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Mario Mola: “Descanso estudiando; es lo que me da tranquilidad”

El tres veces campeón del mundo dice que el mayor capricho que se ha concedido es viajar en primera y reflexiona sobre la dureza de su deporte: no sale, no cena fuera, se acuesta todos los días a las 21.30

Eleonora Giovio
Mario Mola posa después de un entrenamiento en Mallorca
Mario Mola posa después de un entrenamiento en MallorcaRED BULL

Mario Mola (Palma de Mallorca, 29 años) estuvo de paso por Madrid hace tres semanas para atender compromisos con sus patrocinadores y participar en una mesa redonda sobre tecnología y factor humano. En uno de los descansos, atendió a EL PAÍS en el jardín del Museo Lázaro Galdiano. El tres veces campeón del mundo ya ha disputado la primera de las nueve series mundiales de 2019 (fue con victoria en Abu Dabi el pasado 8 de marzo). Este sábado en la segunda, que se disputa en Bermudas, volverá a verse las caras con Javier Gómez Noya después de que abandonara el Ironman para regresar a la distancia olímpica.

Pregunta. ¿Cómo es vivir sin un hogar fijo?

Respuesta. Supongo que a todo uno se acostumbra. La casa de mis padres lo sigo considerando como el hogar cuando estoy de vuelta en Mallorca, que no es mucho tiempo al año (mes y medio). Tengo la suerte de poder compartir este tipo de vida con mi chica, que también es triatleta [Carolina Routier] y eso al final te hace convertir en hogares, aunque sean pasajeros, los lugares por los que vas pasando. No nos quejamos, me considero afortunado de poder haber hecho de mi hobby mi trabajo.

P. ¿Qué no falta nunca en su maleta?

R. Portátil, iPad, teléfono, viajo siempre con unos cuantos aparatos tecnológicos. Bromeamos mucho en el grupo de entrenamiento: si salimos a entrenar y no llevamos el reloj que guarda todos los datos, no cuenta. O no cuenta igual. Todo lo que vamos entrenando lo vamos subiendo a una plataforma a la que tiene acceso el entrenador. Todo lo que no esté guardado y no esté hecho con medición, es menos creíble.

P. Estudió finanzas. ¿Qué le atrae y de dónde saca el tiempo?

R. Terminé Empresa y ahora he terminado también un máster en mercados financieros. Empecé estudiando ingeniería de caminos, lo que pasa es que no tenía tiempo para hacer ambas cosas. En el año en que tenía que tomar la decisión, gané el campeonato del mundo júnior y la balanza se inclinó un poco más hacia el deporte y a aprovechar ese talento que tenía porque al estudio siempre podía volver. Pero siempre me ha ido bien y me ha dado tranquilidad el seguir estudiando y formándome. Ahora puedo vivir del deporte, pero es algo muy efímero e ingrato a veces.

P. ¿Qué es ingrato?

R. Las lesiones y luego que por muy bien que estés entrenando no quiere decir que vayas a competir bien. Por otro lado, el nivel de exigencia al que sometes el cuerpo muchas veces implica molestias y lesiones que pueden truncarte una temporada entera.

P. Llama la atención que un deportista diga que lo que le da tranquilidad es estudiar.

R. Sí. Entrenamos muchas horas y muchas otras las tenemos que dedicar a descansar porque si no, no puedes entrenar. Ese descanso lo puedes dedicar perdiendo el tiempo o leyendo y formándote en algo que te interese. Leo cosas de economía, empresa, mercados y eso me entretiene. En vez de estar perdiendo el tiempo en otras cosas, hago esto. Me tranquiliza que no todo sea deporte, porque así tengo una salida.

P. ¿El triatlón cansa más mentalmente o físicamente?

R. Físicamente es muy, muy duro, no nos vamos a engañar. Todo el mundo querría estar en nuestro lugar, pero después muy poca gente está dispuesta a hacer lo que hay que hacer para estar en nuestro lugar. Son 24 horas, 365 días al año deporte. Yo no salgo, no ceno fuera, cada día me voy a dormir a las 21.30 y me despierto cada día a las 8. No voy a centros comerciales. Yo entreno, como y descanso y eso es lo que hago todo el año. Paro una semana al año. Echo de menos a la familia, hacer cosas en familia, pero también finalmente hemos entendido todos que esa es la única forma de estar rindiendo a este nivel. Yo disfruto de esto, de tener un horario, una planificación y vivo con ello y sé que no es para siempre. Así que: ahora es a tope porque dentro de diez años es imposible que esté haciendo esto.

P. ¿El mayor capricho que se ha concedido estos últimos tres años?

R. Para mi rendimiento viajar en business. Era algo que antes no me planteaba. Me decía: qué sentido tiene si voy a llegar al mismo sitio y a la misma hora, para qué voy a pagar por ello. Pero cuando vas a competir y llevas tanto desgaste por los viajes, si uno puede llegar habiendo tenido las piernas estiradas en lugar de haber estado con las piernas cruzadas durante diez horas, pues mejor. Más allá de eso… igual gasto en tecnología. Si puedo elegir: prefiero un buen portátil que uno normal; teléfono, si puedo comprarme el último, lo compro. Tampoco soy muy caprichoso.

P. ¿Qué triatleta era cuando llegó a la Blume [2011] y qué triatleta es ahora?

R. Llegué como un chico que tiene facilidad para hacer deporte y con ganas de aprender, con todo por hacer y por demostrar y con el paso de los años he ido profesionalizándome, siendo cada vez más consciente de lo que cuesta esto. Hoy tengo mucha más experiencia que en ese momento, pero intento que muchas otras cosas no cambien porque si no sería mala señal.

P. ¿Qué cosas?

R. Tener la misma ilusión, las mismas ganas de hacer las cosas; pese a los resultados que he conseguido no pensar que eso me hace mejor que nadie ni mejor de lo que era. Creo que esta es la única manera de seguir haciendo las cosas lo mejor que sé y puedo.

P. ¿Dónde encuentra las motivaciones después de tres mundiales seguidos?

R. Llega un momento en que ya no es tanto por el resultado en sí, tengo la oportunidad de hacer lo que me gusta, he tenido relativa facilidad para ello o me lo he trabajado mucho. Ahora es cuestión de intentar no perder ninguna oportunidad de demostrar que estoy trabajando para ser lo mejor que puedo ser. Ya no es tres, cinco, ya no me mueven tanto los números sino el demostrarme que lo que estoy haciendo, lo hago lo mejor que puedo. Por otro lado, desgraciadamente tuvimos la experiencia de que Carol, mi chica, tuvo el accidente. Cuando eres consciente de estas cosas o cuando te suceden, te das cuenta de que nos quejamos de cosas de las que no deberíamos quejarnos y que hay que aprovechar cuando uno está bien porque un accidente te puede dejar fuera de combate.

P. ¿Se presiona mucho?

R. No; al revés, me gusta que la gente espere mucho de mí porque es señal que demuestras que puedes hacerlo bien. Intento que cualquier presión externa sirva para echarme adelante y no para lastrarme.

P. Contaba Carolina que es su psicólogo y que acude a usted cada vez que tiene un bajón. ¿Qué consejos le da?

R. Al final acudes a tu entorno, familia, entrenadores, la gente que está allí todo el año, cuando las cosas no van como tú querrías. Yo también lo hago. Insisto, creo que muchas veces le damos a las cosas más importancia de la que tiene. Intento con ella siempre relativizar mucho, le digo que tener una mala carrera es normal y que te hace valorar las buenas; que tener molestias de vez en cuando es normal, también lo es estar cansada. Los consejos vienen dados de una premisa: tener malos momentos te hace valorar los buenos. Es parte del juego y lo que hacemos no deja de ser un juego.

P. ¿Cuándo y cómo se enteró de que Gómez Noya aparcaba el Ironman para volver a la distancia olímpica?

R. Tengo muy buena relación con Javi, mantenemos el contacto. No me sorprendió. No me lo dijo directamente, pero lo sabía, esperaba y deseaba. Javi probó la larga distancia porque parece que la evolución normal del triatleta y en unos años de impasse que tenía después de los Juegos de Río a los que desafortunadamente no pudo ir por lesión, parecía que era como lo natural. Pero yo creo que lo que realmente le gusta es esto, la distancia olímpica, competir con alguien, que te saquen de punto, recuperar… algo que las pruebas de larga distancia no tienen. Tienen muchas otras cosas pero no eso. Yo lo esperaba y me alegro de tenerle de vuelta.

P. Dicen que el suyo es un doble desafío porque vuelve a la distancia olímpica con 36 años y con rivales mucho más jóvenes y pujantes.

R. Es ley de vida… yo hace cuatro años en Río era joven y ahora ya no soy de los jóvenes. En el grupo de entrenamiento cuando empecé era el aprendiz… y ahora soy yo el que da ejemplo. Javi no tiene que demostrar nada a nadie.

P. En los Juegos de Río hizo su mejor tramo de natación y aun así no le sirvió para conseguir medalla. ¿Qué aprendió de esos Juegos que cree que le puede ir bien para Tokio?

R. He aprendido que no puedo obsesionarme con los Juegos. Sabía que era una carrera más y así debía tomármela. Pero fui consciente de que, a pesar de llegar en mi mejor estado de forma y haber hecho todo lo posible para llegar al cien por cien y estar en condiciones de poder luchar por las medallas, a veces hay cosas que se le escapan a uno y que no por eso hay que estar decepcionado. Hice todo lo que pude, pero en carrera hay circunstancias y factores que no puedes controlar. Hice la mejor natación que había hecho nunca, pero si los de adelante salen más frescos y se entienden mejor… hasta cierto punto uno puede preocuparse.

P. ¿Está consiguiendo no obsesionarse con Tokio?

R. Sí. Sólo hablo de ello cuando me preguntan los medios. No creo que haya que hacer nada especial, sino llegar en la mejor forma posible y que luego la carrera te ponga en tu sitio.

P. ¿Cómo es entrenarse con Joel Filliol y por qué es el mejor?

R. Lo que me gustó desde el principio es la simplicidad de todo. En el triatlón parece que se tienen que buscar cosas diferentes o muy raras para seguir mejorando y creo que muchas veces nos olvidamos de hacer bien lo básico. Con él prestamos mucha atención a las cosas básicas e importantes y si hay tiempo y fuerzas para hacer algo más que creemos que nos puede ayudar, pues adelante, pero principalmente nos dedicamos a nadar, andar en bici y correr. Tengo buen feeling con él. No sé si es el mejor o no pero sí ha creado a su alrededor a un grupo de atletas muy competitivos y con un muy buen ambiente de trabajo. Ha conseguido que entrenar y entrenar bien a muy alto nivel no sea un estrés para ninguno de nosotros; al revés disfrutamos mucho.

P. Dice que el pico de forma está sobrevalorado...

R. Sí, en línea con el razonamiento que le he hecho antes, de no querer complicarnos las cosas y de no hacer cosas especiales que no tengan sentido. Si a lo largo del año soy capaz de rendir a un buen nivel durante seis o siete meses, para que vamos a volvernos locos en hacer según qué para llegar bien a una fecha si no tenemos garantías de que eso vaya a ser así.

P. ¿Les motiva o el suyo es un deporte en el que la motivación viene del propio deportista?

R. Viene de nosotros. Hay momentos en los que es necesario que el entrenador te motive, claro, momentos en los que uno no está bien. Es muy importante tener a alguien capaz de sacarte de ese bache, pero tienes que hacer esto porque te gusta. Si te están empujando demasiado igual te están engañando y es mejor que te dediques a otra cosa, para que vas a estar si no volviéndote loco con algo que realmente no te gusta. Esto lo haces por la pasión y por disfrutar de ello.

P. No se prodiga mucho en las redes sociales. ¿No le gusta o no tiene tiempo?

R. Es una buena combinación de ambas… soy consciente de esto es parte del trabajo. De la vida privada y personal no me gusta mucho hablar ni alardear, pero sí que a veces pienso que hay cosas que no son interesantes, pero claro no lo son para mí que estoy acostumbrado a ellas. Pero a la gente sí le llama la atención y estoy intentando darle un poco de visibilidad. Sé que a la gente le gusta ver lo que hacemos.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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