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LaLiga Santander jornada 34
Huesca
Huesca
Enric Gallego 53'Chimy Ávila 57'
2 0
Finalizado
Eibar
Eibar

Dos golazos invitan al Huesca a soñar

El cuadro aragonés abandona la cola de la tabla tras superar a un Eibar descafeinado

Marko Dmitrovic, portero del Eibar, disputa la pelota a Damián Musto, centrocampista del Huesca.
Marko Dmitrovic, portero del Eibar, disputa la pelota a Damián Musto, centrocampista del Huesca.JAVIER BLASCO (EFE)

El tiempo se le acaba al Huesca, que necesita atajos, los busca y por una vez encontró ese camino que le permite soñar con la permanencia porque encadena cinco jornadas sin perder y ha salido de la cola de la clasificación. Al Eibar le planteó un partido áspero, de ritmo y juego directo, de coraje y sentimiento. Nada con lo que los chicos de Mendilibar debieran sentirse incómodos. Y sin embargo lo estuvieron porque la urgencia se impuso (2-0) al sosiego. Desde su atalaya de los cuarenta puntos en la media tabla, al Eibar le faltó ese manto de agresividad que le confiere grandeza. No fue tan constante por los flancos como acostumbra, no jugó en campo de su rival y acabó derrotado, víctima de dos goles de bandera.

El Huesca tenía motivos para no dejarse domar porque a estas alturas los empates le sientan como derrotas. Llevaba cuatro consecutivos. En esta ocasión hizo lo preciso para vencer sin tacha. Maduró el partido, desactivó al rival y cuando el Eibar pareció estirarse le golpeó dos veces casi sin respiro. Sucumbió el equipo vasco, descafeinado, incapaz de rematar entre palos hasta el minuto 53. Para entonces no es que el Huesca hubiese sido un torrente ofensivo, pero sí que había mostrado mayor brío. Etxeita remató a la cruceta un centro de Cucho Hernández sin apenas respuesta.

Mendilibar guardó en la jornada intersemanal a Orellana en el banquillo. Otro titular habitual, Sergi Enrich, apenas dispuso de veinte minutos. El devenir del partido obligó antes del descanso a dos maniobras que no aguardaba el técnico vasco. Kike García y Pape Diop se tuvieron que marchar lesionados y hubo carrete para dos jóvenes, Cardona y Marí. Cuando el Eibar quiso dar un paso adelante se encontró con la centelleante réplica de su oponente, dos goles en cuatro minutos, dos bellezas: un remate con la espuela de Enric Gallego, que mostró que es un delantero para lo grueso, pero también para lo fino, y una volea sideral de Chimy Ávila en un doble ejercicio de precisión tanto en el saque de esquina que botó Ferreiro como en el remate del futbolista argentino sin dejar caer la pelota.

El cielo se abrió y bajo una incesante lluvia se hizo fuerte el Huesca para defenderse lejos de su área. Le benefició la tibieza del Eibar, que a falta de cuatro jornadas dejó sensaciones de equipo que se siente a salvo. No lo está. La historia del fútbol está plagada de decepciones de última hora en equipos que se creían libres de contingencias. No es tiempo aún para bajar los brazos aunque algo barruntaba Mendilibar, que antes de desplazarse a Huesca había avisado: “Si jugamos como hemos entrenado, perderemos”.

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