Nadal desenfunda la derecha

La situación se produce en el primer parcial, pero hace un agujero tan profundo en la mente de Matthew Ebden, conocedor de la película, que plantea un escenario irreversible para el australiano. Este intimida a Rafael Nadal, proponiéndole dos bolas de break en el sexto juego, con todo equilibrado, y a continuación se lleva un sopapo a palma abierta. En un abrir y cerrar de ojos, todo cambia. De repente, lo que estaba tan cerca queda tan lejos, lejísimos, porque el español sortea las dos minas y se abre paso con la bayoneta en la mano. En un tris tras, Nadal le asesta varias punzadas e inclina el marcador, break arriba, y acto seguido se mete el set en el bolsillo.

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El resto, por más que Ebden rebatiera con una voluntad loable, vino rodado: 6-3, 6-2 y 6-2 (en 1h 56m). Es decir, rumbo a la tercera ronda. Nadal, el cobrador del frac del circuito, compite siempre con el maletín en la mano y se cobra todas las facturas. En cuanto su rival (31 años) desperdició esas dos bolas le pidió que rindiese cuentas y puso las cosas en su sitio con una selección de golpes defensivos que recuperó al inicio de la segunda manga. De nuevo, piernas y sangre de hielo; Ebden amenazante, e inmediatamente penalizado. Segunda rotura de la noche (seis en total) y segundo parcial para el mallorquín, que si aterrizó en Melbourne sin ritmo (0 partidos oficiales durante la pretemporada), nadie lo sospecharía.

Después de cuatro meses sin competir, Nadal ha regresado con fuerza y afronta con optimismo el amable trazado que le planteó el sorteo del torneo. De un australiano a otro: serán tres en cinco días, porque ahora corresponde el joven Alex de Miñaur (6-4, 6-2, 6-7, 4-6 y 6-3 a Henri Laaksonen). Se estrenó con buena nota contra James Duckworth y en su segunda aparición volvió a ofrecer un rendimiento prometedor. Ebden (48 del mundo) propuso más juego que su compatriota y lo agradeció el de Manacor, que pudo pulir maniobras y tiros, y continuó ajustando el nuevo servicio que le aporta velocidad de salida a la bola. Su hoja estadística dejó otra vez una estadística destacable: se adjudicó el 81% de los puntos con primeros y el 57% de segundos. 6 aces.

“Mi sensación final es que he jugado un muy buen partido, aunque al no haber jugado desde hace tiempo, tengo la sensación de que no puedo comparar”, expuso ante la cámara de Eurosport. “He superado un momento difícil en el primer set y he hecho muchos ganadores, y creo que el saque ha funcionado bien, algo que estamos buscando, aunque creo que el revés se puede mejorar”, escaneó el campeón de 17 grandes, que abortó las cuatro opciones de break de su adversario y acertó en cinco de las nueve que se procuró.

En una noche diseñada a su medida, Nadal progresó y obligó una vez más a la revisión de los libros de historia. Logró su 57ª victoria en el Open de Australia, de modo que ya supera al sueco Stefan Edberg (56), aunque todavía divisa en la lejanía a Roger Federer (96), no así a Novak Djokovic (62). El balear pasó otra página y en la siguiente cita le aguarda un choque con De Miñaur, prometedor tenista de origen español, 29º en el ranking mundial y al que ya doblegó en la última edición de Wimbledon. Sea cual sea, ambos saben lo que les espera: Nadal va calentando motores, su tenis gana chispa y la derecha ha dejado de hibernar. 33 golpes ganadores, otra vez pocos errores (15).

Ya corta el drive, ya carbura. Y no hay mejor señal.

Bautista resiste y Kevin Anderson cae

Antes de que Nadal accediera a la siguiente fase, Roberto Bautista consiguió derribar al marine John Millman en un duelo que se prolongó durante 3h 48m. El castellonense arrancó firme, pero desaprovechó cuatro pelotas para cerrar el partido y después se vio en apuros, porque la grada jaleaba al local y a este le van las emociones fuertes. Sin embargo, Bautista resistió, hincó las rodillas en el cemento para celebrar la victoria y profirió un grito tremendo para celebrar el pase: 6-3, 6-1, 3-6, 6-7 y 6-4. El cuadro le conduce ahora hacia Karen Khachanov, el joven ruso que ya empuja. Su tenis se multiplica en pista rápido y hace tres meses ganó el Masters 1000 de París-Bercy.

De palizón en palizón –el primer día invirtió 4h 09m para apear a Andy Murray–, el español salió airoso en una jornada en la que también venció Fernando Verdasco: 6-1, 7-6 y 6-3 a Radu Albot, y un cruce de elevadísima exigencia contra el croata Marin Cilic. De esta forma, el tenis nacional cogió aire después de dos rondas infernales, que se cobraron 10 eliminados. Hubo pleno, tres de tres, y el que tampoco falló fue el suizo Federer. No obstante, al defensor del título le costó deshacerse del británico Daniel Evans (7-6, 7-6 y 6-3) y se topará con Taylor Fritz, un estadounidense de 21 años que va ganando poso.

La gran decepción vino de la mano del sudafricano Kevin Anderson, doble finalista del Grand Slam y eliminado por Frances Tiafoe (4-6, 6-4, 6-4 y 7-5). Por lo tanto, desaparece del hipotético horizonte de Nadal.