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PISTA LIBRE
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Dos imprevistos gigantes en la Liga

Levante y Eibar son pequeños en recursos, pero juegan a lo grande. Dos de los equipos más atractivos del campeonato

Santiago Segurola
Bardhi cae entre Escalante y Kike.
Bardhi cae entre Escalante y Kike.Miguel Ángel Polo (EFE)

Es cierto que la magnitud de la Liga se mide por la trascendencia del Real Madrid y Barça, dos colosos que aguantan todas las temperaturas del fútbol, incluidos los riesgos de congelación. La tremenda potencia de sus marcas —a mediados de los años 90, el Real Madrid estaba en una situación de quiebra técnica— les permite sortear cualquier dificultad que encuentran. Venden como nadie uno de los negocios más característicos de este siglo, el fútbol, y prestigian la Liga en grado superlativo. Sin embargo, al campeonato español, proveedor de otros seis equipos campeones o finalistas europeos en este siglo, lo definen perfectamente equipos como el Eibar o el Levante, capaces de desafiar muchas de las convenciones y mitos que presiden el fútbol.

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Se enfrentaron el domingo en Orriols y brindaron un partidazo que no abrió portadas, ni mereció mayores comentarios en los medios. Equipos pequeños, se les denomina. Ninguno de los dos ha ganado títulos —el Levante conquistó la Copa Presidente durante la Guerra Civil, torneo no reconocido como oficial por la federación— y han pasado muchos más años en Segunda y Tercera División que en la máxima categoría. Su mérito es mayor porque han crecido entre gigantes, el Valencia por un lado, el Athletic y la Real Sociedad por otro.

Nada les ha detenido, sin embargo. El Levante volvió a Primera en 2006. Desde entonces ha participado en 10 ediciones. El Eibar, representante de un pueblo de 27.000 habitantes, ascendió en 2014 y cada temporada ha mejorado su posición. El pasado año ocupó el noveno puesto. Son dos clubes que solo por supervivencia están obligados a un esfuerzo descomunal. Su objetivo es salvar la categoría, trabajo arduo que la tradición asocia al fútbol defensivo, duro y feo, mito que Eibar y Levante desmienten casi con insolencia. Cada uno a su manera, Eibar y Levante son dos de los equipos más atractivos de España. Lo demostraron en diciembre en el 4-4 de Ipurúa y lo confirmaron el domingo en un partido a todo gas, vibrante desde el comienzo, con un despliegue brutal, abundantes remates, excelentes goles y detalles de gran categoría.

No fue casualidad. Se les tiene por pequeños, pero juegan a lo grande. El Eibar es el equipo que más minutos ocupa en campo contrario, toda una declaración de principios en la Liga del Real Madrid y Barça. Está claro que no le mueve el miedo. Cuando se habla de figuras contraculturales del fútbol español, José Luis Mendilibar debería figurar con letras mayúsculas en esa breve lista de heterodoxos. Todo el mundo sabe cómo juega el Eibar. Pocos saben desactivarlo. Con su 4-4-2 y una indesmayable vocación ofensiva, Mendilibar ha construido un espléndido equipo, forjado por jugadores que han reavivado o propulsado sus carreras. (Si usted tiene confianza en las posibilidades de alguien como lateral, déjele un tiempo con Mendilibar: le pondrá en el mapa del fútbol).

El Levante tiene otro estilo, pero convierte en vertiginoso cada partido. Invita a calificarle de equipo contragolpeador, pero no es verdad. Se defiende igual que ataca: con mucha gente. Es un equipo para las dos áreas, encabezado por el fenomenal Morales, uno de esos casos que obliga a pensar en la injusticia del fútbol. Llegó a Primera División con 27 años, después de una cesión al Eibar. Ahora, a punto de cumplir 32, es uno de los pocos jugadores capaces de amenazar la portería contraria desde cualquier posición en el campo. Pocas sociedades mejoran la que forma con Rochina, antigua estrella juvenil y uno de los principales beneficiados por la atractiva propuesta de Paco López, un técnico que privilegia a la Liga, como Mendilibar. Sus equipos son pequeños en recursos, pero gigantescos en clase y ambición.

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