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Inglaterra y el compromiso de la evolución

Terceras en el último Mundial, las jugadoras de Phil Neville presentan multitud de variables en ataque y una defensa asentanda

La selección inglesa de fútbol femenino, antes de iniciar un partido.
La selección inglesa de fútbol femenino, antes de iniciar un partido. GETTY

Se ha hablado mucho de la supuesta transición de Inglaterra de un juego directo, pragmático y al contraataque, a un juego sofisticado, manteniendo la posesión y de mucho toque con Phil Neville, pero, en realidad, desde el punto de vista del estilo, sigue siendo un equipo híbrido. Se podría decir que su capacidad para mezclar esos estilos y adaptar su planteamiento contra distintos rivales es su mayor virtud y le podría venir bien en Francia. Después de todo, hace cuatro años, en Canadá, la Inglaterra de Mark Sampson consiguió el tercer puesto después de que el antecesor de Neville hiciese cambios en la alineación, en el sistema y en la táctica en cada partido. Unas veces las Leonas atacaban mucho, y otras veces eran extremadamente cautelosas.

Sampson compensaba la presencia en su equipo de una sola jugadora entre las 40 mejores del mundo, Karen Carney. Aunque ese número se ha cuadruplicado ahora y el conjunto de Neville es más fuerte técnicamente, Inglaterra sigue sin poder dominar todo con su característico estilo de juego. Es verdad que ganó la Copa SheBelieves en Estados Unidos esta primavera, pero sus derrotas en casa en los amistosos contra Suecia y Canadá crearon preocupación.

Si las Leonas llegan a las últimas rondas, su seleccionador, sin duda, tendrá que rotar y hacer probaturas, pero la buena noticia es que su equipo tiene suficiente profundidad y variedad. Neville suele alternar entre un 4-3-3 y un 4-2-3-1, pero este último sistema saca lo mejor de Fran Kirby, la hábil delantera del Chelsea, facilitando su despliegue al jugar como un 10 clásico. La capacidad de Kirby para jugar entre líneas parece fundamental para que Inglaterra tenga posibilidades, mientras que Jade Moore y Jill Scott forman una pareja de centrocampistas bien equilibrada.

Aun así, se echará de menos la creatividad catalítica de la centrocampista lesionada Jordan Nobbs. Defensivamente, Inglaterra es fuerte con Steph Houghton y Millie Bright, que forman una formidable dupla en el centro de la zaga, y con Lucy Bronze, probablemente la mejor lateral derecha del mundo, que se suma al ataque con dinamismo. Neville ha probado con Bronze en el centro del campo, pero parece más efectiva como lateral. La impresión es que tiene mucho donde elegir en ataque, porque Kirby, Nikita Parris, Toni Duggan, Beth Mead, Ellen White y Jodie Taylor son capaces de meter goles clave.

Su dilema es qué combinación elegir y cómo calibrar mejor un ataque de tres o de cuatro que pide a gritos la combinación tranquilizadora de creatividad y mentalidad defensiva de la lesionada Nobbs. Con Nobbs en la cancha, el peligro de que Inglaterra se vea superada en el centro del campo disminuye. Y lo que quizás sea más importante, Neville también tiene que encontrar la manera de sacar lo mejor de Taylor, la máxima goleadora de la Eurocopa de 2017, que se podría decir que sigue siendo su delantera más peligrosa.

Seleccionador

En un mundo ideal, Phil Neville recrearía la gloriosa anarquía táctica del atrevido equipo del Manchester United con la que jugaba con sir Alex Ferguson pero, siendo realistas, probablemente tenga que encontrar a su “Rafa Benítez interior” si Inglaterra quiere ganar. El hermano gemelo de la seleccionadora de netball de Inglaterra, Tracey Neville, es reacio al desorden táctico y ha aumentado los niveles de inteligencia al mismo tiempo que ha bajado la media de edad de la selección. Como jugador de Inglaterra, Neville no consiguió clasificarse para tres Mundiales; esta es su oportunidad de resarcirse.

Jugadora estrella

La jugadora del Lyon Lucy Bronze, nacida en Berwick, justo en la frontera con Escocia, pasó parte de su infancia en la diminuta isla de Holy Island, o Lindisfarne, frente a la costa del norte de Northumberland antes de trasladarse a Alnwick. Bronze, a la que muchos consideran la mejor lateral derecha del mundo, jugó en equipos de niños hasta los 12 años, cuando la FA se lo prohibió. Después de empezar su carrera en el Sunderland, consiguió una beca deportiva de la Universidad de Carolina del Norte, pero sufrió cuatro operaciones de rodilla antes de los 23 años. La ex-estrella del Manchester City es mitad portuguesa – por parte de padre – y es una buena lingüista que ahora habla francés con fluidez.

¿Sabían que...?

El sello distintivo de la delantera inglesa Ellen White, su celebración de los goles juntando en círculo el pulgar y él índice alrededor de los ojos, es una copia de la de su jugador favorito, el goleador francés del Colonia Anthony Modeste. La estrella del Birmingham y su marido Callum son unos grandes aficionados del fútbol alemán – y de la ciudad de Colonia – y siguen cada paso de la carrera de Modeste.

Breve historia del fútbol femenino en Inglaterra

El fútbol femenino nació en Inglaterra durante la década de 1890, y Preston, donde se fundó el pionero Dick Kerr Ladies en 1894, fue su primer centro neurálgico. Al partido del 26 de diciembre del Dick Kerr Ladies contra el St Helen’s Ladies en 1920 asistieron 53.000 aficionados que se congregaron en Goodison Park, y miles más tuvieron que quedarse fuera. A principios de ese año, derrotó a un XI francés ante 25.000 espectadores en el primer partido internacional femenino. Como cabía esperar, la FA, que estaba profundamente preocupada, tuvo miedo y, en 1921, prohibió el fútbol femenino en todos los campos utilizados por sus clubes masculinos afiliados. Su pomposo y condescendiente razonamiento era que “el fútbol era muy inapropiado para las mujeres”. Esa siguió siendo la postura oficial hasta 1969, cuando las mujeres inglesas, adoptando el espíritu rebelde de una década en la que empezaron a darle patadas al balón otra vez, formaron la WFA independiente. En 1971, la FA levantó finalmente la prohibición que les impedía jugar en los campos afiliados, pero tuvieron que pasar otros 22 años hasta que el organismo rector puso por fin al fútbol femenino bajo su batuta.

Hope Powell se convirtió en la primera seleccionadora inglesa a tiempo completo en 1998 y, siete años después, Inglaterra organizó la Eurocopa de 2005. La fundación de la superliga femenina de la FA tuvo lugar en 2011, y la selección nacional ha llegado a semifinales en los dos últimos torneos importantes, el Mundial de 2015 y la Eurocopa de 2017.

¿Qué jugadora sorprenderá a todos en el Mundial?

Beth Mead. Encabezó la tabla de goleadoras de la WSL en su época en el Sunderland y, a pesar de haberse convertido en extrema desde que fichó por el Arsenal, ha marcado cinco goles en sus 12 partidos con Inglaterra. Mead es capaz de jugar en cualquier puesto de la delantera, y su aparición hace que ni siquiera Toni Duggan del Barcelona tenga un sitio asegurado en el equipo titular.

¿Cuál es el objetivo realista de Inglaterra en Francia y por qué?

Después de alcanzar las semifinales en Canadá 2015 y en la Eurocopa de 2017, su deseo es ganar el torneo. Todo lo que no sea llegar a semifinales será una decepción, pero el camino hasta Lyon, plagado posiblemente de peligros, puede resultar más difícil de lo previsto. Al menos, es casi seguro que las Leonas se clasificarán en un grupo en el que también están Argentina, casi sin duda el equipo más débil del torneo, Japón y Escocia.

Presupuesto anual del fútbol femenino inglés

Según sus cuentas más recientes, el gasto anual de la FA en el fútbol femenino fue de unos 20 millones de euros de un presupuesto total de cerca de 142 millones de euros, y fue la mayor inversión en fútbol femenino de todas las asociaciones europeas.

Número de jugadoras federadas

Hay 1.831 equipos femeninos afiliados a la FA en Inglaterra y 4.073 equipos de chicas afiliados. El número total de mujeres (federadas y no federadas) de 16 años o más que juegan en Inglaterra es ahora de 1,8 millones, y el número de niñas (de 5 a 15 años) que juegan es de 900.000. Estas dos últimas estadísticas cubren todas las frecuencias y todos los formatos. 

Louise Taylor escribe en The Guardian.

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