_
_
_
_

Micrófonos en coches y software espía para cazar a “los malos” de la Operación Oikos

La policía instaló dispositivos de escucha en automóviles y un programa para controlar en remoto los móvil de los cabecillas ante las medidas de seguridad que adoptaban

Celebración del ascenso a Primera del Huesca por las calles de la capital oscense.
Celebración del ascenso a Primera del Huesca por las calles de la capital oscense.JAVIER BLASCO (EFE)

“Intenta de todas maneras, ya sabes, no hablar mucho, no hables mucho por el móvil de ciertas cosas, por si acaso, ya sabes...” Las conversaciones telefónicas intervenidas con autorización judicial revelaron a la Policía que los presuntos integrantes de la trama desmantelada en la Operación Oikos adoptaban medidas de seguridad en sus conversaciones que impedían a los investigadores recabar numerosas pruebas. Los teléfonos encriptados, cambios frecuentes de números de móvil, el uso de aplicaciones de mensajería instantánea para intercambiar instrucciones y el empleo de palabras clave de los que se valían Raúl Bravo y Carlos Aranda –a los que otros implicados llaman “los malos”- obligaron a la Policía a pedir autorización al juez para colocar micrófonos en los coches en los que se desplazaban, ocultar balizas de geolocalización e, incluso, instalar software espía en sus móviles. Dispositivos similares se utilizaron en la operación Mito que permitió la detención del célebre narcotraficante gallego José Ramón Prado Bugallo, Sito Miñanco, y para recabar datos incriminatorios en el caso Lezo contra el expresidente de la Comunidad de Madrid Ignacio González.

Más información
Raúl Bravo, el extraño pasajero del Madrid ‘galáctico’
Borja Fernández, el capitán del Valladolid que acaba de retirarse

“Como se ha podido observar, [los presuntos integrantes de la trama] cuidan mucho que sus conversaciones no sean intervenidas, utilizando para ellos aplicaciones informáticas de mensajería instantánea tipo Whatsapp, Telegram, Messenger, etc… para hablar de los asuntos más ‘delicados’ y que pudieran comprometerles en un futuro procedimiento judicial contra ellos”, destacan los agentes en un oficio que remitieron el pasado 26 de febrero para solicitarle autorización para instalar en el teléfono del jugador del Deportivo Iñigo López, al que los investigadores adjudican un papel clave en la trama de corrupción deportiva, un software espía.

En el documento, los agentes insisten que “aunque las conversaciones telefónicas estén proporcionando indicios claros de que la Organización Criminal se dedica al amaño de partidos,existe cierta información que se pierde por culpa de la utilización de estas aplicaciones”. No fue el único. Varios terminales de los presuntos cabecillas de la trama, los exfutbolistas Bravo y Aranda, o del presidente de la SD Huesca, Agustín Lasaosa, entre otros, también fueron intervenidos de esta manera.

En otro documento policial, al que ha tenido acceso EL PAÍS, los agentes piden al magistrado autorización para instalar en sendos vehículos de Raúl Bravo y Carlos Aranda, micrófonos para captar las conversaciones que mantienen en su interior ya que consideran que es allí donde podían estar “mantienen reuniones de interés”. Los investigadores infieren de una de las conversaciones grabadas por este sistema en el coche de Aranda a finales del pasado mes de marzo que las actividades presuntamente delictivas del exjugador van más allá del amaño de partidos y que “se encuentra dentro de una organización criminal que se dedica al tráfico de varios tipos de sustancias estupefacientes, entre ellas, la cocaína”.

Los informes recogen que en estas conversaciones se escucha al exfutbolistas hablar de “caletear” un vehículo (practicarle huecos para ocultar droga), de conseguir nuevos clientes y de un tal Rubén, de Ibiza, que es la persona que le encripta los teléfonos móviles.

Las contraseñas de la trama: Ronaldo, Fifa, play…

Los exfutbolistas Raúl Bravo y Carlos Aranda obligaban al resto de implicados en los presuntos amaños a extremar las medidas de seguridad en sus comunicaciones con el uso de palabras clave e, incluso, entregándoles teléfonos móviles encriptados para impedir que pudieran ser intervenidos en una investigación. Los informes policiales destacan que, cuando en las conversaciones intervenidas los presuntos integrantes de la trama hablan de “la play”, en realidad “no se están refiriendo al aparato electrónico de entretenimiento, si no que se ha podido deducir, que se encuentran hablando del dispositivo encriptado para realizar comunicaciones sin riesgo a ser interceptadas”. Para desbloquear uno de ellos, uno de los integrantes de la trama utiliza como palabra clave “Ronaldo” y así se lo comunica a Aranda en una conversación telefónico, con el consiguiente enfado de este:

Aranda.[…] ¿El código de la play [teléfono escriptado] es el mismo que tú tenías antes?

Interlocutor. Ronaldo.

A. Qué haces, tonto.

Los agentes recogen en su informe que, tras la indiscreción de su interlocutor, el presunto cabecilla de la trama cortó la llamada de teléfono. El informe policial también concluye que cuando los implicados hablan de “echar un torneo de Fifa”, en referencia al videojuego, en realidad están hablando de dar los primeros pasos para amañar un encuentro de fútbol. En este sentido, los investigadores destacan el cruce de mensajes que mantuvieron en mayo de 2018 Bravo y el entonces jugador del Huesco y, posteriormente, del Deportivo Iñigo López en el que este último le habla de tener un “torneo de Fifa el [día] 19”. Los agentes creen que ambos estaban hablando de amañar el partido entre el C.D. Lugo y S.D Huesca el 21 de mayo de 2018, que terminó con victoria visitante y supuso el ascenso del equipo oscense a Primera división. La policía interrogó tras las primeras detenciones a varios jugadores del Huesca como testigos y les preguntó expresamente por este partido ante la sospecha de que pudiera haber sido amañado.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_