Lorenzo: muchos cambios y muy malos resultados
El español arranca con buenos tiempos en Francia después de poner patas arriba la Honda en el peor inicio de temporada de su carrera
“La Honda nunca va a ser una moto natural para mí”. Así, con una sencilla frase, resumió Jorge Lorenzo sus difíciles inicios como piloto del Repsol Honda Team. Para alguien que debutó en la categoría reina con una Yamaha y que siempre se definió por ser fino, finísimo, al manillar, la Honda es un caballo salvaje. Siempre fue una moto física y agresiva. Lo era en tiempos de Mick Doohan y lo es en tiempos de Marc Márquez, por mucha electrónica y control de tracción que se impongan hoy. “Es una moto que se tiene que pilotar frenando muy tarde, cruzándola de atrás, inclinando pronto, marcando el ángulo. Eso nunca será natural para mí, como tampoco lo fue la Ducati”, ahondaba el mallorquín a su llegada a Le Mans, donde confía en que su hoja de servicios –es el piloto que más veces ha ganado en este trazado: cinco– le ayude a mejorar su rendimiento. Este viernes dio un primer paso: terminó el segundo libre en cuarto lugar y a menos de tres décimas de Viñales, el más rápido. La carrera del domingo sigue siendo, sin embargo, su gran prueba. Entre otras cosas porque, advierte, sigue sin encajar: “Sigo probando cosas, sigo sin encontrarme completamente a gusto con la moto, sobre todo en la frenada”.
El de este año es el peor inicio de Lorenzo en el Mundial de MotoGP. Suma 11 puntos en cuatro citas y tras el 12º puesto en Jerez, dos semanas atrás, es el peor debutante en la historia de Honda. Ni sus inicios con la Ducati (12º en Qatar, cero en Argentina, 9º en Austin y segundo en Jerez) fueron tan duros como lo está siendo este arranque con la RC213V. Y bien que está intentando adaptar la moto a su gusto.
Al piloto de Palma –ha acusado en este arranque de curso el haberse perdido prácticamente toda la pretemporada por lesión–, le ha costado asimilar cómo funciona su nueva moto. El monitor y los botones de la Honda son distintos de los de la Ducati, así que el tres veces campeón de MotoGP, meticuloso como pocos, pidió algunos cambios. Uno de los más llamativos: modificar la protección que cubre el botón del limitador de velocidad (adecuado a la velocidad máxima en el pit lane: 60 km/h) para poder accionarlo con el pulgar, como tiene costumbre. También quiso que le pusieran unos manguitos de un material distinto con el que se sentía más cómodo. O que su sillín fuera de un material distinto, que le ofreciera más agarre, y tuviera un tope más grande atrás, así evitaría irse para atrás en las aceleraciones. Solicitó, asimismo, que agrandaran el depósito de combustible y que este tuviera unos apósitos a los lados que ayudaran a que sus piernas se agarraran bien a la zona en las curvas. Cambios estos últimos que también exigió en su día a Ducati y que le dieron muy buen resultado.
Claro que, no todos los cambios le han beneficiado: en la primera carrera, en Qatar, accionó sin querer el limitador de velocidad en plena carrera y más tarde tuvo un problema con el embrague. Terminó 13º. En Argentina volvió a equivocarse con el limitador de velocidad en plena salida: le pasó la mitad de la parrilla. Inició una discreta remontada, mermada, en parte, porque se quedó sin goma en la maneta (sí, esa que él había querido cambiar). Terminó 12º. En Austin abandonó por un fallo técnico. Y en Jerez no volvió a pasar del 12º puesto. “No está yendo como esperábamos, eso es evidente. Ahora solo queda trabajar para que pueda demostrar su potencial”, sentenciaba Alberto Puig, director del equipo Repsol Honda, en declaraciones a DAZN este viernes.
La última queja de Lorenzo, en Jerez, fue la que más desprevenidos pilló a los ingenieros de Honda. El español acusa dolor en los antebrazos a pesar de que, asegura, está “físicamente mejor que nunca”. Y quiere una moto menos agresiva. Claro que una cosa es ceder ante pequeños detalles y otra asumir que deba cambiar el carácter de la moto. Y por ahí Honda no pasa. “La filosofía de Honda es que pilotes, y eso es todo. Marc está ganando carreras. Así que la moto es la que es y tú pilotas lo que te den”, apunta Cal Crutchlow, el tercer piloto de la fábrica alada. Y añade: “Con la Ducati te sientas muy bajo en la moto, como con la Yamaha, mientras que en la Honda estás mucho más arriba. Eso es lo que creo que le está costando: la presión sobre los brazos cuando frenas la moto es muy difícil de manejar. Cuando llegué a Honda a mí me pasó lo mismo”.
Lorenzo confía en que se verá su mejor versión. Y también lo hacen sus rivales. “Tiene cinco títulos, es un fuera de serie. De repente, podría cambiar todo en un instante”, decía Crutchlow. “Uno de sus puntos fuertes es su ego, el estar convencido de sí mismo y no pensar en nada de lo que diga la gente. Y eso, seguramente, en este tipo de situaciones difíciles, será lo que acabe ayudándole a salir”, añadía Márquez. “He mantenido la positividad. Había que seguir. De momento, no he encontrado la panacea, pero el que busca, encuentra. No ganaré el domingo, pero si termino más cerca del ganador ya será un paso adelante”, concluyó el mallorquín, que, para empezar, ha vuelto a usar el sillín estándar de la Honda.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.