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Caster Semenya y cómo se define a una mujer

La atleta sudafricana lucha ante el TAS contra la IAAF, que quiere que tome estrógenos para reducir su testosterona

Carlos Arribas
Caster Semenya, durante un campeonato en abril de 2018.
Caster Semenya, durante un campeonato en abril de 2018.SAEED KHAN (AFP)

El Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) tiene ante sí un caso que desborda, por una vez, el mundo pequeño del deporte hasta lindar casi los terrenos de la filosofía. La decisión que tome después de la vista que desde el lunes hasta el viernes próximos llevará a cabo en su sede de Lausana tendrá una repercusión evidente sobre la forma en que la sociedad ha fijado y regulado los géneros: qué características biológicas debe tener una persona para ser considerada mujer.

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La sudafricana Caster Semenya, de 28 años, es triple campeona mundial y doble campeona olímpica de 800m. Es la atleta imbatible. La federación internacional de atletismo (IAAF) dice que la razón de su superioridad radica no solo en su gran talento y capacidad atlética sino también en que nació con testículos y por eso produce tanta testosterona como los hombres, lo que le proporciona más hemoglobina, que se traduce en mayor resistencia y una musculatura más fuerte, igual a mayor velocidad. Corre con ventaja sobre las mujeres que tienen un desarrollo sexual considerado normal. Y para evitar esa desigualdad, dice la IAAF, esa especie de dopaje endógeno, lo mejor es imponer una regla: Semenya, y las que como ella produzcan más testosterona de lo normal en las mujeres (el llamado grupo DSD: desórdenes de desarrollo sexual), deberán tomar estrógenos para reducir la producción endógena de testosterona a niveles llamados femeninos. O lo que es lo mismo, deberá tomar sustancias para empeorar su rendimiento, en una especie de contradoping.

La atleta, por supuesto, está en contra de la simplificación a la que los argumentos de la IAAF reducen su caso y el de otras atletas. Su primera razón es científica: no está tan demostrado lo que la IAAF considera como palabra de dios. Una mayor producción endógena de testosterona no equivale automáticamente a mayor fuerza y mayor vigor. No toda la testosterona tiene la acción anabolizante que proclama la federación basándose en un estudio que gran parte de la propia comunidad científica ha rechazado. No es lo mismo tomar testosterona para doparse que producir testosterona.

Una categoría intermedia

Incluso Naciones Unidas ha solicitado a la IAAF que no imponga la norma de la reducción de testosterona a las mujeres que quieran participar en pruebas de hasta 1.500m y lanzamientos.

La segunda razón de Semenya tiene un calado que supera el debate sobre la imposible igualdad de condiciones a la que se aspira en las competiciones deportivas. ¿Si ya se ha aceptado globalmente que el género y el llamado sexo biológico no tienen por qué coincidir siempre, por qué se empeña la IAAF en seguir rígidamente una noción que la sociedad ya ha superado? Y más aún, ¿por qué tiene que dañar su cuerpo, ir contra su propia naturaleza, para poder competir con las atletas de su género?

Con esos argumentos, Semenya recurrió ante el TAS en junio pasado la decisión de la IAAF de imponer la regulación a las mujeres con excesiva producción de testosterona.

Para solucionar el problema, algunos expertos han propugnado incluso la creación de una tercera categoría, indeterminada, junto a la masculina y la femenina en las que se dividen las competiciones de atletismo. “La señora Semenya es incuestionablemente una mujer. Es una heroína e inspiración para muchos en todo el mundo”, expresó este viernes su bufete de abogados.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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