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Ricky y Llull llenan la hucha de confianza

España se impone a Túnez en su estreno en el Mundial (101-62) tras corregir un inicio destemplado con la intensidad y el acierto de sus bases

Faustino Sáez
Ricky Rubio, defendido por Mejri.
Ricky Rubio, defendido por Mejri.fiba

España debutó en el Mundial de China con una victoria solvente ante Túnez en un partido intermitente (101-62). Evolucionaron los de Scariolo de los nervios y la imprecisión de la primera mitad a la intensidad y las buenas sensaciones del tramo final. Con Ricky Rubio de motor y Sergio Llull de artificiero (17 y 16 puntos respectivamente) la selección española se barnizó de confianza con el paso de los minutos, subió varios puntos la agresividad en defensa para incrementar el dinamismo en ataque, y derritió al campeón africano hasta unos guarismos que le sirven para despejar dudas y consolidar certezas.

España, 101 - Túnez, 62

España: Ricky Rubio (17), Rudy Fernández (7), Claver (12), J.Hernangómez (13) y Gasol (10) --quinteto inicial--; Llull (16), W.Hernangómez (8), Colom (3), Oriola (1), Ribas (12), Rabaseda (-) y Beirán (2).

Túnez: Abada (2), El Mabrouk (2), Ben Romdhane (7), Roll (8) y Mejri (15) --quinteto inicial--; Chennoufi (6), Hadidane (12), Ghyaza (2), Slimane (2) y Knioua (6).

Parciales: 16-17, 26-22, 30-8 y 29-15.

Árbitros: Michael Weiland (CAN), Joaquín Domínguez Viveros (MEX) y James Boyer (AUS). Sin eliminados.

Pabellón: Guangzhou Gymnasium.

La convocatoria de Scariolo para este Mundial de China presenta la misma coincidencia de jugadores, cinco, que en el Europeo de 2017 y en el de 2013, el que era hasta la fecha el campeonato con menos recursos disponibles para la selección española por lesiones o renuncias de sus cabezas de cartel. Aquel torneo de hace seis años en Eslovenia fue la primera convivencia sin el amparo de los júniors de oro. En aquella ocasión Ricky, Rudy, Llull, Claver y Marc bañaron en bronce una resistencia competitiva que, tras prolongarse durante dos décadas, se lanzaba en Guangzhou a una de sus aventuras más inciertas. Por la composición de la mezcla, con siete debutantes en un Mundial y tres sin experiencia en grandes torneos, las dificultades en la preparación y los contratiempos de su gran referente y campeón de la NBA, España debutaba ante Túnez con una mezcla de biorritmos. Entre la intención de reivindicar su firmeza y la cautela de no forzar la maquinaria antes de tiempo, como marca su libro de estilo. Se demostró que la fórmula no está fraguada del todo pero sí suficientemente testada.

Los mismos eslabones que fortalecieron en su día la cadena son ahora los encargados de que no se rompa. España debutó en el Mundial con Ricky, Rudy, Juancho, Claver y Marc como primera unidad de Scariolo para evolucionar, avanzado el cuarto, a un quinteto formado por Llull, Pau Ribas, Beirán, Oriola y Willy. En el viaje de 40 minutos dio tiempo para el destemple y la ebullición, para los dilemas y la fiesta. Desde el inicio, el equipo calcó las virtudes e incertidumbres mostradas en la preparación. Con el impulso de Ricky y Marc, aclamados con fervor por la parroquia china en cada una de sus intervenciones, apareció el juego solvente. Después, la irregular defensa del rebote, el desenfoque desde el perímetro (2 de 7 en triples en el primer cuarto; que terminó siendo un 17 de 33) y los desajustes de la rotación espesaron el plan. Del 16-12 del minuto 8 se pasó a un inquietante 19-29 cinco más tarde.

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Para entonces, Túnez, abrazado el polivalente liderazgo de Mejri, había desmontado con facilidad los experimentos de defensa zonal de España enviando a los de Scariolo a la silla de pensar. Tocaba remangarse y Colom y Llull se presentaron voluntarios para la misión. Con su doble motor, un par de vueltas en defensa, el crecimiento episódico de Willy y una ráfaga de cuatro triples consecutivos, el parcial de 3-17 en contra se convirtió en un 14-0 a favor de la selección española (33-29, m.16). Casi de la mano y mirando de reojo el Excel de minutos y dosificaciones, Marc y Ricky volvieron a la pista para consolidar la mejoría española. La pareja demostró de nuevo su valor diferencial y Ricky volvió a desatar el coro de admiración en la grada con varias acciones individuales que certificaron su plenitud.

Salvado el sofoco, España se marchó al entreacto cavilando, consciente de sus problemas, pero seguro de sus valores. Con ellos buscó la resolución definitiva con una contundente salida en la reanudación. De nuevo con su quinteto titular, el conjunto de Scariolo sacudió el partido con de 13-1 en tres minutos que dejó tiritando a Túnez (55-40, m. 23). Marc, que apenas había estado cuatro minutos en pista en el segundo cuarto, estiró su presencia hasta alcanzar la consideración de partido encarrilado (60-44, m. 28). Con Llull al mando, sin concesiones en defensa, con una aplicación generalizada y un dinamismo considerable, el segundo quinteto remató la faena. Un triple del propio Llull, el cuarto de su cuenta, completó la tunda de 30-8 con la que se cerró el tercer cuarto (72-47, m. 30). El último cuarto sirvió a la selección española para alcanzar la lustrosa frontera de los 101 puntos y llenar la hucha de confianza.

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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