Pesic, el maestro que llegó del frío
Pesic transforma a un Barça atribulado en un equipo ganador en poco más de una semana, cuando interrumpió unas vacaciones familiares esquiando en Austria
Nada más concluir la final de la Copa del Rey, todos los expertos, seguidores y analistas se hacían la misma pregunta, ¿cómo es posible rearmar a un equipo en poco más de una semana hasta hacerlo campeón? La incógnita la resolvió de un plumazo Svetislav Pesic en la sala de prensa del Gran Canaria Arena. “Soy entrenador desde hace 35 años”, espetó el técnico que ha vuelto a encumbrar al Barça. El maestro que llegó del frío para obrar un milagro.
“Siempre que el Barça no estaba bien todos pensaban en mi regreso. Esta vez, estaba esquiando en Austria con mi familia, me llamó Nacho [Rodríguez] y me preguntó si estaba preparado. Cogí el primer avión a Barcelona y, después de dos días de conversaciones, tomamos la decisión. Ahora estoy aquí en Canarias y mi familia sigue todavía esquiando”, explicó el técnico, de 68 años, que llevó al club azulgrana a la conquista de su primera Euroliga en 2003 y, 15 años después, lo ha rescatado de una de las peores crisis de su historia. “¿Existe el milagro Pesic?”, insistieron al entrenador serbio. “Cada uno tiene sus filosofías y sus sistemas. Lo que he tratado es de arreglar la mentalidad de los jugadores. He aportado mi experiencia”, respondió solemne.
De Novi Sad, como Vujadin Boskov, Pesic se ha demostrado ser la mejor solución para un equipo atribulado. Entre el axioma, la ironía y la sentencia, nadie como él para desdramatizar una situación crítica. Desde su llegada a Barcelona, el 9 de febrero, comenzó a desgranar su método, con más retranca motivacional que saturación táctica. A golpe de frases lapidarias: “Un jugador que tiene tres coches en el garaje no va al rebote ofensivo”, “de momento, el líder de este equipo es el entrenador”, “a mis jugadores les digo que no piensen ni en el pasado ni en el futuro, que piensen en el partido que están jugando”, “no lo sé todo, pero no soy mal entrenador”… fue soltando hasta que los azulgrana vieron la luz en Las Palmas. Una de las mayores sorpresas de un torneo sorprendente.
El triunfo ante el Madrid en el Gran Canaria Arena fue el primer póster de campeón del Barça desde la Supercopa de 2015, el último trofeo de Xavi Pascual. El actual técnico del Panathinaikos dejó el Palau tras ocho años y medio en el banquillo con 12 títulos en su expediente: 4 Ligas, 3 Copas, 4 Supercopas y 1 Euroliga. Primero con Bartzokas y después con Sito Alonso, la sección azulgrana ahondó una crisis que ya era el segundo periodo más oscuro de su enciclopedia desde 1978. Desde entonces, en la contabilidad de títulos grandes (Liga, Copa y Euroliga) aparecían los agujeros de la Copa del 91 a la Copa del 94, de la Liga de 2004 a la Copa de 2007, y el de la Liga de 2014 con la célebre canasta de Lampe hasta la Copa de esta noche. “Todos los jugadores del mundo quieren ganar. Y la Copa era una gran oportunidad que se nos presentaba tras mi llegada. Todos sabíamos que era el torneo ideal para cambiarnos la vida y el destino. Por eso han dado lo máximo en el momento necesario. Ahora vamos a ver cual es la reacción en los próximos días. Esto no ha acabado”, anunció Pesic.
“Ha sido una final muy emocionante. Durante algo más de 30 minutos jugamos un baloncesto excelente contra un rival que tenía mucha experiencia y sabe cómo se ganan estos partidos. Lo que pasó después no lo puedo explicar pero nos paramos, quizá porque estábamos cansados. En tres días hemos jugado contra grandes equipos como Baskonia, Gran Canaria y Madrid…; solo nos faltó jugar contra Golden State”, ironizó el técnico. “Al final ganamos y quiero agradecer al Barcelona que confiara en mí como persona y como entrenador. Estoy muy contento con la reacción de los jugadores y ahora atacaremos la Liga”, enfatizó en su sosegada rueda de prensa.
“Si no hubiera creído que el equipo podía mejorar no estaría aquí. Tenemos potencial y recursos. En los últimos minutos pagamos el miedo porque estábamos ante un gran trofeo como es la Copa del Rey y no es fácil ganarlo. Pero este título se tiene que respetar mucho. No solo la victoria sino cómo jugamos en estos cuatro días”, sentenció. “Ha sido un cambio tremendo. Pesic nos ha dado la felicidad que habíamos perdido. Si no estás feliz la bola no entra. Sentenció el mvp Thomas Heurtel.
Rudy: “La última jugada es falta y punto”
El idilio del Real Madrid con la Copa del Rey, que comenzó en el Palau San Jordi en 2012, con el primer título de Laso y Llull como MVP, y continuó hasta la final de Gran Canaria con una sola derrota por el camino, se rompió ante el Barça. Los blancos lograron anotaron 38 puntos en el último cuarto pero se quedaron a un palmeo de la remontada tras ir perdiendo por 18 puntos. En la última acción, Taylor recibió la falta de Claver en su intento de rescatar el triple fallado por Causeur pero, en el análisis posterior a la final, el vestuario madridista no enfatizó la polémica. “La última jugada es falta. Pero bueno, ya está. Es falta y punto. A veces te pitan bien y otras mal. Hoy ha tocado cruz, pero lo único que nos queda es seguir trabajando”, repasó Rudy Fernández, uno de los mejores del Madrid en la final.
“Me fastidia igual perder así que por 20. Me jode haber jugado mal en momentos del partido, pero estoy orgulloso porque hemos peleado hasta el final y hemos tenido la pelota para ganar”, prosiguió Laso, que tampoco entró en el debate sobre la última jugada. “Ya lo juzgaréis vosotros”, concluyó. “Nos faltó ser solidarios en ciertos momentos como ya mostramos en los últimos partidos, pero al final, si entraba o no la última bola, ya da igual. Duele, pero tenemos revancha en liga y hay que mirar hacia delante”, sumó Campazzo.
En el bando azulgrana, Pau Ribas, que se pasó en blanco casi toda la pasada temporada a causa de una lesión de ligamentos, sentenció: “Hemos ganado gracias a nuestro espíritu. Hemos competido durante todos los minutos de todos los partidos, cuando jugábamos bien y cuando jugábamos mal. Hemos ganado por carácter, por querer”. Destacó que el título recompensa los malos momentos que pasaron él y sus compañeros. “Todo el mundo que haya estado lesionado durante un año entenderá lo que se siente”, explicó.
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