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Venezuela o la precariedad también en el campo de juego

El capitán, Tomás Rincón, denuncia que la selección tuvo que jugar contra Cataluña con camisetas de Decathlon por no recibir a tiempo la equipación

Francesco Manetto
Piqué cae derribado por Chancellor en el partido entre Catalunya y Venezuela.
Piqué cae derribado por Chancellor en el partido entre Catalunya y Venezuela.Manu Fernandez (AP)

La sensación de desgobierno y la exacerbada politización de la vida cotidiana lo impregnan todo en Venezuela. También en el campo. La última fotografía de esa precariedad se dio el lunes en Girona con ocasión de un amistoso entre la selección del país caribeño y Cataluña. La federación de fútbol no recibió a tiempo la equipación oficial, lo que obligó a la Vinotinto a jugar con camisetas compradas en la cadena de ropa deportiva Decathlon. Así lo denunció su capitán, Tomás Rincón, quien pidió respeto a la firma que les proporciona los uniformes, la italiana Givova, que aún no se ha pronunciado sobre el episodio.

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"Les hago llegar públicamente mi descontento con ustedes como marca en esta fecha FIFA que acaba de terminar. Primero, llegar a un entrenamiento en estas fechas con el clima frío y que ustedes solamente nos den una camisa y un short es lamentable", escribió en las redes sociales después del encuentro que Cataluña ganó 2-1 . "¿No tener camisas para jugar hoy? ¿Creen que comprando unas camisetas y estampándolas se arregla todo? Les exijo máximo respeto a nuestra camiseta nacional y a cada integrante del equipo. Lo de ustedes es vergonzoso", continuó. El equipo salió al campo con ropa de la marca Quechua, que tras lo sucedido aclaró que no patrocina a la federación venezolana.

Pero este es solo un reflejo del malestar que vive la selección. El clima de máxima tensión política y la grave crisis institucional que sufre Venezuela, donde hay un mandatario de facto, Nicolás Maduro, y un presidente interino reconocido por las principales instancias de la comunidad internacional, Juan Guaidó, repercuten en todos los ámbitos simbólicos. El fútbol no podía quedarse al margen. 

El seleccionador, Rafael Dudamel, puso la semana pasada su cargo a disposición por haber sido víctima, según aseguro, de un intento de politización. Antes de ganar con tres goles a Argentina en Madrid, el equipo recibió la visita de Antonio Ecarri, representante diplomático en España nombrado por Guaidó. El político, que lanzó su desafío al chavismo el pasado 23 de enero, nombró una red de embajadores alternativa a la del régimen en todos los países que le apoyan.

"Ustedes no son gente que está en la cuestión política, pero representan el alma de todos los venezolanos", manifestó Ecarri. "El presidente ha mostrado su solidaridad a la Vinotinto. En nombre de Venezuela quiero desearles el mayor de los éxitos en el juego de hoy", dijo Ecarri antes de recibir un aplauso de los jugadores. Incluso el rival de Maduro se pronunció desde Venezuela, tratando de buscar la complicidad del equipo y sus seguidores con su causa: "Cada vez que salen a la cancha, ustedes representan la fuerza y la determinación de todo nuestro país, representan el alma de esta nación".

Dudamel, sin embargo, no está dispuesto a ser instrumentalizado. Optó por no rechazar la visita, pero la calificó de "antiética e irrespetuosa". "He conversado con el vicepresidente y he puesto mi cargo a disposición de los dirigentes, porque todo este tiempo estamos navegando en aguas muy turbias. Se ha politizado todo y soy el director de una selección del país entero", lamentó después del encuentro. El técnico siguió en el banquillo en el partido con la selección catalana, pero el lunes evitó comparecer ante los medios. Lo hizo su número dos, Marcos Mathias, quien explicó que la decisión sobre la continuidad de Dudamel se tomará en Caracas. La federación depende del Ministerio del Poder Popular para la Juventud y el Deporte. Tiene, por tanto, vinculación directa con el Gobierno chavista, que controla prácticamente todos los ámbitos de la vida de los venezolanos.

Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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