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“Nadal llegó a perder un poco la ilusión”

Moyà analiza el rearme anímico del balear, que tras sufrir un bache reaparece en París como el hombre a batir otra vez: “Sabemos por lo que ha pasado y tiene mucho mérito cómo ha superado la situación”

Alejandro Ciriza
Nadal, durante un entrenamiento en París.
Nadal, durante un entrenamiento en París.Vincent Kessler (REUTERS)

Son las once de la mañana en París, y los accesos a la pista 4 de entrenamiento ya están colapsados. El silencioso peloteo que transcurre en el espacio anexo, donde Roger Federer se afina antes de su première, contrasta con los crujidos del cordaje de Rafael Nadal. Revienta cada bola el balear sin contención alguna, como si el partidillo contra el serbio Dusan Lajovic fuera oficial y como si necesitara que el tiempo pasase más rápido para abrir fuego cuanto antes. Tanto ímpetu le pone a la cosa que al descolgar una toalla tira sin querer un micrófono de ambiente que se detiene a pocos centímetros de su cara. “Todo está perfecto”, responde tras la sesión su preparador, Carlos Moyà, cuando se le interroga sobre cómo ha aterrizado en París el Extraterrestre, definido así el balear por diversos cotidianos franceses.

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“Creo que llega en buenas condiciones. Falta por confirmarlo en los partidos, pero las sensaciones son buenas. Creo que estos cuatro días de entrenamiento aquí no podían haber sido mejores, así que estoy contento”, prosigue el entrenador, muy satisfecho porque hace un mes veía la cosa de un modo bien distinto, con Nadal alicaído anímicamente y sin chispa en la pista. “El tenis y el deporte es lo que tienen, que en un par de semanas, si le pones buena actitud e intentas sacarlo adelante, siempre te ofrecen alguna manera de hacerlo. Él, en ese aspecto, es un privilegiado y lo ha conseguido”, explica Moyà el día antes del estreno (hacia las 13.00, Eurosport) contra el alemán Yannick Hanfmann.

Pese al bajón que experimentó en el tránsito de Montecarlo hacia Roma, irrumpe Nadal otra vez como el gran favorito, como el hombre a batir y a lomos de una estadística salvaje: en 88 partidos en Roland Garros, solo ha perdido dos veces –ante Robin Soderling en 2009 y frente a Novak Djokovic en 2015– y se ha coronado 11 veces. “Cuando yo jugaba ocurrió lo de Guga [Kuerten] y ya nos parecía algo increíble, y lo de Borg con seis lo veíamos fuera de este mundo… Pero luego llegaron los 11 de él y sientes que es algo inigualable. Los ves desde dentro y quizá le quitas un poco de importancia, pero si los ves desde fuera, la perspectiva es muy diferente”, aprecia Moyà.

A continuación, el técnico hace referencia al descenso anímico del campeón en las primeras estaciones de la gira sobre arcilla. “Por culpa de las lesiones, Rafa llegó a perder un poco la ilusión y las ganas”, introduce, “así que recuperar esa parte era lo fundamental, más que el juego. Dos semanas antes había jugado a un buen nivel en Indian Wells y dos meses antes había hecho final en Australia, y eso no se olvida de un día para otro, ¿no? En este aspecto, creo que la cabeza es mucho más importante y esa era la preocupación de todos”, explica el exnúmero uno, que apunta al pasado 24 de abril como fecha clave: “Después del partido contra Mayer, en Barcelona. Ese fue el punto de inflexión”.

Aquella tarde, Nadal invirtió casi tres horas para remontar al argentino en la arena del Godó y admitió que los problemas físicos le habían afectado mentalmente. Entonces, ¿llegó Moyà a pensar en un descenso sin retorno? “Tú siempre confías en que es Rafa y que es en tierra… Pero el peligro está ahí, y ves que van pasando los torneos y que no se acaba de encontrar del todo bien... Al final, no deja de haber hecho tres semifinales antes de ganar en Roma, algo que para cualquier jugador sería espectacular, pero que con él sabe a poco… Pero sí, claro que temes que a lo mejor no tenga esa confianza de que pueda ganar los partidos y que le pueda afectar, claro que sí. ¡Esta es su época, los dos meses que está esperando durante el año!”.

Superado el bache, Nadal vuelve a ser contemplado otro año más como un coloso prácticamente inabordable, aunque en la oposición figura un nombre propio. “Djokovic es su mayor rival en tierra batida, junto a Thiem. Es un rival con el que está ahí ahí en número de Grand Slams, que le ha conseguido vencer en finales… Así que psicológicamente era importante una victoria como la del Foro Itálico, en el terreno de Rafa. El haberlo conseguido puede haber sido un plus”, sostiene Moyà, que agradece el despegue aparentemente amable que deparó el sorteo del cuadro.

“Esto es una maratón y tienes que llegar lo más fresco posible a los 10 últimos kilómetros; si sufres en los primeros, seguro que los últimos se te van a hacer demasiado largos… ¿Superar dificultades? Está bien también, pero cuanto más adelante se presenten, mejor. En los 11 que ha ganado Rafa, ha habido de todo: con dificultades al principio, fácil desde el principio, con dificultades al final… Él ya está curtido en superar adversidades, así que yo priorizo que llegue fresco y bien de cabeza”, afirma antes de concluir el diálogo: “Sabemos por lo que ha pasado, las dificultades que ha tenido, y por eso le damos mucho mérito a cómo le ha dado vuelta a la situación y a cómo ha llegado aquí”.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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