El ‘calcio’ es un paraíso fiscal
El fútbol italiano busca resucitar con un nuevo decreto del Gobierno que otorga a los clubes mayor poder en el mercado
Algo se mueve en el calcio. La Juventus pretende birlarle al Barcelona al prometedor central de 19 años Matthijs De Ligt, del Ajax. Un futbolista que, a priori, tiene todo para recalar en el Camp Nou —incluido el fichaje de su íntimo amigo Frenkie De Jong— y que, sin embargo, está meditando buscar fortuna en un fútbol en las antípodas de su ADN. El club turinés intenta hacerle lo mismo al Real Madrid con Paul Pogba, que teóricamente tenía una conexión especial con el entrenador Zinedine Zidane, encargado de seducir a las grandes estrellas francesas. El Nápoles pelea hoy por llevarse a James Rodríguez y el Inter aprieta por hacerse con los servicios de Lukaku, estrella del Manchester United, después de haber fichado al central atlético Diego Godín. El secreto de este enamoramiento, sin embargo, no habita dentro los márgenes de la cancha ni en el poder de seducción de los clubes.
El largo naufragio del calcio, cuya competición principal ha ganado ocho años seguidos el mismo club (la Juventus), ha encontrado una tabla de salvación en la letra pequeña de una nueva ley. El gobierno populista italiano, formado por el Movimiento 5 Estrellas y la Liga, ha aprobado recientemente el conocido como Decreto Crecimiento, una medida para estimular el trabajo y la inversión en las empresas nacionales que tiene un impacto en un fútbol cada vez más alejado de la cumbre que representó en los años noventa. Más allá de las acciones concretas en el mercado laboral, la nueva norma prevé también una rebaja fiscal para los clubes que contraten a jugadores extranjeros. Básicamente, se ahorrarán la mitad de impuestos en IRPF y dispondrán de ese capital para seducir a las estrellas que hasta ahora preferían otras ligas.
La ventaja de la que dispondrá esta temporada la Serie A es importante. Cuando hasta ahora un club pagaba 10 millones de euros netos a un jugador, por ejemplo, en realidad le costaba unos 19 millones. Con la nueva ley el coste se reduciría a una cifra cercana a 14 o 15 millones. “Ahorras el 50% de los impuestos. De modo que toda una serie de operaciones antes imposibles son más abordables”, señala Marco Bellinazzo, autor del profético libro El fin del calcio italiano (Feltrinelli, 2018).
El precedente que ayudó a fichar a CR7
La rebaja fiscal en el pago del IRPF de los jugadores en Italia se suma a otro incentivo como fue la 'tarifa plana' de 100.000 euros para las rentas generadas fuera del país. En el caso de los futbolistas no es ninguna minucia, porque se refiere a los derechos de imagen y patrocinios, que suelen proceder de empresas extranjeras. El fichaje de Cristiano Ronaldo por la Juventus, por ejemplo, se benefició enormemente de esta medida ya que el jugador cobra unos 40 millones de euros en ese concepto.
La operación de De Ligt
El autor, periodista del diario económico Il Sole 24 ore, recuerda que “Godín o Ramsey fueron fichados antes de que se aprobase la normativa, pero también tendrá un impacto en sus fichas”. “El efecto real se ha visto con una operación como la de De Ligt, donde como punto de partida disponían de cuatro millones más que el curso anterior”. El jugador holandés, de hecho, puede percibir un salario de 12 millones (ocho fijos más cuatro de bonus). Una cantidad elevadísima que ha permitido a la Vecchia Signora rivalizar con clubes millonarios como el PSG y con la capacidad de seducción para un jugador como De Ligt del Barcelona. El ahorro impositivo logrado es, justamente, la base de la diferencia de sueldo respecto a lo que le ofrece el Barça.
La norma, diseñada en un esquema general de falta de inversión en el sur de Italia, preveía inicialmente una rebaja mayor para los clubes meridionales. Las quejas de otros clubes y la heterogeneidad entre este tipo de equipos hizo que finalmente se suprimiese ese apartado. El Nápoles, en parte por eso, se lanzó al principio con mucho ímpetu a por James Rodríguez. La operación tiene todos los visos de cerrarse, pero al unificarse el criterio fiscal en toda Italia, el interés del club quedó algo rebajado.
El presidente de la Liga española, Javier Tebas, se quejó amargamente de ello hace algunas semanas. “En Italia se están haciendo las cosas de otra manera y eso les hará más competitivos. Allí los jugadores pagan 10 veces menos de impuestos que en España”. La cifra no es exactamente esa, pero podría pensarse que la Serie A gana ahora con trucos fiscales lo que no ganó en el campo. La realidad, sin embargo, es que España también se valió de esa herramienta en 2005 para dar uno de los mayores impulsos a la competición.
La ley Beckham, aprobada por el entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, fue luego suprimida al inicio de la crisis (un tiempo parecido a los cinco años que está previsto que dure la medida en Italia). Los grandes clubes, sin embargo, recuperaron en ese periodo la fuerza perdida respecto a sus competidores en otras grandes ligas y se dio pie a uno de los periodos más fructíferos del fútbol español. El mundo del fútbol italiano está convencido de que la nueva fiscalidad supondrá el final de un largo crepúsculo.
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