El Celta ficha a Denis Suárez
El club gallego paga 12,9 millones al Barcelona para firmar al centrocampista vigués por cuatro temporadas
Después de no cumplir su ambición de triunfar en el Barcelona, Denis Suárez (Salceda de Caselas, Vigo; 25 años) vuelve a los orígenes, al club que siempre quiso defender en Primera División. Decisión que se decretó el sábado por la noche, tras horas intensas de negociaciones porque al Barça le interesaba cerrar la operación antes de que acabar el ejercicio económico y poder maquillar las cuentas anuales. Así, el Celta abonará 12,9 millones de euros por el centrocampista, que firma por cuatro temporadas, más 3,1 en variables.
A Denis se le habían agotado las ganas de grabar su nombre en el Camp Nou, después de dos años y medio de sinsabores, de una falta de confianza notable por parte de los técnicos –en los dos últimos años no encadenó dos titularidades en LaLiga con Valverde y en el anterior se quedó en tres con Luis Enrique- y un exilio reciente de medio curso al Arsenal de Emery, técnico que ya le dirigió en el Sevilla. Pero en Inglaterra concatenó lesiones y tampoco pudo destilar su fútbol, ese que se presuponía idóneo para el Barcelona, al menos para ese equipo del toco y me voy, posicional y con la pelota como principal argumento. Por lo que tras dar vueltas como una peonza, Denis regresa a su casa.
Nacido en Salceda de Caselas, un pueblo cercano a Vigo que no tenía equipos para niños, Denis pronto empezó a jugar en Porriño para destacar entre todos y lograr el salto al Celta en alevines. Futbolista diferente por su facilidad para el pase, atrajo el interés del Madrid con 14 años –rechazó la oferta porque quería debutar en el Celta- y del Barça y el Manchester City con 17. De nuevo antepuso al Celta y se dejó como segundo plato al Barça. Pero como la oferta inglesa fue tan abultada, hizo las maletas. “Era una propuesta prácticamente irrechazable ya que solucionaba mi vida y la de mis padres. No me lo pensé”, recordaba unos años más tarde. Traspaso que pareció acertado porque pronto contó con la confianza de Mancini, que le hacía entrenar con el primer equipo para que se juntara en el tapete con Silva. Destituido el técnico italiano, llegó Pellegrini y comenzó la pretemporada con el primer equipo, pero el Barça se metió de por medio y en 2013 le ofreció cuatro años de contrato, aunque en el primero debía estar en el filial. No bastó su gran año –siete goles y 11 asistencias- para cobrarse un lugar en el Barça, renuente Tata Martino. Tampoco lo vio claro Luis Enrique, que cogió las riendas entonces, por lo que el gallego optó por buscarse las habichuelas lejos del Camp Nou. Y escogió el Sevilla de Emery. Un año más tarde, descartado a la fuerza por el Barça, sobre el que pendía la sanción FIFA por los fichajes irregulares de menores, marchó al Villarreal de Marcelino. Y, entonces sí, regresó al primer equipo azulgrana, también con Luis Enrique como técnico. “Iniesta es Harry Potter y es difícil encontrar otro así. Pero Denis podría acercársele”, apuntó el entrenador asturiano.
Las palabras se las llevó el viento como también las intenciones posteriores de Valverde, que rechazó traspasarlo a su llegada, convencido de que su fútbol cuajaría con su libreta. No fue así, castigado por su falta de gol en encuentros puntuales. Ostracismo que no pudo con su voluntad de ser alguien en el Barça porque en el pasado verano se negó a escuchar ofertas de fuera, como la del Nápoles. Pero en esta última temporada acabó por torcer el brazo, de nuevo suplente perenne. “Si compites de forma seguida es más fácil que cuando juegas un partido sí y cuatro no”, razonaba el centrocampista sobre su fútbol.
Ahora, vencida su ilusión azulgrana, retoma la entereza con su llegada al Celta, el club de su corazón. “En mi familia somos todos socios del Celta. De pequeño iba al campo los domingos. Era la época dorada. Y estaba Mostovoi que para mí era dios”, reconocía el jugador hace una par de temporadas. Balaídos le aguarda.
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