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La excepción es Federer

El suizo festeja su título 101 en Miami (6-1 y 6-4 a Isner) y se convierte en el primer tenista, masculino o femenino, que gana más de un trofeo esta temporada. No ganaba un M1000 desde octubre de 2017

Alejandro Ciriza
Federer, con su trofeo, saluda a la grada de Miami.
Federer, con su trofeo, saluda a la grada de Miami.AL BELLO (AFP)

El misterio, a estas alturas, sigue sin resolverse: ¿Cómo consigue Roger Federer hacer tan extraordinariamente fácil aquello que es tan extraordinariamente difícil? ¿Cómo demonios logra el suizo, camino de los 38 años y de mecha infinita, transformar el violento crujido de su cordaje en la caricia más delicada? Solo él lo sabe, nadie más. Solo él domina el juego como lo hace, metiendo una, dos o tres marchas más si es necesario, o bajando el ritmo si la escena así lo demanda, porque solo hay un tenista capaz de marcar los tiempos y dominar la acción de esa manera. No se mancha, no se despeina, y rara (rarísima) vez suda. Sencillamente, Federer gana.

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Tenga 18 y sea un rebelde con coleta, o bien 30 y sufra de la espalda, o bien no esté muy lejos de los 40, como ahora, la partitura no varía. Son ya 101 títulos, con el cuarto que obtuvo este domingo en Miami al batir al gigantón que defendía el cetro y que rara vez pierde la sonrisa, pero al que se le torció rápido el gesto porque el suizo salió en estampida y, por si fuera poco, luego sufrió del pie derecho y acabó el partido a duras penas: 6-1 y 6-4, en 63 minutos. Es decir, en la final contra John Isner no hubo demasiada final, sino más bien solo media.

Lo que hubo fue más poesía, más fantasía, más delicatessen. El estadounidense (2,08) terminó ko, lesionado, y Federer cerró la semana elevando el enésimo trofeo, el segundo de esta temporada; el último de un listado kilométrico que cada vez se asemeja más al que dejó el estadounidense Jimmy Connors, recordman de la raqueta con 109.

"Disputé por primera vez este torneo en 1999 [con una wild card] y hacerlo ahora otra vez, 20 años después y logrando un nuevo título, significa mucho para mí. Esto demuestra que la transformación que he tenido como profesional ha sido positiva", valoró el suizo, que cerró la semana sin ceder un solo parcial. "Mi pie me impidió rendir al máximo", lamentó Isner, "pero aclaremoslo: de cualquier manera Roger me hubiera ganado. En los cinco primeros juegos estaba bien, no me molestaba nada, pero él pasó por encima de mí. Lo hizo demasiado bien...".

No está el de Basilea en su mejor momento, por la lógica consecuencia de los años; se le empiezan a hacer demasiado largos los torneos de dos semanas y se cae en la tentación (comprensible tentación, por una mera cuestión cronológica) de hablar de él en tono crepuscular, de despedida. Sin embargo, Federer replica al abordaje, tal y cómo como juega. De órdago en órdago. Cuando menos se le espera, cuando se comienza a apreciar un ligero declive y asoma la coletilla (“parece que ahora sí…”), él reaparece con la fórmula de seda y violencia que esconde su Wilson para seguir masticando la historia.

Hasta ahora, el mejor tenista del año

En su peregrinaje hacia el infinito, Federer no comprende de edades ni de ciclos. Evoluciona, pero la esencia sigue siendo la misma. Contra Isner (33 años) no podía especular y voló cuando el norteamericano aún no se había lastimado. Se dejó tan solo tres puntos con el servicio, jugó con el turbo y redondeó otra magnífica aparición, habiendo apeado previamente a rivales exigentes como Medvedev, Anderson o Shapovalov. Puso el lazo este domingo en el marco de la próxima Super Bowl y alcanzó su primer trofeo de un Masters 1000 desde octubre de 2017, cuando superó a Rafael Nadal en la final de Shanghái.

Hasta ahora, nadie había ganado más de un título esta temporada, ni en el circuito masculino ni el femenino: 19 y 14 campeones distintos, respectivamente; la australiana Ashleigh Barty ha sido la ganadora en Miami.

Sin embargo, Federer es único. Ha competido en cuatro torneos, ha celebrado dos (Dubái y este) y mientras se habla de su final ya es el mejor jugador del año, según la clasificación actualizada de la Race: 2.280 puntos, por los 2.225 de Novak Djokovic y los 1.605 de Nadal. Conquistó su 28º Masters 1000, por los 33 del español y los 32 del serbio. Es decir, Federer sigue a lo suyo: la victoria como rutina, desde hace 21 años. Siendo una maravillosa excepción.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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