Japón sorprende a Uruguay
La Celeste, que venía de golear a Ecuador, empata a dos con la selección asiática en Porto Alegre
A la espera de su gran cita el verano que viene en los Juegos de Tokio, la sub 23 de Japón confundió a la gran campeona de América en Porto Alegre. Pasó Uruguay de arrasar a Ecuador en su estreno en Brasil a dudar frente al conjunto asiático. Dos veces tuvo que recuperarse la Celeste en el marcador, dos veces Muslera se venció ante Miyoshi. Se salvó del tortazo Uruguay. Luis Suárez, de penalti, y un remate de cabeza de Giménez dejaron a Uruguay en alerta. Para Japón, euforia.
No tiene punto medio Japón. Cuando no provoca algún susto en ataque, se marea en defensa. Sonaba el despertador y Luis Suárez (pícaro por excelencia) soltó un remate desde 45 metros para ver si pescaba al portero japonés distraído. No le falló el olfato al 9, sí la puntería. Pero por poco, muy poco. Acto seguido, replicó Japón. Buena conexión entre Miyoshi y Okazaki. Mal remate del delantero del Leicester. No acostumbra Uruguay a controlar los partidos, mal negocio ante Japón, intensa y eléctrica, veloz en el golpe por golpe.
Laxalt se cruzó todo el campo para disputar un balón y le crujió la pierna derecha. Japón no desaprovechó el lento regreso del lateral charrúa. Miyoshi se coló por el desprotegido sector izquierdo y no perdonó a Muslera. Sorprendía Japón en Porto Alegre. O no, el equipo de Hajime Moriyasu ya había mostrado sus buenas herramientas ante Chile, desvanecidas por su falta de puntería, sobre todo por su ingenuidad en la zaga. Sin Takefusa Kubo el cuadro nipón perdió habilidad, pero ganó remate. No mejoró, sin embargo, en la retaguardia.
Naomichi Ueda arriesgó en un cruce ante Cavani en el área. El charrúa se quejó. El árbitro lo ignoró. El VAR, no. Después de analizar la jugada, el colegiado señaló el punto de penalti. Hay acciones que no importa cuantas veces se repitan en la televisión, siempre estarán sujetas a la interpretación del árbitro. Falta o no de Ueda a Cavani, Luis Suárez no perdonó. No acostumbra a hacerlo. El 9 tiene una relación íntima con el gol, máximo artillero de la selección charrúa (58).
Los goles no trajeron calma al Arena do Grêmio. Japón no reculó, mucho menos Uruguay. Y de nuevo la selección asiática volvió a dejar a la multitud uruguaya en silencio (Porto Alegre es la sede más cerca de Uruguay y la hinchada celeste no se lo quería perder, cerca de 30.000 charrúa viajaron hasta el sur de Brasil). Apareció Miyoshi, esta vez como 9 para aprovechar el mal despeje de Muslera. Una buena y una mala para Japón. Uruguay tiró de oficio, vieja receta del Maestro: centro de Lodeiro para que Giménez durmiera a la zaga nipona en el primer palo. Quedó tiempo para que compareciera Takefusa Kubo. No inquietó el nuevo delantero del Castilla, por entonces el duelo se jugaba en la casa de Japón. Resistió el cuadro asiático, que se llevó un histórico empate ante la dueña de América.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.