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Enigmático Nadal

El número dos irrumpe a contrapié en la Caja Mágica de Madrid, después de dos actuaciones grises en Montecarlo y Barcelona, y de sufrir en la antesala del torneo un problema estomacal que le ha mermado

Alejandro Ciriza
Nadal golpea la pelota durante el entrenamiento de este lunes en la Caja Mágica.
Nadal golpea la pelota durante el entrenamiento de este lunes en la Caja Mágica.AS

Son las tres de la tarde en Madrid. Aunque el cielo sostiene una fina capa de nubes, el sol aprieta y los abanicos abundan. Cuando Rafael Nadal se dispone a acceder a la pista 13 de la Caja Mágica, comienzan las carreras y los empujones para dar con un buen sitio para observar al mallorquín, que el día anterior sufrió un contratiempo inesperado. Indispuesto, Nadal amaneció el domingo con mal cuerpo y solo abandonó su hotel, ubicado junto al parque del Retiro, para acudir a la Caja Mágica y participar en un acto de homenaje a David Ferrer. El día después quiere probarse. Salta a la arena serio y camina despacio. Pelotea a un ritmo bajo con su preparador, Carlos Moyà, y solo abandona el eje del fondo para ensayar unas pocas voleas en la recta final del entrenamiento.

“Se pasó prácticamente todo el domingo en la cama”, razonan desde su equipo. “Se sentía mal, con malestar general, sin fuerzas”, detallaban a primera hora de este lunes dichas fuentes, que tras la sesión de la tarde transmitían un mensaje tranquilizador, después de se suspendiera la comparecencia del tenista el domingo y tampoco compareciera ante los periodistas ayer lunes: “Todo está en orden, no es nada misterioso. No sabemos si se trataba de un virus, una gastroenteritis o algo similar, pero tenía algunos problemas de estómago y necesitaba reposo. Después de estar casi 24 horas descansando, se encuentra mejor. Todo está normal”.

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Mermado por el inoportuno proceso del fin de semana, Nadal trabajó el lunes a medio gas. A los 15 minutos observó la hora en su reloj, luego soltó un estornudo y después intercaló cuatro descansos para coger aire e ingerir los dos compuestos de sales minerales que le preparó su fisioterapeuta, Rafael Maymó. “¡Ay, dios!”, lamentó cuando una de sus derechas se perdió en uno de los pasillos, antes de apoyar el arco de su raqueta sobre la arcilla para emplearlo de soporte y concederse una pausa. “¡Raaaaafa, Raaaaafa, Raaaaafa!”, profirieron desde los costados de la pista varios grupos de jóvenes al percibir que a su héroe le hace falta aliento.

Llega Nadal a Madrid en un momento extraño, con el deseo de despejar las dudas que depositaron sus intervenciones en Montecarlo y Barcelona, y con el objetivo de reencontrarse consigo mismo antes de ultimar su preparación en Roma y desembarcar en París a punto. Tiene ante sí dos estaciones, dos oportunidades para enderezarse y recuperar terreno antes de Roland Garros. Por primera vez desde 2004, desfila a estas alturas del curso sin haber levantado un solo trofeo, y solo en 2014 y 2015 se le habían escapado los dos primeros torneos de la gira sobre arcilla. El presente demanda un revulsivo y aunque sea el máximo gobernador del Mutua Madrid Open –cinco entorchados: en 2005, 2010, 2013, 2014 y 2017–, la altura de la capital española suele proponerle más de un esfuerzo extra.

Una temporada de imprevistos

“Mi respuesta siempre será la misma”, terciaba este lunes el número uno, Novak Djokovic. “Él es el máximo favorito para ganar cualquier torneo en tierra batida, y no va a ser diferente aquí; de hecho, aquí lo es incluso un poco más porque juega en casa”, proseguía el serbio, que celebra ya 250 semanas en lo más alto del ranking, superado solo Roger Federer (310), Pete Sampras (286), Ivan Lendl (270) y Jimmy Connors (268); por detrás, Nadal totaliza 196 semanas. “Por supuesto, Rafa es uno de los favoritos”, afirmó Juan Martín del Potro, que ha aterrizado en el torneo entre algodones; “él es el dominador de esta superficie, y creo que Thiem es uno de los pocos que puede batirle”.

Frenado el año pasado por el austriaco, en los cuartos, Nadal –citado con el emergente Felix Auger-Aliassime, de 18 años– lidia históricamente con su cuerpo y con los imprevistos. En 2017 ya tuvo que aplazar su presentación en Madrid, a consecuencia de una otitis, y esta campaña tampoco ha podido esquivar la mala suerte. La pierna le apartó de Abu Dabi y Brisbane, se hizo daño en la muñeca izquierda justo antes de competir en Acapulco y la rodilla derecha le apeó en las semifinales de Indian Wells, apartándole después de Miami.

DJOKOVIC: “ESTOY CONSTRUYENDO LENTAMENTE”

Siempre educado, Novak Djokovic ha reaparecido este lunes en la Caja Mágica con buenas formas: “Hola a todos, es agradable estar de vuelta en Madrid”.

Regresa el serbio en una condición bien distinta a la del año pasado, cuando venía de una intervención en el codo y compitiendo de mala manera, a marchas forzadas. “Estoy contento de poder jugar estando sano, porque el año pasado no fue así”, expresó. Llega Nole con el número uno a la espalda y habiendo ganado tres grandes desde entonces (Wimbledon, US Open y Open de Australia), en una posición muy distinta.

No obstante, desde que triunfase en Melbourne, en enero, sus resultados han sido muy discretos. “No he dado lo mejor de mí en los dos últimos meses”, reconoció, “pero estoy construyendo lentamente y espero poder exhibir mi mejor tenis aquí, la confianza que tenía al principio de la temporada”, prolongó el de Belgrado, ganador de dos ediciones madrileñas, en 2011 y 2016.

Djokovic se refirió, también, al adiós de David Ferrer, que pondrá el broche a su carrera esta semana: “Tengo un tremendo respeto por él, tanto como jugador como persona. Él se ha ganado mi respeto muchas veces. Su espíritu luchador, su devoción por el deporte no tiene precedente. De alguna manera, es triste verle dejar el tenis”.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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