Tsitsipas, la gran sensación que viene

Abierto siempre a dejar nuevas sensaciones y recibir nuevos vientos, el Grand Slam australiano da la bienvenida a un joven griego que con 20 años ya sabe lo que es tumbar a los mismísimos Roger Federer o a Novak Djokovic, que ocupa ya el puesto 15 del ranking y que si nada extraño lo evita protagonizará grandes días en el tenis más pronto que tarde. Es Stefanos Tsitsipas, el tenista de aspecto surfero que este martes escribió en su currículo otro mérito: después de truncar el buen paso de Roberto Bautista (7-5, 4-6, 6-4 y 7-6, en 3h 15m), ya es también todo un semifinalista de un grande. Y lo que queda por venir.

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Desde 2007 –Djokovic, en Roland Garros–, no figuraba un jugador tan joven (20 y 168 días) en una ronda tan avanzada de un major; y desde 2003, cuando Andy Roddick tenía también 20 añitos, no contemplaba Melbourne a un tenista de esa edad en la penúltima ronda del torneo. Tsitsipas, la joya que estuvo cerca de morir ahogada en el mar Egeo, en 2015, espera ahora a Rafael Nadal.

Esta vez fue él quien cerró el paso a Bautista, que llevó el timón durante largas fases del partido, pero que en los momentos calientes no estuvo fino. Tsitsipas, que dos días atrás había derribado a Federer, jugó otra vez con aplomo y escapó de los malos momentos con una derecha demoledora (68 golpes ganadores) y un sobresaliente rendimiento con el servicio (84% de puntos con primeros y 22 aces). Maduro y atrevido, Melbourne disfruta de su despegue y Grecia lo celebra: jamás tuvo a un representante así en el circuito; el heleno con un ranking más alto era hasta ahora Konstantinos Economidis, el 112 del mundo en 2007.

“Esto es como un cuento de hadas”, expresó ante los periodistas. “Cuando le gané a Federer no podía dormir y estoy recibiendo muchos mensajes en mi teléfono de las autoridades de mi país”, contó antes de referirse a su próximo adversario: “Jugué contra Rafa en Toronto y aunque perdí [6-2 y 7-6], siento que estuve cerca de su nivel. Después de ese partido me dije a mí mismo que lo haría mucho mejor la próxima vez. En tierra batida [Barcelona] fue diferente, ahí sí sentí que él estaba a otro nivel...”.

Como mínimo, el próximo lunes se instalará en el peldaño número 12 y promete emociones fuertes de aquí en adelante. Ganador el año pasado en Estocolmo y finalista en Barcelona y Montreal, además de hacerse con las Next Gen Finals (la Copa de Maestros de las promesas) pretende ahora dar un sonoro golpe sobre la mesa. Está en camino, viene con fuerza. Llega como una bala Tsitsipas.