El recuerdo de Iniesta
El centrocampista se marchó por la presión que supone jugar en el Barcelona. Entendía que solo podía continuar si era capaz de ofrecer su mejor versión
Los centrocampistas han sido claves en los éxitos del Barça y también de la selección española, campeona del mundo después de un gol de Iniesta, un futbolista que triunfó finalmente cuando pudo jugar de interior izquierdo y dejó de ser considerado incompatible con Xavi. Ambos formaron parte de un equipo histórico del FC Barcelona.
Ha habido siempre medios de sobras en la Masia y el Barça ha sabido encontrar diferentes salidas a su juego a partir de sus volantes: El mismo Xavi, por ejemplo, fue la fuente de alimentación desde la demarcación del 8 y no del 4, diseñada para Guardiola. Incluso un futbolista como Rakitic, que no tiene nada que ver con Xavi, fue capaz de desplegarse desde el costado derecho para ayudar el lateral y tapar la zona que dejaba vacía Messi cuando se acercaba a Luis Suárez. La suplencia del croata ha acentuado la sensación de orfandad que hay en la demarcación de interior después de la salida de Iniesta. La línea de centrocampistas fue la menos importante en la victoria en Leganés. El 4-2-3-1, y especialmente el doble pivote, no parece de momento una buena solución para la crisis de fútbol del Barça.
A veces podía parecer que Iniesta no estaba, pero siempre aparecía en el momento oportuno para encender la luz.
El equipo tiene un amplio surtido de jugadores de medio campo: Arthur, De Jong, Busquets, Sergi Roberto, Arturo Vidal, Rakitic, Aleñá. El problema es que no se sabe los que son titulares y tampoco está muy claro si todos son compatibles después de los muchos cambios que ha hecho Valverde.
Armar un equipo es un trabajo que pide tiempo, cosa complicada en clubes exigentes como el Barça, y más todavía cuando no se tienen jugadores capaces de protagonizar momentos que ayuden a masticar partidos complicados como el de Butarque. Y, en este contexto, el Barça echa de menos sobre todo a un futbolista que iluminaba el Camp Nou como era Iniesta. Algunos más y otros menos, pero todos se acuerdan del manchego cuando constatan que nadie es capaz de llenar su hueco después de la fallida incorporación de Coutinho.
A veces podía parecer que Iniesta no estaba y a menudo no se sabía muy bien si era extremo o interior, por más capaz que fuera de jugar incluso de medio centro, como demostró en los tiempos de Rijkaard. Pero siempre aparecía en el momento oportuno para dar color al partido y si era necesario marcar el gol decisivo; alcanza con recordar Stamford Bridge. Cuando la pelota quemaba, Iniesta la pedía y mostraba el camino, único en el dominio de la relación espacio-tiempo.
El barcelonismo había estado siempre tan pendiente de Puyol, de Xavi y ahora de Messi, que nadie pensaba que extrañaría tanto a Iniesta.
Iniesta tenía mucha más influencia y categoría como jugador de la que se le suponía si tenemos en cuenta que no ganó el Balón de Oro. La partida del capitán azulgrana a Japón no solo afectó a la mecánica de juego del equipo, entregado definitivamente al tridente en perjuicio de los centrocampistas, sino que ha aumentado la oscuridad y el aburrimiento en el campo y ha favorecido el desgobierno en el vestuario del Camp Nou. Iniesta ha hecho que el aficionado se dé cuenta de la importancia y de la dificultad que supone ser centrocampista de la selección y del Barça.
La condición de jugador exquisito, de detalles, incluso minimalista, aparentemente más influyente en las cosas pequeñas que en las grandes, más coyuntural que Xavi –el futbolista que marcaba el estilo— jugó en contra de su grandeza como futbolista internacional muy valorado en el mundo. El barcelonismo había estado siempre tan pendiente de Puyol, de Xavi i ahora de Messi, que seguramente nadie no pensaba que añoraría tanto a un centrocampista excepcional como Iniesta.
Muy exigente, no debería olvidarse que se fue por la presión que supone jugar en el Barça. No quería vivir de rentas ni jugar por jugar, tampoco decepcionar a nadie; entendía que solo puedes continuar siendo futbolista azulgrana si eres capaz de dar lo mejor de ti mismo. Ejemplar.
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