Luis Suárez, el azote del Madrid
El delantero del Barcelona firma un ‘hat-trick’ para sumar nueve dianas en otros tantos partidos ligueros frente al equipo blanco
Todos los inicios de temporada de Luis Suárez son a cámara lenta porque con el sol veraniego gana algún kilo de más y pierde kilómetros de rodaje. No fue distinto al principio de este curso, hasta el punto de que parte de la afición del Camp Nou, ácida y exquisita, ya le descoronó como el mejor socio de Messi en la punta de ataque, como el delantero goleador que siempre ha sido. Hasta se lamentó la cesión de Alcácer —anónimo en el Barça y sorprendentemente atinado en Alemania— al Dortmund. No levantó la voz el delantero uruguayo como nunca lo hizo, acaso para hacer autocrítica, y frente al Madrid reprobó a la crítica con un fantástico hat-trick, algo que no hacía ningún ariete azulgrana desde Romario en 1994, amén de Messi.
Ocurre también que al charrúa le tiene a maltraer la rodilla. Ya le incomodó un quiste sinovial en el curso pasado que le apartó de los terrenos de juego durante un mes y en este arrastra molestias desde hace tiempo. “Juega con dolor, pero como su umbral de resistencia es muy alto y no es una lesión que empeore, aguanta lo que haga falta”, exponen desde las oficinas de la Ciudad Deportiva, aunque admiten que el reposo siempre viene bien. Por ese motivo —y por el nacimiento de su tercer hijo—, decidió no viajar con la selección en la fecha FIFA previa. “Hizo un pequeño tratamiento que le fue muy bien, ¿no?”, bromean ahora desde el club, encantados por el clásico que se marcó el 9. Más que nada porque hizo cuatro disparos y marcó tres. “Casi todas las temporadas les he marcado”, aceptó el punta con la boca chica, incómodo con el elogio. Pero la estadística es diáfana: en nueve partidos de LaLiga ante el Madrid ha hecho nueve goles.
Satisfecho con la disputa física frente a Varane y listo para alejarse de Ramos al pisar el área, Suárez se bastó para fijar y descomponer a la pareja de centrales rivales. Su primer remate llegó tras una gran incursión de Alba —la combinación ganadora del clásico—, pero le pegó torcido. Fue su único fallo en el remate. “Lo importante era ganar”, apuntó Suárez, feliz por los últimos acontecimientos; “fue una semana importante porque se dio el nacimiento de mi tercer hijo [Lautaro]”.
Los otros dos [Delfina y Benjamín] fueron junto a su papá al Camp Nou y se sentaron al lado de Messi y su hijo Thiago, en primera fila y bien cerca del banquillo azulgrana. “Es un plus que vengan conmigo al estadio”, reconoció El Pistolero, que tras su segunda diana fue corriendo a abrazarles para hacerles partícipes del éxito como después lo hizo de la victoria porque les pidió que saltaran la valla para unirse al festejo.
El primer tanto llegó de penalti —Varane lo cometió de forma ingenua y absurda sobre él, tal y como certificó el VAR—; el segundo fue con un remate de cabeza a un centro de Sergi Roberto; y el tercero, tan fino que no pareció suyo, fue con una picadita preciosa ante la salida de Courtois, con quien nada más acabar el encuentro se fundió en un abrazo. “Antes de empezar el partido, estábamos mirando asistencias que le he dado en anteriores clásicos. Me ha dicho de broma que ya no le daba. Pues le hoy le he dado dos aunque la primera era para Alba....”, explicó con gracia Sergi Roberto.
“Es la ayuda, la entrega”
El elogio para Suárez fue masivo. “Más allá de los goles, Luis es la ayuda, la entrega, el trabajo en equipo, la batalla, la pelea, nos da aire....”, le piropeó Guillermo Amor, responsable de las relaciones institucionales del primer equipo. Recogió el testigo el 9: “Ellos salieron a buscar el partido, pero hicimos un buen trabajo defensivo, corrimos mucho y sabiendo que el Madrid deja espacios, aprovechamos a la contra”. Sobre todo él, capital en un encuentro donde no estaba Messi: “Es un plus tener al mejor jugador del mundo con nosotros, pero el equipo puede estar orgulloso porque estamos a un gran nivel ahora que no está”, convino.
Como él, que corrió 9,4 kilómetros y, en su empeño por la presión y por cobrarse su parcela, cometió cinco faltas (dos más que rafinha y Lenglet, los segundos en la estadística). “Por eso le felicito por el partido y no solo por los goles”, expuso Rakitic. Tras el pitido final, Suárez le pidió el balón al delegado Carlos Naval como recuerdo del partido. No era para menos en una tarde que, con tres goles, nunca olvidará.
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