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“Añoro la época en la que ganábamos medallas”

La portera Silvia Navarro, vieja guardia de la selección de balonmano, lidera a los 40 años a las Guerreras en el Mundial, última vía para ir a los Juegos

Lorenzo Calonge
Silvia Navarro, en las instalaciones del CSD antes del Mundial.
Silvia Navarro, en las instalaciones del CSD antes del Mundial. víctor sainz

En balonmano, Silvia Navarro solo quiso ser portera. En fútbol, solo quería ser delantera. Antes de instalarse bajo palos en las pistas, a mediados de los ochenta, esta valenciana pensó en dedicarse a meter goles en un campo de fútbol. “Al principio, tampoco lo tenía muy claro entre las dos cosas”, reconoce. “Soy una friki de los deportes, y muy futbolera. En la adolescencia, cuando me iba a veranear a Cullera, no tocaba el balonmano para nada y jugaba al fútbol con mis amigos, pero nunca de portera, ni de broma. Ahí se tira muy fuerte”, comenta entre risas. Todavía hoy, con 40 años, la “pelotita”, como la llamaba su madre de pequeña, se le va fácil a la pierna izquierda y en los entrenamientos es habitual verla dando toques con otras compañeras.

Calendario de la primera fase

-Rumania, 16 - España, 31

-España-Hungría. Domingo 31. 10.00.

-España-Senegal. Martes 3. 7.00.

-Kazajistán-España. Miércoles 4. 7.00.

-Montenegro-España. Viernes 6. 7.00.

Pasan las tres primeras de grupo y arrastran las victorias logradas contra los equipos que también superan ronda. En la segunda fase (del 8 al 12 de diciembre) jugarían contra las clasificadas del Grupo D (Japón, Suecia, China, Argentina, Rusia y Congo). Pasan dos a semifinales.

*Todos los partidos, por Teledeporte.

Así hará también en el Mundial de Japón que ha empezado este sábado. España debutó arrollando a Rumania (16-31) en un esperanzador reinicio para un equipo con marca propia, las Guerreras, que busca la luz perdida. No lo tendrá fácil pese a este arranque. Por su pasado reciente (no ha pasado del undécimo lugar en los tres últimos campeonatos) y porque cuatro días antes de volar perdió por lesión a una de sus almas, Carmen Martín. Pero necesitará resurgir más que nunca, ya que este torneo es la última oportunidad de aspirar a la clasificación para los Juegos (la campeona va directa y del segundo al séptimo, al preolímpico).

Desde la plata europea de 2014, la selección siempre ha visto el podio de lejos. “Siento un poco de añoranza de la época de triunfos, cuando ganábamos medallas, aquellos fueron momentos muy buenos”, se sincera Navarro, 198 veces internacional, superviviente de la exitosa vieja guardia. La traumática eliminación en cuartos de Río 2016 contra Francia distanció definitivamente a España de los puestos de honor. Tras llorar en la cancha, su compañera de habitación en la Villa Olímpica, Eli Chávez, le propuso ver repetido el partido esa misma noche, pero ella tardó un año y medio en hacerlo. El dolor la paralizaba.

"La lucha de las futbolistas no me da envidia, me gusta que las mujeres nos juntemos por algo común"

Antes de ese trauma, esta portera menuda de 1,67m que desafió la norma no escrita de guardametas gigantes, fue protagonista destacada en tres de los cuatro únicos metales (una plata europea en 2014, un bronce mundial en 2011 y un bronce olímpico en 2012) que se ha colgado España en su historia (además, otra plata europea en 2008). Ahora, lejos de los días de vino y rosas, lidera junto a Nerea Pena y Shandy Barbosa una mezcla de veteranía y juventud entrenada por Carlos Viver y mutilada a última hora por la caída de Carmen Martín. “Vivimos un momento de transición, pero también pasamos por ese proceso antes. Hay que dar tiempo a este equipo. Llegar al podio es difícil, pero no imposible. La esperanza es lo último que se pierde”, dice agarrándose al tópico como el último recurso para creer. El camino en esta cita es empinado desde el principio, con tres equipos europeos (Rumania, Hungría y Montenegro) en un grupo en el que pasan tres a la segunda fase (también de grupos).

Durante el curso, el caso de esta portera es peculiar porque, a diferencia de gran parte de la élite del balonmano femenino español, no juega en un club extranjero. Lo hace en el Rocasa Gran Canaria. La crisis económica hundió la Liga, igual que le ocurrió a la masculina, y muchas de sus compañeras de selección decidieron emigrar para mantener el estatus. En esta convocatoria, por ejemplo, la mitad compite fuera. “A mí la lucha de las futbolistas por un convenio colectivo me gusta, no me da envidia. Me gusta que las mujeres nos juntemos por algo común”, afirma.

La ventaja de la crisis

"Yo en su día me marché un año a Rumania forzada por la situación y no me arrepiento. Me sirvió mucho como vivencia personal y deportiva, pero tenía ganas de volver, era fundamental para mí", explica. La han tentado con contratos jugosos, aunque ella se mantiene firme y, ya en la cuarentena, no parece fácil que vuelva a irse. "Poco a poco, los clubes se van recuperando", asegura, aunque la selección sigue siendo la bandera, incluso en épocas alicaídas como esta. "Para mi sorpresa, la gente nos conoce, nos pregunta de balonmano", apunta. "La ventaja de la crisis es que dio la oportunidad a las jóvenes de competir a alto nivel. Eso antes era impensable".

"Para mi sorpresa, la gente nos conoce, nos pregunta de balonmano"

Debajo de la portería, la valenciana también es especial. Su altura y corpulencia no responden al estereotipo clásico en su puesto. “Mi primera entrenadora ya me dijo que no iba a crecer mucho y encargó potenciarme las piernas. Me mandaba 300.000 ejercicios de pesas y yo me enfadaba, pero, sin ella, no hubiese llegado hasta aquí. Ningún técnico dudó de mí, solo intentaron poner solución a un problema de tallaje. Ahora da igual medir 1,67 o 1,80”, señala esta portera risueña fuera del 40x20, pero muy seria dentro. “No me gusta gritar ni echar broncas a las compañeras”, confiesa.

De piernas va sobrada. Y de oficio, también. Su edad casi dobla la media de toda la División de Honor (23,7). “Me preguntan un montón por mi retirada, pero voy año a año. Tampoco puedo estirar mucho la carrera”, asume. “A mí no me cansa el balonmano ni entrenar. Lo peor es el tiempo que me resta de estar con la familia”. Silvia Navarro pertenece al escaso grupo de deportistas de alto nivel y madres, una tarea "difícil compaginar”. Su caso no es único entre las Guerreras. Shandy Barbosa no estuvo en el pasado Europeo por estar embarazada. Ellas dos, Nerea Pena y Lara González, sobre todo, deben guiar a una selección que acude a Japón sin red si quiere volver a Tokio el próximo verano.

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