Florentino Pérez y la obsesión por la eterna juventud
En los últimos seis años, el Real Madrid ha invertido 270 millones en los fichajes de 16 jugadores sub-23
El malagueño Brahim Díaz se convirtió este lunes en el último joven en asumir el “desafío inmenso de jugar en el Real Madrid”, como acostumbra a proclamar Florentino Pérez en unas presentaciones con receptores de la camiseta blanca cada vez más barbilampiños. Otra prometedora pieza de una larga lista 16 jugadores que comenzó a hilvanarse en 2013 entre la “españolización”, la amenaza de sanciones de la FIFA y la defensa por anticipación ante el poderío de los petrodólares. “Vamos a continuar fortaleciéndonos con talento de altísima calidad para el hoy y el mañana”, reiteró el presidente madridista en la bienvenida a Brahim. “Hay jugadores de 16 o 17 años que quieren un puesto en el primer equipo y jugar 40 partidos, y eso es muy difícil. No quiero a nadie que no quiera estar aquí”, le despidió Guardiola desde el City, su exequipo hasta que el lunes Pere Guardiola, hermano de Pep, cerró el traspaso.
La hoja de ruta madridista comenzó a trazarse en el verano de 2013 bajo el cartel de la “españolización” del club. Aquella temporada, los blancos reunieron en su plantilla a cinco de los campeones de Europa sub-21 con España en Israel meses antes. Asier Illarramendi, procedente de la Real, se unió, a cambio de 38 millones de euros, a Isco y Carvajal en la lista de incorporaciones a la plantilla de Ancelotti, que ya contaba con Morata y Nacho, además de Jesé —entonces uno de los puntales de la sub-20—. Illarramendi no cuajó y dos años después regresó a la Real por la mitad de su coste, pero la apuesta por los jóvenes quedó definitivamente implantada.
Entre finales de 2014 y comienzos de 2015 el plan adquirió dimensión internacional con la llegada del mediapunta noruego, de 16 años, Martin Ødegaard, la primera piedra de una oleada sin precedentes de contrataciones. Además de Ødegaard (3 millones), el Madrid anunció los fichajes del mediocentro brasileño Lucas Silva, de 23 años (15) y del atacante mallorquín Marco Asensio, de 19 (3,5). Meses antes, el Castilla se había reforzado también con el juvenil holandés Martin Peeters (16 años, del Ajax) y el brasileño Abner (18 años, del Curitiba).
Mientras la FIFA investigaba al club para certificar si había cumplido con las normas del artículo 19 del reglamento sobre el Estatuto y la Transferencia de Jugadores que prohíbe los traspasos de menores de 18 años salvo en circunstancias concretas, los blancos se pertrecharon en previsión de una sanción como la que sufrió el Barça, bloqueado para fichar ese año. En julio, Jesús Vallejo completó la tanda. El Madrid fichó al central del Zaragoza, de 18 años, a cambio de seis millones y lo dejó cedido un año en el conjunto aragonés.
De todos ellos solo Asensio y Vallejo están en la primera plantilla blanca. Ødegaard ha rebajado su proyección y juega cedido en el Vitesse holandés —“Tenía la esperanza de haber tenido más oportunidades”, declaró en una entrevista el mes pasado coincidiendo con su 20 cumpleaños—. Lucas Silva, con contrato hasta 2020 y tan solo nueve partidos en su currículo como madridista, amplió en verano su cesión al Cruzeiro hasta el final de la presente temporada. Abner regresó al Coritiba lastrado por las lesiones y Peeters juega cedido en el Lleida, de Segunda B. Pero el Castilla siguió apuntando a caladeros extranjeros. En 2016 llegaron a Valdebebas, por cinco millones cada uno, el delantero paraguayo Sergio Díaz (ahora cedido en el Corinthians) y el mediocentro uruguayo Fede Valverde, que este curso ha participado en nueve partidos con el primer equipo.
En 2017 se revitalizó la apuesta sub-20 de Florentino Pérez. Guerra institucional mediante, Real Madrid y el Atlético acordaron el traspaso de Theo Hernández por el que el club blanco abonó 26 millones (ahora busca minutos en la Real). Después llegó Ceballos, procedente del Betis (16,5). Y, a medio plazo, los de Chamartín cerraron la contratación de Vinicius tras pagar 40 millones al Flamengo para incorporarlo un año después, coincidiendo con su mayoría de edad. En el Castilla aterrizó Cristo González del Tenerife (750.000 euros), que ya ha entrado en alguna convocatoria de Solari.
La secuencia continuó con el foco en Brasil. En mayo de 2018, se anunció la contratación del mediapunta del Gremio Novorizontino, Rodrigo Rodrigues (3 millones) para el Castilla. Y, en junio, el Santos oficializó el acuerdo con el club blanco para que Rodrygo Goes, de 17 años, se incorpore a la disciplina madridista a partir del próximo verano a cambio de 40 millones. Al tiempo, Álvaro Odriozola reabría el mercado nacional convirtiéndose en el primer refuerzo para Lopetegui, tras pagar a la Real 30 millones más cinco en variables. Andriy Lunin completó la apuesta de futuro. El portero ucraniano, de 19 años, llegó del Zorya Luhansk, hizo escala en el Bernabéu y se marchó a hacer la mili a Leganés.
“Poco a poco, vamos asentando las nuevas bases del presente y del futuro. A nuestra gran plantilla queremos incorporar el talento joven pero indiscutible que marcará el fútbol de los próximos años”, proclamó Florentino Pérez en la presentación del guardameta, en un mensaje de calado institucional ante la inabarcable competencia de las fortunas de los emiratos. “Seremos leales a una forma de entender este deporte que nos ha conducido a una fórmula de éxito y nos ha permitido mantener una estabilidad financiera y una fortaleza económica importantísimas en el actual ecosistema futbolístico”, comentó entonces el presidente madridista. El lunes, Brahim Díaz se sumó a una lista cuya inversión ya alcanza los 269 millones. De los 16 fichajes, seis están en la primera plantilla, varios descabalgaron en la carrera y a otros se les espera con expectación.
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