“No soy la próxima Serena, soy la próxima Osaka”
A sus 21 años, la multirracial Naomi Osaka (Japón, 21 años) ya figura en lo más alto del tenis y ha ganado dos Grand Slams. En la charla con EL PAÍS desprende frescura y departe sobre sus orígenes y el éxito
Hace un tiempo, cuando aún no figuraba ni entre las 100 mejores, Naomi Osaka (Osaka, Japón; 21 años) ya predijo que algún día sería “la mejor, la mejor que habrá jamás”. Entonces, aún una niña, recurría a una frase de la serie Pokémon durante una entrevista y acto seguido corregía la osadía, aunque hoy día ya sea una verdad a medias. El tiempo dirá hasta dónde llega, pero de momento luce en lo más alto y desprende un discurso ambicioso. Ha ganado dos grandes y se descubrió ante el mundo el curso pasado, cuando tumbó a Serena Williams mientras esta le estropeaba la fiesta en Nueva York. Se expresa con dulzura y todavía conserva la frescura de las figuras no erosionadas.
Pregunta. Usted es una chica tímida a la que le cuesta hablar en público. ¿Qué tal lleva lo de las entrevistas?
Respuesta. Para mí no es difícil, porque normalmente se trata de alguien que me hace una pregunta, en vez de tener que ponerme a hablar yo sin más. Eso lo llevo bien. Además, siento que cada entrevistador que he conocido es como un amigo, intento enfocarlo como si fuese una relación de amistad. Nunca me siento incómoda con la prensa.
P. Ahora ocupa muchas portadas y es una estrella mundial del deporte. ¿Cómo maneja el estrés mediático?
R. Para mí los medios... Para muchas personas o es algo bueno o es algo malo. En lo que a mí respecta, trato de tomármelo lo mejor que puedo. Sé que hay personas que cuando les entrevistan se enfadan mucho con la prensa, pero yo sé que es vuestro trabajo y que queréis hacer preguntas que interesen a la gente. Trato de ayudar en lo que pueda.
P. El episodio de Nueva York, el año pasado frente a Serena Williams, supuso un punto de inflexión. Todo el público abucheando al juez de silla, ella reaccionando en exceso... ¿Cómo se sintió con aquello?
R. A mí todo se me pasó muy rápido. Incluso cuando echo la vista atrás ahora, no recuerdo muy bien todo lo que pasó. Pero sí diría que había muchas emociones por todas partes.
P. ¿Cómo gestiona la presión? ¿Tiene alguna técnica especial o es cuestión de su personalidad?
R. Creo que es por mi personalidad y también por la experiencia. El primer torneo que jugué tras ganar el Open de Australia fue en Dubái y perdí en primera ronda. Desde entonces siento que poco a poco voy mejorando. Ahora estoy disfrutando de mi tenis otra vez, que es cómo llegué al número uno.
P. ¿Cómo se describiría a sí misma?
R. Algunos dirían que soy traviesa, creo que es una buena palabra para definirme.
P. ¿Y por qué todo el mundo quiere a Naomi Osaka? ¿Se considera diferente a las demás?
R. No sabía que me querían. Es bonito oír eso.
P. La gente, el público, los fans. Todos la adoran.
R. Estoy muy agradecida por todo ello. No sé si soy diferente. Trato de agradecer al máximo el estar en esta posición. Esto es como un sueño para mí, desde que empecé a jugar al tenis de niña, y no puedo olvidarme de eso.
P. Serena fue su gran referencia. ¿Qué es lo que más admira de ella?
R. Admiro todo lo que ha luchado en la pista, el hecho de que siempre se pudiese contar con ella para ganar, que a mí parece muy extraño.
P. Algunos dicen que usted es la próxima Serena.¿Se considera capaz de ganar tantos títulos como ella?
R. No me considero la próxima Serena, porque no creo que vaya a haber nunca otra como ella. Me considero la próxima Naomi. Me encantaría ganar tantos títulos como ella, pero no tengo claro que pueda hacerlo. No estoy segura de que pueda hacerlo tal como está montado el juego ahora. Por supuesto que es mi objetivo, pero no quiero ponerme esa presión de tener que ganar veintipico Grand Slams. Ahora mismo apenas llevo un par… Estoy disfrutando de mi vida, disfrutando del juego, trabajando todo lo que puedo.
P. ¿Y cuáles son sus límites? ¿Hasta dónde puede llegar?
R. ¿Mis límites? No creo que nunca haya rozado mis límites, así que no sabría decirlo. Sí sé que si realmente quiero hacer algo, sé que siempre puedo.
P. Después de Serena, el tenis está buscando a otra gran referencia, a la próxima superestrella. ¿Cree usted que es esa persona?
R. No lo sé. Tengo la impresión de que a la gente les caen bien quienes ellos quieren que les caigan bien. Eso es lo interesante del tenis, que haya tanta gente a la que quieras ver ganar; en eso es un poco como un videojuego. Es algo que se puede disfrutar un montón.
P. Ahora mismo usted es un referente para muchos jóvenes. ¿Se da cuenta de esa responsabilidad? ¿Y qué consejo les daría?
R. Sí. Me hicieron darme cuenta de eso tras el Open de Australia. Me pilló un poco por sorpresa... Recuerdo cuando era niña que tenía muchas jugadoras que me servían de referentes y sé lo importante que es eso. Yo les diría que no vivan con remordimientos, que persigan sus sueños, sobre todo si es algo que realmente desean hacer.
P. Hábleme de su niñez. ¿Qué recuerdos tiene de Osaka, de Nueva York, de Florida?
R. De Osaka recuerdo cuando iba con mi madre a ver entrenar a mi hermana [Mari, también profesional], y de Nueva York recuerdo que entrenábamos mucho en un parque público. En Florida básicamente era tenis 24 horas al día, siete días a la semana. La escuela la tuve en casa, así que no fui a clase con los demás chavales, sino que estudiaba online, y aquí estoy ahora.
P. Su padre fue quien la orientó hacia el tenis, pero, ¿qué importancia tiene su madre en su carrera?
R. Sin mi madre no estaría aquí. Ella es la que me motivaba para que lo hiciera bien cada día y le estoy muy agradecida.
P. ¿Y su hermana?
R. Mi hermana... Creo que, si yo no hubiese estado allí y ella no hubiese estado allí, ninguna de las dos hubiéramos sobrevivido al entrenamiento. Es mi mejor amiga, es la persona a la que más quiero en este mundo. Es con quien más hablo, después de ganar o perder un partido, no importa. Definitivamente es mi mayor apoyo moral.
P. Usted nació en Japón, se crió en Estados Unidos y su padre es de Haití. ¿Hizo esto que creciese con una mentalidad más abierta, más multicultural?
R. Desde luego. Crecí sin ninguna discriminación. Estaba abierta a todo, lo que fuese. Nunca le di vueltas. Si alguien me decía que ellos eran de tal o cual manera, ‘pues vale’, pensaba yo. Así es como crecí, y creo que también influye cómo eran mis padres. Creo que los hijos son el fruto, son lo que sus padres hacen de ellos.
P. En su país se emplea el término hafu para describir a las personas mestizas, muchas veces en sentido peyorativo. ¿Considera que su éxito puede ayudar a que cambie la visión racial en Japón?
R. Oigo cosas de tarde en tarde. No estoy segura de que esté realmente cambiando algo. Creo que simplemente es algo más visible.
P. En este sentido, ¿cree que podría convertirse en una embajadora para el cambio de mentalidad?
R. No estoy segura. No me importaría serlo, pero no tengo claro que vaya a ser así.
P. ¿Cómo se imagina dentro de 10 años?
R. Espero seguir jugando al tenis para entonces. Me encantaría que las niñas que ahora me admiran pudiesen jugar contra mí. Para mí eso sería cerrar el círculo. Es algo que me encantaría, pero no sé qué nos deparará el futuro, y eso es lo que lo hace tan apasionante.
P. ¿Cómo es Osaka lejos de las pistas?
R. Escucho mucha música, me gustan los videojuegos, veo muchas cosas en Netflix y YouTube... Lo hago para relajarme.
P. ¿Y qué clase de música escucha?
R. Mucho hip-hop, rap, R&B, a veces cosas más lentas… Pero no soy una persona lenta.
P. Tengo entendido que es un poco supersticiosa. ¿Es cierto?
R. Un poco sí. Me voy deshaciendo de eso lentamente... [risas]
P. Han ocurrido muchas cosas desde que ganó en Nueva York hasta ahora. ¿Qué ha aprendido a lo largo de la travesía?
R. He aprendido que la vida es lo que hagas de ella. En teoría puedes hacer lo que quieras, si te lo propones, pero al mismo tiempo habrá muchos altibajos y no puedes estar demasiado seguro de lo malo y lo bueno que puede ocurrir.
P. Tomó la decisión de romper con su entrenador [el alemán Sascha Bajin] hace muy poco, después de haber ganado dos majors con él. Hubo gente que habló de dinero y usted habló de felicidad. Realmente, ¿por qué rompió con él?
R. Por la felicidad. Desde luego que no fue una cuestión de dinero. Creo que llega un momento en el que, si dos personas ya no se llevan bien… Desde luego, estoy muy agradecida por todo lo que hizo por mí, pero siento que era una situación en la que los dos éramos poco felices. Es un grandísimo entrenador, por eso pensé que lo mejor era que fuésemos cada uno por su lado.
P. Para cerrar. ¿Cuáles son sus expectativas de aquí al final de temporada?
R. Mi meta está clara: quiero Roland Garros. Voy a hacer todo lo que pueda para lograrlo.
“¿LOS CONSEJOS DE NADAL? NO PUEDO CONTARLOS...”
Osaka, representada por la multinacional norteamericana IMG, desfila por tercera vez en Madrid pese a su juventud. Apenas ha podido explorar algunos rincones de la ciudad, pero la impresión es positiva. “Este es el primer año en que me hospedo en un hotel diferente. Está en el centro y espero poder ver muchas cosas”, desea, “aunque hoy [por el viernes] es mi segundo día aquí, llegué ayer. Aún no he podido ver gran cosa, pero tiene buena pinta en los desplazamientos en coche”.
Antes de aterrizar en Madrid, la japonesa hizo escala en Manacor para departir con Rafael Nadal en la academia que levantó el español en su localidad natal. ¿Y qué consejos le dio? “Eso no se lo puedo contar... ¡Primero tendré que usarlos! [risas]”.
Si se pronuncia, sin embargo, cuando se le pregunta por su anfitrión. “Es una persona muy maja. Fue muy grande que me invitase a su academia, todo el mundo fue muy amable conmigo. Creo que la gente que es positiva se rodea de gente positiva y eso dice mucho de él. Toda la gente que conocí parece que le quiere mucho. Parece que disfruta mucho de su vida. Trabaja muy duro”.
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