Pesic: “No tenemos la continuidad del Madrid, pero sí hambre”
El entrenador del Barcelona afronta la defensa del título que ganó hace un año cuando llegó a un equipo que sufría una grave crisis
Svetislav Pesic estaba esquiando hace un año en los Alpes austriacos. No se sabía muy bien por entonces si, a sus 68 años, disfrutaba ya de su condición de jubilado tras haber abandonado el banquillo del Bayern Munich en julio de 2016 a causa unos problemas de salud. Atendió la urgente llamada del Barcelona para hacerse cargo de un equipo que atravesaba una de las mayores crisis de su historia, rozando el farolillo rojo en la Euroliga y solo tercero en la Liga. Lo suyo fue llegar, ver y vencer en la Copa del Rey que se celebró en Las Palmas de Gran Canaria. Un año después, el Barcelona de Pesic, defenderá la corona en Madrid, y debutará ante el Valencia, mientras lidera la Liga Endesa y aspira a mejorar la quinta plaza que ocupa en la Euroliga.
Pregunta. ¿Es verdad que empezó como portero de fútbol?
Respuesta. Era mi deporte, como el de casi todo el mundo entonces, y era mi posición. Pero un profesor que también era entrenador del club de baloncesto de mi ciudad (Pirot, Serbia), me aconsejó que jugara a baloncesto. Y si metes el primer tiro, quieres meter otro, y otro, y otro.
P. ¿Cuándo empezó a entrenar?
R. Yo quería estudiar Económicas. No pensaba en entrenar. Cuando acabé mi carrera de jugador, con 30 años en el Bosna Sarajevo, el presidente me propuso ser director técnico, el primero que hubo en Yugoslavia. Pero entonces Bogdan Tanjevic se fue a entrenar a Italia (Juvecaserta) y tomó las riendas su entrenador ayudante. El Bosna había ganado muchos títulos. Le pudo la presión y dimitió. El presidente me preguntó: ‘¿Has encontrado entrenador?’ Le contesté: ‘¿Cómo puedo encontrar entrenador en solo dos días?’. Entonces no había tantos entrenadores como ahora. Los jugadores que habían jugado conmigo le convencieron de que yo podía ser su entrenador. El presidente me dijo: ‘Vas a ser tú el entrenador hasta que encuentres a otro. Y entonces volverás a tu cargo’. Empecé a entrenar, empezamos a ganar, fuimos campeones de Yugoslavia y ya…
P. ¿Qué le motiva?
R. Los jugadores. Siempre se habla si el equipo pierde algunos partidos, la afición y la prensa suelen decir que el entrenador no puede continuar. Nadie piensa que para el entrenador tampoco es fácil, ni se pregunta cómo está. Si el entrenador no está motivado no puede motivar a otro. Para mí la motivación es ver siempre buenas caras cuando estoy en el Palau, tener la sensación de que los jugadores me esperan, quieren entrenar, tienen ilusión, ganas, reaccionan bien. Eso es lo que me motiva. Pese a los problemas, disfruto. ¿Hasta cuándo? No se sabe. Lo vivo como si fuera a quedarme aquí los próximos diez años.
P. Cuando llegó hace un año, el equipo estaba muy mal clasificado y llevaba así dos años y medio. Y lo primero que dijo fue ‘Estoy aquí para ganar algo esta temporada’.
R. Es interesante. Cuando vine por primera vez (en 2002), todo el mundo sabía que lo hacía para ganar la Euroliga ya que la Final Four se jugaba en el Palau Sant Jordi. Lo conseguimos. Fue la primera que ganó el club. Cuando volví hace un año podía hacer historia al ser el primer entrenador en el club que era último en la Euroliga. Nunca había estado en una situación así. Les dije a los jugadores: ‘¡Vamos chicos! ¿Alguien quiere quedar el último en la Euroliga?’ Todos dijeron que no. Y eso nos motivó. Se trata de cambiar la dinámica para tener objetivos. Los del Barça fueron siempre ser primero, primero, primero. Cuando acepté la llamada del club sabía la situación, sabía que los jugadores tenían su calidad y sabía que podían jugar mejor. Y eres tan buen entrenador como son tus jugadores. No puedes decir: ‘yo vengo, yo hago, yo cambio’. Sí, mi experiencia, mi forma de entrenar y mi estilo de juego, naturalmente, ayudan. Pero, hay algo definitivo: si no hay calidad individual, es muy difícil. Yo dije que podíamos ganar algo porque tengo confianza en mí mismo, sabía qué teníamos que hacer para mejorar y que los jugadores tienen calidad.
P. ¿Estaban bloqueados?
R. Llegué en un momento muy difícil, pero si analizas la situación de manera negativa, estás siendo negativo. Yo pensé que los jugadores podían jugar mejor.
P. Esta temporada, al principio, tampoco acompañaron los resultados.
R. Teníamos dos problemas: un calendario muy malo, con la mayoría de los partidos fuera, y seis jugadores nuevos. Y un tercer problema: tres jugadores importantes lesionados, dos operaciones complicadas de rodilla, las de Hanga y Séraphin, y Pau que estuvo fuera mucho tiempo. Cuando esa situación física mejoró, ganamos fuera y eso nos fue bien para adquirir confianza y nos ayudó a estabilizarnos. Si ganas, se mejora, se entrena mejor.
Llegué a pensar que ganaba porque era un gran entrenador, luego vino la realidad. Eres tan bueno como son tus jugadores
P. ¿El equipo va a más?
R. Lo positivo es que tenemos una buena posición en la Liga y en la Euroliga donde como mínimo tenemos opciones de clasificarnos para los ‘playoff’. Muchas cosas dependen de nosotros. Pero sabemos que tenemos partidos complicados y también que podemos mejorar individualmente y como equipo. Cuál es nuestro máximo nivel y si podremos mantenernos en ese máximo no lo sé, pero seguro que mejoraremos para los ‘playoffs’ de la Liga y la Euroliga.
P. El Real Madrid ha ganado muchísimo en los últimos años. El Barça no gana la Liga desde 2014, el mismo año que jugó su última Final Four. ¿Por qué hay tanta diferencia?
R. Existe una regla común en el deporte de alto nivel: la continuidad. Es un factor esencial. El Madrid lleva ocho o nueve años con los mejores jugadores de España, con la continuidad que han tenido también otros equipos dominadores como el CSKA y el Fenerbahçe. Y el Madrid, cada año, ha fichado un jugador que ha marcado diferencias y ha cambiado su dinámica. Pero tampoco estos equipos han ganado todos los títulos, también ha perdido muchos. Nosotros tenemos otras cualidades. Tenemos hambre. No estoy seguro de que todos los equipos tengan nuestra hambre. El Barça ha cambiado en los últimos años algunos entrenadores, muchos jugadores y, como todos los clubes, ha pasado un periodo en que, por diferentes motivos, no ha habido resultados deportivos al nivel que se espera. Como en todo en la vida, aprendes cuando las cosas no van bien, y creo que se ha aprendido mucho.
El baloncesto no solo es tirar y el europeo es más creativo que el de la NBA
P. ¿Le pasa eso a usted?
R. Yo, cuando pierdo, me voy a casa e inmediatamente voy a ver el vídeo. Si ganamos, me voy a cenar con mis amigos. Debes prepararte para aceptar que no eres el mejor del mundo. Hubo un momento de mi carrera, cuando gané muchos títulos con el Alba Berlín y fui campeón de Europa y del Mundo con Yugoslavia, en que pensé que todo era porque yo soy un gran entrenador. Pero después perdí algunos títulos y muy rápido supe cuál era la realidad. Y la realidad es muy importante. El entrenador no debe llorar cuando se pierde y no debe celebrar cuando se gana. Si hablamos del Barça, tuvo diferentes problemas y no solo en el primer equipo, sino también en los de formación. Se ha cambiado poco a poco la formación, la filosofía pero, como para todo, necesitas tiempo. La formación es básica para futuro del Barça y de todos los clubes. Si no, no necesitas la Masia. Si fichamos jóvenes de otros países, tienen que estar entre los mejores jugadores de Europa o del mundo en su posición. El Barcelona no es una fundación. La mayoría deben ser jóvenes de Cataluña y de España. Y si entre ellos, no encuentras talento, ok, fichas fuera. Aquí, en el primer equipo estamos, para ganar títulos. Espero que uno u otro lleguen, como Aleix Font, que tiene talento y futuro.
P. ¿La NBA lo ha cambiado todo?
R. Esa otra historia. Hablamos mucho con Nacho (Rodríguez, director deportivo) y la directiva. Tenemos claro que el Barça debe producir jugadores para que mejoren el equipo, demuestren lo que valen y ganen algo aquí, que ayuden al club a ganar de la misma manera que el club les ha ayudado para llegar a ese primer nivel.
P. Pudo ser el caso de Kurucs (Brooklyn Nets), pero prefirió irse a la NBA.
R. Kurucs no es el mejor ejemplo. No era de los mejores talentos de Europa cuando llegó aquí. Tenía talento, pero en España también había talentos como él. Vino aquí con la intención de utilizar al Barcelona como una estación, no pensando en el Barça.
P. Entonces, ¿fue un error ficharlo?
R. No se puede hablar de error. Él y sus padres tenían mucha ilusión porque la ciudad y el club les atraían, pero a veces tú no sabes hasta qué punto. Son jóvenes y la influencia de la NBA, de la calle, es muy agresiva. Fue una etapa importante para él, pero sufrió muchos problemas físicos, dos operaciones, algo que suele ser habitual en los adolescentes. Es un chico que tenía talento, atletiticimso, cualidades: Pero, el Barça, ¿iba a ganar títulos con él?: no, no, no.
Cuando el Barça dominaba no pensó que tenía a Llull en Manresa y no lo fichó. Forma parte de la toma de decisiones.
P. ¿Y el ejemplo de Doncic?
R. Doncic es un caso especial. En Yugoslavia ya sabíamos, cuando tenía 12 o 13 años, que tenía un gran talento. Y si llegas a un club organizado como es el Madrid, y te sientes cómodo, y un entrenador que tiene continuidad como Pablo, que en un momento muy importante para él le dio la oportunidad… Porque Doncic, cuando llegó al primer equipo del Madrid, no era el de hoy. Y también llegó a un equipo con grandes jugadores. Solo los grandes jugadores hacen grande a un jugador. Se lo digo muchas veces a los jugadores: ‘el entrenador para ti es muy importante, pero más importante para ti son tus compañeros. Yo te puedo dar todos los minutos, pero si no le gustas a tus compañeros y no te ayudan, ya te puedo yo ayudarte, que no puedes crecer’. Es muy importante saber de dónde viene el jugador –su padre fue jugador de baloncesto-, su entorno… Para él fue muy importante el entrenador y sobre todo los jugadores españoles que crecieron también en el Madrid. Todos sabemos que Sergio Llull jugó en Manresa y el Barça entonces no lo fichó. Era un momento en que el Barça ganaba y no pensó en Llull que estaba aquí. Pero a veces esto forma parte de la toma de decisiones.
P. Hace un mes, tras un partido en Milán, a propósito de cómo cambió el ritmo de juego del partido, dijo: ‘Lo que hay en la NBA no es baloncesto, no sé cómo definirlo’. ¿Puede aclararlo?
R. Quise decir que la NBA no es mi baloncesto. Prima en exceso lo individual. Solo se habla sobre estadísticas, de un jugador. Antes el All Star se jugaba entre los mejores del Este y los mejores del Oeste, ahora es entre el equipo de Lebron y el de Antetokounmpo. Siempre me ha interesado la NBA, pero aprender de lo que hacen allí, no mucho. Es un baloncesto muy diferente, también porque las normas son diferentes. Yo prefiero el Europeo, es más creativo en situaciones de cinco contra cinco. El baloncesto no es solo tirar.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.