El Valencia cae ante un Girona cargado de bajas y entra en crisis
El equipo de Marcelino no puede superar a Bono y cae frente a un rival que se expresó con Roberts a la contra
En una serie de catastróficas desdichas que le cayeron todas encima, el Valencia, mejorado respecto a anteriores jornadas, encajó la primera derrota en Mestalla ante el Girona, víctima de su precipitación, de su falta de acierto y de su dinámica negativa. Desesperado, Marcelino desordenó a su equipo y acumuló futbolistas atacantes en el final del partido, que se amontaron sin producir goles. El partido del once rojiblanco de Eusebio, cargado de bajas, fue esplendido. Y Bono, su portero, una muralla. Con la fortuna de espaldas, el Valencia, que sigue sin ganar en casa, se hunde. Suma 11 puntos sobre 33 posibles y entra en crisis si no lo estaba ya.
Marcelino, que no ha repetido alineación en lo que llevamos de curso, modificó otra vez su once con el polivalente Wass en el lateral derecho y Coquelin como sustituto del lesionado Dani Parejo. Soler, volvió a la derecha en la medular y en la acera de enfrente regresó Guedes, que capitalizó el juego ofensivo y acabó, agotado, de rodillas. En punta, a Rodrigo lo acompañó Santi Mina. El delantero gallego, último en la rotación ofensiva, acaba de adelantar a Batshuayi y a Gameiro, las dos flamantes pero decepcionantes incorporaciones de Marcelino en verano, que todavía no han dado el nivel. Sus dos goles en Copa, y su actitud, lo han devuelto a la titularidad.
Roberts pide paso
Lleno de achaques, Eusebio no se escondió en Mestalla. Su equipo se expuso y trató de sorprender al Valencia con el debut de Roberts en banda derecha y el peleón y escurridizo Doumbia chocando pero ganando duelos con los centrales locales. Stuani, Aday, Mojica, Portu, Juanpe y Douglas Luis eran las bajas rojiblancas, capitales las de Portu y Stuani. Con su plan de partido, valiente, Eusebio taponó sus numerosos agujeros en el once y discutió con Marcelino, ganando esa pugna en muchas fases del partido. El Valencia, lleno de dudas e inseguridades, no estuvo cómodo hasta llegar cerca de descanso. La respuesta del bloque gironí a sus bajas fue magnífica. El partido de Roberts, notable.
Más fluido que en otras ocasiones y rompiendo a correr por la izquierda con Gayà y Guedes, el Valencia tuvo más llegadas que el Girona. Coquelin, con un lanzamiento curvo desde la frontal, inquieto a Bono que sacó la pelota a mano cambiada. Luego Santi Mina remató de tijera y se encontró de nuevo con el meta. Hubo un gol de Kondogbia que anuló el VAR en este tramo. El franco africano marcó de rebote tras un centro de Gayà desde la línea de fondo pero el balón había salido del rectángulo de Mestalla cuando lo envió atrás el de Pedreguer.
En el tramo final de la primera mitad se desató el Valencia, que dio un pasito adelante e impuso por primera vez en el partido el potencial de su plantilla. Cerca del descanso, un centro raso lateral de Soler lo estrelló Guedes en Bono, el rechace del meta le cayó a Santi Mina que lo envío al larguero rematando dentro del área chica. Jugando por fuera y acordándose de correr, el Valencia acogotó al Girona al que salvó la campana y su portero marroquí.
Contra todo pronóstico, los rojiblancos se adelantaron en el marcador. En el inicio de la segunda mitad, Kondogbia se equivocó y envió la pelota sobre Roberts, que desde la línea de tres cuartos aceleró y disparó a portería. Neto volvió a hacer su habitual parada salvadora, pero Gayà no cerró el rechace del meta brasileño y Pere Pons marcó gol. Un error individual penalizó al Valencia que era mejor en el juego colectivo que su rival.
El camino estaba en la izquierda y en Guedes. Por ahí se volcó el Valencia ante un Girona que se encerró, comprensiblemente, para proteger su tesoro. Rodrigo falló de nuevo ante Bono, un muro insalvable en Mestalla. Mina cabeceó minutos después y también bloqueó el marroquí. Un chutazo de Guedes cerca del minuto 70 marcó el apagón del Valencia, que se oscureció pese a su monólogo con la pelota. El Girona era Roberts contra todos en ataque. Marcelino, impotente, tocó la corneta en el último cuarto de hora. Llenó el campo de atacantes pero se quedó sin gol. Un tiro de Garay desde la frontal, un disparo mordido de Batshuayi y un lanzamiento de falta de Guedes, que desvió un fantástico Bono, lo dejaron en la cuneta, derrotado y sin premio, en una jornada en la que, paradójicamente, había mejorado.
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