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Aíto García Reneses: “Para disfrutar no hace falta ser campeón”

El entrenador, de 72 años, fichó en el verano de 2017 por el Alba Berlín, que este viernes (21.00, Dazn) visita al Barça en la Euroliga

Aíto García Renenses, en un partido del Alba
Aíto García Renenses, en un partido del Albaefe

A punto de cumplir 73 años, el maestro Alejandro García Reneses (Madrid, 1946) no se separa de la tablet. De carácter calmado y cultura inquieta, Aíto siempre supo adaptarse a los tiempos. Tras Badalona, Barcelona, Málaga, Sevilla y Gran Canaria y una histórica plata con la selección en los Juegos Olímpicos de Pekín, en el verano de 2017 fichó por el Alba Berlín, que este viernes (21.00, Dazn) visita al Barça en la Euroliga. Aíto atendió a EL PAÍS hace unas semanas en el torneo de Zadar, preparatorio para una máxima competición continental que se resiste en su laureado historial. El técnico que moldeó a Pau Gasol, Navarro, Ricky y Porzingis suma ya casi cinco décadas haciendo pensar al jugador y apostando por el talento sin chequear pasaportes.

Pregunta. ¿El respeto llega con la edad?

Respuesta. La gente critica lo que no entiende. Antes jugaban los mismos cinco y cuando empecé a introducir cambios, la gente no se acostumbraba. O cuando dejé de aplicar defensas pasivas que esperaban el fallo del rival. Si al cabo de 10 años cualquiera de un nivel alto hace algo que no se entendió en su momento, lo lógico es reconocer que aquello funcionaba.

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P. Se marchó a Alemania a un baloncesto tácticamente en crecimiento. ¿Cuando el jugador empieza a pensar ya no hay marcha atrás?

R. ¡Afortunadamente! Alguien que no piensa en su vida es difícil que piense en la cancha. Si piensas, piensas siempre. Lo que llamábamos el entrenamiento invisible. Cuando Oscar Robertson le pedía la sal a su madre, no se giraba hacia ella. Con la visión periférica cogía la sal para mejorar su lectura en la cancha.

P. Puso a Edy Tavares a hacer sudokus y a Xavi Fernández a jugar al ajedrez. Propone continuamente retos numéricos y geográficos a sus jugadores… Se habrá llevado alguna respuesta sorprendente...

R. Normalmente no, la gente suele saber poco[SE RÍE]. Lo de Xavi Fernández con el ajedrez era enfermizo. Viaje tras viaje, no soltaba el tablero.

P. La suya fue siempre una mente inquieta ¿Cómo se le ocurrió importar marcadores de posesión en los años sesenta?

R. Me gusta profundizar en muchas cosas. Estudiaba Telecomunicaciones y una de las prácticas era hacer un reloj digital. Cuando los marcadores electrónicos empezaron a ser obligatorios, los clubes entendieron que podían hacer un esfuerzo por comprarlos, pero los de posesión suponían un gasto excesivo. Presenté un proyecto más moderno y barato al importador y vendimos más de una treintena en España.

P. Rony Seikaly, damnificado por la irrupción de Pau Gasol, le calificó como el peor entrenador que había visto en su vida.

R. Vino a Europa pensando que estaba muy por encima del nivel y no aceptó la situación que encontró, sobre todo cuando llevaba un año sin jugar.

P. ¿Cómo fue la primera vez que vio a Pau?

R. Era muy alto y muy delgadito. Debido a la visión de sus entrenadores de infantiles, como no era muy fuerte no le hacían jugar dentro. Eso mismo hicimos en el primer equipo. Tenía condiciones físicas y fundamentos, pero el denominador común de jugadores como Pau, Porzingis y Ricky Rubio es su cabeza. Ricky se ha convertido en un jugador más completo por su consistencia en el tiro gracias a un esfuerzo más mental que técnico.

P. Le persigue la fama de ser un entrenador más de jóvenes que de veteranos.

R. Eso no es así, pero es lógico que la gente lo pueda pensar porque muchos que han llegado arriba empezaron conmigo. La primera vez que Albert Oliver jugó al poste bajo fue en Gran Canaria con 35 años.

P. ¿Falta valentía para dar oportunidades o estabilidad en los banquillos para tomar decisiones arriesgadas?

R. En mi caso el riesgo no existe. Yo no hago jugar a alguien porque es joven sino porque merece jugar.

P. ¿A los entrenadores les miden por los títulos logrados?

R. Algunos entrenadores no ejercen si no disponen de los mejores jugadores. Otros somos capaces de ir a Sevilla, ganar uno de los 10 primeros partidos y al segundo año estar a punto de meternos en semifinales de la ACB con el mismo equipo. Para disfrutar no hace falta ser campeón. En mi historial no existe la Copa de Europa... Bueno, pues muy bien…

P. ¿Eso le duele?

R. No mucho. Creo que lo importante es jugar al límite de tus posibilidades y que los jugadores crezcan. Me seduce eso, no el hecho de decir: “Tráeme a los mejores y seremos campeones”.

P. Será difícil esta Euroliga...

R. Mucho, pero tampoco nos preocupa en exceso. Si el Real Madrid, el Barcelona o el Fenerbahçe nos ganan pero lo hacemos lo mejor que podemos, estaremos satisfechos. Cierto efecto bola de nieve podría afectarnos, pero tenemos que tratar de aislarnos y seguir en la línea que queremos independientemente de que ganemos un partido o ninguno.

P. Su director deportivo, el canario Himar Ojeda, reconoció que la directiva del Alba dudó sobre la motivación que podía tener para entrenar fuera de su país por primera vez a los 70 años.

R. Me gusta entrenar y este proyecto. Hacemos lo que podemos desde el punto de vista económico, sin tirar la casa por la ventana para estar arruinados dentro de dos meses. Un proyecto de cantera, sólido, aunque hayamos corrido demasiado en cuanto a resultados.

P. ¿Se ve mucho tiempo entrenando en Berlín?

R. Bueno, de momento creo que este año aguantaré.

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