La locomotora que quiere ser el Atlético de Moscú

Año 1990. En un céntrico hotel de Moscú un veinteañero rompedor y aventurero estadounidense que responde al nombre Dale Mudholland aguarda impaciente y angustiado una llamada que puede convertirle en el primer futbolista occidental en jugar en un club de la Unión Soviética. Durante la espera, atraídos por su figura, directivos de algunos de los clubes más importantes le invitan fichar por el Spartak de Moscú, el Zenit de Leningrado, ahora de San Petersburgo, o el Dinamo de Kiev. Pero Mudholland ha elegido: el Lokomotiv de Moscú, el rival al que este martes se enfrenta el Atlético de Madrid (21.00, Movistar Liga de Campeones). El alto funcionariado de Moscú también se deja ver por el hotel atraído por la curiosidad y la intriga que les despierta ese chico americano de peinado voluminoso a lo Patrick Swayze.

El aperturismo al que ha abocado Mijhail Gorbachov al país, vehiculado a través de la Glasnost y la Perestroika, está a punto de culminar el sueño de Mudholland, impulsado por él mismo tras inspirarse en Arnold Hammer, magnate estadounidense de la finanzas y pionero en establecer relaciones comerciales con Moscú. Tras una larga espera burocrática de más de un año, las autoridades deportivas soviéticas y estadounidenses llegan a un acuerdo de intercambio. Un futbolista norteamericano en la metrópoli del telón de acero y un soviético, Alex Golovnyax, rumbo a Florida para jugar en los Orlando Lions. La esperada conexión telefónica se produce. Yuri Semin, por entonces en su primera etapa como entrenador del club del gremio ferroviario, está dispuesto a hacerle una prueba que terminará por depararle un contrato de dos años.

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Casi treinta años después, Semin (72 años) cumple su cuarta etapa en el banquillo del Lokomotiv. La hinchada dice que el rostro del técnico debería aparecer junto a la estrella roja que luce en el frontal de la locomotora de vapor situada a las puertas del estadio, símbolo del club. Semin ha sido, además de entrenador, jugador y presidente del Lokomotiv. A mediados de los 90 salvó a la entidad de la bancarrota tras adquirir acciones que aún conserva. Como dirigente, inició una política de expansión dirigida a la captación de aficionados a través de una relación directa con el club basada en el concepto de familia. Como técnico, las tres únicas ligas ganadas (2002, 2004 y 2018) desde la desaparición de la URSS que lucen en las vitrinas del estadio fueron bajo su dirección técnica. La primera conquista, la de 2002, supuso acabar con una larga hegemonía del CSKA. El título fue propagado como el triunfo de un club humilde y familiar frente al poder económico e influyente de los grandes moscovitas, el CSKA y el Spartak.

“Somos como el Atlético, creemos mucho en nosotros mismos y vamos con todo hasta donde podemos. La victoria en Leverkusen es un ejemplo de ello, apostamos mucho por nosotros mismos, aunque el resto no lo haga”, dice Iván López, fisioterapeuta del Lokomotiv, reclutado del propio club rojiblanco hace algo más tres temporadas. "Semin es un personaje clave y muy importante para el Lokomotiv", asegura López.

“El más peligroso del Atlético es Simeone. Dirige al equipo con una gran pasión, al igual que nuestro entrenador”, apunta el central croata Corluka. “También nos parecemos al Atlético en que somos un equipo de contragolpe que no está muy interesado en la posesión. Creo que somos mejor equipo que hace dos años cuando nos eliminaron de la Liga Europa. Estamos más conjuntados y las incorporaciones del central Howedes y de los medios Krychowiak y João Mario nos han fortalecido”, advierte López, que avisa de que el duelo les llega en el momento ideal: “Estamos muy rodados, esta es la época en la que los equipos rusos pueden dar más guerra en las competiciones europeas”.

El propio Semin, pese a las bajas de los gemelos Miranchuk y de Anton, lanzó también un aviso. “Estamos muy animados, hemos hecho dos últimos partidos fantásticos”, dijo el técnico del actual líder de la liga rusa. “Están bien, y no solo hacen daño al contragolpe, también a balón parado, como el Atlético”, dice Paulino Granero, preparador físico del CSKA y de la selección rusa. “Tienen un buen portero, Guilherme, que ha sustituido a Akinfeev en la selección. El mediocentro Barinov es un chico de 22 años que les da equilibrio y es internacional. Krychowiak les está dando goles y Smolov, también internacional, es un delantero solvente”, concluye Granero sobre un equipo que podría denominarse el Atlético de Moscú.