Tiger no quiere jugar mucho
El estadounidense se ve obligado a reducir la agenda para estirar su carrera y seguir a la caza del récord de grandes de Nicklaus
Tiger Woods no está para muchos trotes. A los 43 años, el golf le ha dado una segunda oportunidad al estadounidense después de cuatro operaciones de espalda, cuatro de rodilla y un torbellino de problemas personales. Pero ese cuerpo lleno de cicatrices es hoy un ecosistema muy frágil. Si revienta una vez más, la carrera del hombre que cambió para siempre su deporte se habrá terminado. El Tigre lo sabe. Y cuida al máximo el resorte de músculos, huesos y articulaciones que le permite seguir jugando. Se acabaron los tiempos de entrenamientos militares. Hoy ni siquiera puede ejercitar en el mismo día todas las partes de su juego. Cuando fuerza un poco, la espalda le da un aviso.
“El año pasado jugué demasiado, 17 campeonatos”, explicó este martes Woods. “Tenía que clasificarme para otros torneos, construirme una agenda. Estaba pendiente de la clasificación mundial. Este año he hecho un esfuerzo por reducir mi agenda y no jugar demasiado. Quiero seguir todo el tiempo que pueda. Y si juego mucho, no podré”. La carrera histórica por los grandes aparece de nuevo en la mente de Tiger. Jack Nicklaus paró la cuenta en 18. Con su triunfo en el pasado Masters de Augusta, en abril, Woods retomó la persecución: 15. Teniendo en cuenta su edad, y su estado físico, Tiger considera que ha de elegir muy bien sus apariciones. Y los grandes son el eje sobre el que pivota todo. Cuatro semanas señaladas con un dardo en su calendario. Cuatro meses seguidos. El Masters en abril, el PGA en mayo, el US Open en junio, el Open Británico en julio. Todo lo demás es accesorio. Parafernalia para vestir su obsesión. Solo los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 pueden distraerle un segundo de su reto.
Tiger no jugó nada entre el Masters y el PGA. Falló el corte en Bethpage en un campo endemoniado y hasta este Open Británico solo ha disputado el Memorial y el US Open de Pebble Beach. Son solo 10 rondas de golf desde abril. Serán cinco torneos en cuatro meses. Un error para algunos golfistas, como Padraig Harrington: “Si quieres ganar el Open, has de jugar uno o dos torneos previos”.
El Open del año pasado marcó el inicio de la resurrección de Tiger. En Carnoustie fue líder tras los nueve primeros hoyos del domingo, pero no resistió, acabó sexto y triunfó Molinari. “Le dije a mis hijos que lo intenté, que esperaba que estuvieran orgullosos de mí”, dijo un emocionado Tiger. La explosión de felicidad llegó este curso en Augusta. El 15º grande, el abrazo con su familia... “Los grandes no son lo más importante de mi vida. El golf nunca lo ha sido. Mis padres y mis hijos son lo más importante. Eso no ha cambiado”, afirmó este martes Tiger. “Lo principal que ahora es diferente es que es emocionante estar de vuelta y jugar al golf otra vez. Pensé que no podría. Ganar un grande lo ha hecho más especial”.
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