que la UEFA ha dado prioridad para que las ligas nacionales puedan concluir la actual temporada y que esto puede retrasar la reaparición del fútbol de selecciones hasta marzo de 2021. Si esto sucediera, Luis Enrique estará cerca de dos años sin sentarse en el banquillo de la selección. El último partido que dirigió fue el 23 de marzo de 2019 en Mestalla, ante Noruega (2-1). Dos días después, abandonó la concentración en Malta por la enfermedad de su hija.
Desde su vuelta a la selección, Luis Enrique apenas se ha prodigado en comparecencias públicas. Estuvo en la Supercopa de Arabia Saudí, donde se le pudo ver trabajando con su cuerpo técnico en una de las salas del hotel y ordenando que los vídeos compactados de las acciones de los jugadores fueran contra rivales de peso. “Con todos los respetos, no es lo mismo irse del lateral del Barça, del Madrid, del Atlético, del Sevilla o del Valencia”, les espetaba a sus ayudantes. El último partido que se sabe que pudo seguir en directo fue el Real Madrid-Manchester City, celebrado el 26 de febrero.
Al poco de la aparición del coronavirus, concedió una entrevista telemática con aficionados en los medios de la federación. Este viernes, apareció en una charla de Instagram de un grupo ciclista de Castellón en el que contó cómo se encontraba y dejó un mensaje: “No me puedo quejar: estoy con mi mujer y mis hijos. Tengo espacio, puedo moverme... Hay que pensar en positivo y superar esto. El ser humano tiene la cualidad de la adaptación”.
"Despejo dudas en bicicleta"
El confinamiento impide a Luis Enrique practicar el ciclismo. En la charla que mantuvo en Instagram organizada por el club La Bicicleta de Castellón explicó su pasión por este deporte: “A medida que fui avanzando la carrera de futbolista, a mis compañeros les decía que iba a hacer triatlones. Al Pitu Abelardo se lo decía. Yo acabé muy bien físicamente cuando colgué las botas, otros compañeros acaban reventados”. La bicicleta, según confiesa, le proporciona a Luis Enrique contacto con la naturaleza, y le insufla vitalidad. Le apasionan las bicicletas de Gravel, con un cuadro similar al de las de carretera, pero que permiten montar cubiertas de anchos casi similares a las que se usan en las de mountain bike para rodar por pistas de tierra. “Salgo en bici, evidentemente, nada comparado con un profesional, pero ahí me siento joven y eso es maravilloso. Pienso que soy una bestia aunque no lo sea. Ves paisajes, es un medio de transporte...”, explicó. En esas rutas, el seleccionador también dice encontrar soluciones para su trabajo de entrenador: “Muchas de las dudas que durante los entrenos te comen la cabeza las despejo en bici cuando voy solo. Me debo meter tan en mí que me pierdo”.
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