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Ibai retoma su sueño

Después de dos temporadas y media en el Alavés, el bilbaíno ficha por el Athletic del que se marchó deprimido

Jon Rivas
Ibai dribla a Beñat en un partido contra el Athletic.
Ibai dribla a Beñat en un partido contra el Athletic.Juan Manuel Serrano Arce (Getty Images)

Ibai Gómez (Bilbao, 1989), ha sido feliz en Vitoria. “Venir aquí fue la mejor decisión deportiva que he tomado en mi vida”, confiesa a través de un vídeo que colgó, nada más hacerse oficial su fichaje por el Athletic. “Te volvería a elegir una y otra vez, Glorioso”, asegura en la grabación de tres minutos en la que hace un repaso emotivo de sus dos temporadas y media en el Alavés. “En mi corazón siempre habrá un pedazo albiazul, pero hoy me toca volver a casa”.

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El futbolista del popular barrio bilbaíno de Santutxu, ha crecido desde que decidió dar el paso y abandonar el equipo de sus sueños después de una temporada nefasta, en la que cayó en la depresión por no contar en los planes de Ernesto Valverde. Se convirtió en un jugador residual y por eso aceptó la oferta del Alavés. “Esta decisión que tomo ahora es la más dura que me ha tocado tomar”, asegura horas antes de volver a vestirse de rojo y blanco.

Pero el Athletic es su sueño, como el de todos los niños bilbaínos. Ibai vivió el fútbol desde pequeño. Su padre, Mitxelo, fue el ídolo del equipo de su barrio, y acabó de presidente. Durante 13 temporadas vistió la camiseta roja del Santutxu, jugó en el campo de Mallona y se entrenó a veces en el terreno anexo donde se ubicaba el monumento a Los Liberales, levantado tras el Sitio de Bilbao en la I Guerra Carlista, plantado allí, en el córner del campo de prácticas. Como era pequeño y el banquillo parecía su hábitat natural, Ibai empezó a dirigir a los chavales más pequeños de su club. Lo hizo durante 14 temporadas, hasta que se fue al Alavés. Tiene alma de entrenador.

Cuando debutó con el Athletic, experimentó casi a la vez un sueño y una pesadilla. Después de marcar cuatro goles con el filial, Joaquín Caparrós le sacó al campo el 17 de octubre de 2010 frente al Zaragoza, en el minuto 66, para sustituir a Gaizka Toquero. Dos minutos y 38 segundos después, al intentar un recorte, la pierna se le quedó clavada en el césped y la rodilla saltó en mil pedazos. No regresó hasta seis meses después. “Era muy joven. Posiblemente ahora me hubiera tomado la recuperación de otra manera”, confiesa.

Pero fue madurando. Marcelo Bielsa le dio un papel destacado en su equipo, sobre todo en competición europea. Su primer gol lo consiguió frente al Schalke 04, pero el más importante lo marcó ante el Sporting de Portugal en el partido de ida de las semifinales, en San Mamés, donde fue el protagonista de la asistencia a Fernando Llorente en el tanto que clasificó al Athletic para la final. Con Valverde fue perdiendo protagonismo poco a poco.En su última campaña de rojiblanco sólo jugó cinco partidos.

Él mismo fue consciente de su declive. “Me di cuenta de que necesitaba estar a tope físicamente para poder rendir”. Se puso en las manos del fisioterapeuta José Vilariño. Ya en el Alavés se agregó a su grupo de trabajo Adolfo Madrid, preparador físico de la selección española de rugby y que trabajó también con Carolina Marín. Además, comenzó a aceptar los consejos nutricionales de la familia de Marcos Llorente. Con Abelardo ha sido titular indiscutible y ha jugado todos los partidos de Liga.

Y regresa al Athletic, con 29 años, con un contrato para tres temporadas y media y sin cláusula de rescisión. Deja un equipo en zona Champions para ayudar a otro en apuros, pero es su casa.

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