Dinamarca destroza a Noruega en la final del Mundial

Dinamarca se dio un banquete en su propia casa, con 20.000 de los suyos en las gradas, para atrapar el único tesoro que le faltaba en su palmarés, el Mundial. Después de tres finales perdidas, se desquitó a su antojo ante una Noruega inerme, superada por el rival y el escenario. El equipo liderado por el emergente Sander Sagosen se dejó todo su balonmano en las semifinales contra Alemania. Victoriosa el viernes, en la última batalla apenas hubo migajas del vibrante equipo que sometió a los germanos en su propio hogar. Fue capaz de apagar el fuego de Hamburgo, pero se quemó fácil dos días después en el de Herning. Como en 2017 en Francia, volvió a hincar la rodilla contra el anfitrión.

Nadie pudo toserle a Dinamarca en todo el torneo. Ganó todos los encuentros y, cuando el campeonato entró en el precipicio, barrió a sus oponentes en las semifinales y en la final. Destrozó a los galos e hizo lo propio con los noruegos. Y en el encuentro que decidía el título, ni siquiera fue necesaria una versión extraterrestre de su estrella, Mikkel Hansen, que anotó siete tantos (el viernes hizo 12) y dirigió como quiso. Enfrente, su compañero en el PSG, Sander Sagosen, no pasó de los cuatro pese a que su actuación resultó de lo más potable de su selección, junto a la del extremo Jondal (diez dianas).

El primer minuto del partido no fue nada premonitorio de lo que ocurrió después. Falló el martillo Hansen el primer ataque de su equipo, un siete metros que terminó estampado en el travesaño. Y embocó en la jugada siguiente el faro Sagosen un tiro exterior. Una ventaja inicial que no se correspondió con el desarrollo posterior de la final. Después de diez minutos de tanteo, Dinamarca demarró y dejó a su rival clavada en la pista, sin respuesta, pálida.

Muy sólida en ambos lados de la cancha, fuerte atrás y fina en ataque, los daneses fueron ganando el duelo por goteo. 5-9 en el minuto 13, 8-13 en el 24 y 11-18 en el toque de bocina del intermedio con un tanto de Lauge que encendió a la hinchada local. En total, un 75% de acierto en los lanzamientos en la primera parte. En Noruega, solo Sagosen y Jondal tenían una respuesta al chaparrón que les estaba cayendo encima. Entre los dos anotaron ocho de los 11 goles de su selección en este periodo (14 de los 22 finales). En Dinamarca el pastel se repartía entre más y, de guinda, contaban con un portero, Landin, que amargaba a su rival también desde la línea de los siete metros.

El inicio de la segunda parte, sin embargo, sí fue premonitorio del desenlace. Dos goles en los dos primeros ataques daneses todavía estiraron más la diferencia (12-20). Entonces, por cansancio local o por reacción visitante, se produjo un leve despertar noruego, pero fue tan efímero que apenas consistió en un parcial de 2-0 y varios ataques daneses sin anotar. Nada determinante. La vuelta a la normalidad se saldó con un 5-0 que ensanchó la distancia por encima de los diez goles. Punto y final de un duelo con poca intriga.