Benzema no es suficiente
El tanto del francés, que ha anotado los últimos cinco del Madrid, solo sirve para que los blancos empaten ante un buen Leganés, con orden y empuje hasta el final
Butarque es una fortaleza, de la que este curso no habían podido llevarse los tres puntos en LaLiga ni el Barcelona, derrotado, ni el Atlético, ni el Sevilla, ni el Valencia, tres empates. El Real Madrid, que perdió hace meses en una eliminatoria de la Copa del Rey ya decidida, tampoco consiguió anoche llevarse la victoria, pese a que Benzema volvió a marcar. Los últimos cinco goles blancos han sido suyos. Pero sólo con los tantos del francés no basta, y menos contra un equipo tan ordenado, con tanta fe y con un plan de juego tan nítido.
La jugada del gol local resume bien sus armas, y también señala una de las zonas en las que el Madrid se muestra más tierno. Nace de un saque de banda largo de Bustinza desde la derecha, casi treinta metros de envío, que prolonga de cabeza Carillo y consigue bajar, en dura pelea, Braithwaite. El danés se la rebaña a Carvajal, la doma y se la cede a Silva, que desde cerca de la frontal la ajusta al palo derecho, adonde no alcanza Keylor Navas. Con eso bajó el telón el primer acto.
El Leganés había planeado el partido para tratar de ahogar con orden al Madrid y provocar, cuando recuperaba la pelota, una lluvia de centros aéreos desde las bandas, sin necesidad siquiera de aproximarse a la línea de fondo. Pelotas en diagonal en las que sufrieron mucho Nacho y Varane, centrales anoche, con Ramos lesionado. Dos de esos lanzamientos llegaron a botar en el área entre los defensas y uno de los despistes lo aprovechó Braithwaite para rondar el gol de cabeza.
Del otro lado, en el plan de Zidane irrumpió Isco, que trató de agarrarlo todo desde bien pronto, a menudo lejos del costado izquierdo, donde lo había puesto el francés. El atacante andaluz se movía siguiendo el imán de la música de la pelota, invadiendo el territorio de Modric, muy cerca casi siempre de Asensio. Con él inventó la ocasión de marcar de los blancos en el primer periodo. Le filtró un pase que el mallorquín controló a la carrera para luego estrellar el tiro en Cuéllar.
Zidane recuperaba en Butarque por primera vez desde su regreso los dos laterales que tanto picante habían añadido a aquel grupo acumulador de triunfos del ciclo anterior. Marcelo volvió a entrar en el once y Carvajal regresó de un mes lesionado. Pisaron las mismas zonas avanzadas de antaño, con tanto empuje como imprecisión en sus centros. Pero su salida, junto a la hiperactividad de Benzema, desarmaron el apretón inicial de los locales. Sin embargo, el energético comienzo, muy distinto de la languidez de los últimos choques, se fue deshaciendo al ritmo con que el Leganés recuperaba su sitio e Isco perdía el suyo, hipnotizado por la pelota. Esa deriva desembocó en el gol de Silva y el silbato del árbitro que los mandó al descanso.
A la vuelta, los blancos se sacudieron el susto enseguida. Modric desactivó el cepo defensivo con un control en un giro sobre sí mismo que también fue un regate con el que se deshizo de dos rivales. Se la soltó a Benzema, cuyo disparo encontró una buena mano de Cuéllar. Pero el francés, que está en racha, insistió y a la segunda anotó. Lleva siete tantos en los últimos seis partidos.
El gol pareció ordenar al Real, que con más velocidad de balón domesticó a los de Pellegrino en su propio campo, aunque su paso adelante no fue más allá. Modric y Benzema se encontraron más a menudo, Cuéllar se vio más amenazado, pero el empuje blanco apenas sirvió para que Zidane siga tomando nota de las actuaciones de jugadores como Valverde, que barrió bien el centro y miró hacia delante, o Bale, que entró en el último tramo y apenas tuvo ocasión, ni ánimo, de mostrarse. El Madrid eliminó otra fecha de las que le quedan para despedir el curso y el Leganés sumó otro punto para alejarse del descenso.
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