Arthur: la llave de paso del Barça
Los azulgrana recuperan la línea de vida y el estilo de juego a partir de un futbolista que evoca a la figura de Xavi desde el puesto de Iniesta
Hay tanta necesidad en el barcelonismo por dar con los sustitutos de Xavi y de Iniesta que la afición parece decidida a nombrar a Arthur Melo (Goiania, Brasil; 22 años) heredero de ambos, como si pudiera actuar en los dos interiores del Camp Nou. Vuelve la vieja historia del 6 y del 8, tal que fueran un mismo futbolista, incompatibles cuando se discutía al inicio sobre el relevo de Guardiola hasta que al final encontraron su espacio a los costados de Busquets y por detrás de Messi. La partida de Xavi aumentó la responsabilidad del argentino y el intervencionismo del manchego al tiempo que se consolidaba Rakitic. La cuestión dejó de ser llevadera cuando se despidió Iniesta.
Multitud de medios se han extraviado en el camino, alguno importante como André Gomes o Arda Turan, mientras no se sabe que será de Denis Suárez o Samper. No es extraño por tanto el empeño de la hinchada en jalear a Arthur para que acabe con el carrusel después de sus buenos partidos contra el Tottenham y el Inter. A pesar de su juventud, el volante procedente del Gremio, es un alivio para el equipo y para el club, porque hace de Xavi desde el puesto de Iniesta, admirador de los dos símbolos del Barça.
Igual de pequeño (1,72m), su secreto está también en el giro y en la manera de perfilarse, en el control orientado, siempre dispuesto a apoyar, asociarse y ofrecerse, camino de ser el tercer hombre, el jugador clave en el fútbol del Barça. Arthur piensa rápido y se anticipa, la única manera de superar a los centrocampistas más físicos y de juntar a un equipo que se partía fácilmente cuando Dembélé ejercía de extremo y Coutinho de interior en el puesto del joven de Goiania. Ataca y defiende con el balón sin apenas fallo: solo cuatro pérdidas en 87 toques sumó contra el Inter.
Tuvo dos errores consecutivos y cuando volvió a recibir la pelota se la jugó muy cerca de su área, acción limpia y arriesgada que expresa su personalidad y empeño en parecerse a Xavi. No siente la presión y ha caído tan bien en el equipo que la hinchada se irritó cuando Valverde le cambió el miércoles sin reparar en que sufre una molestia muscular que condiciona su alineación ante el Madrid. Todavía no tiene la autoridad ni el ascendente de Xavi ni tampoco la profundidad, llegada y desequilibrio de Iniesta. Nadie discute en cualquier caso que su pase define el ADN Barça.
“Entiende el fútbol azulgrana sin que nadie se lo haya explicado”, coinciden en la Ciudad Deportiva. “Puede poner la pausa y acelerar”, añaden ante la sorpresa que provoca que los futuros jugadores puedan salir de equipos ajenos al Barcelona. La moda Barça llegó también a Brasil. Arthur siempre quiso ser Xavi desde que nació en Goiania y triunfó en Gremio. Y así fue como le descubrió Robert Fernández. El exsecretario técnico estaba tan convencido de haber dado con un mirlo blanco que incluso aceptó fotografiarse con el jugador ante las risas de los escépticos de la junta directiva. Apostó por el brasileño por delante de volantes como Seri mientras la crítica recordaba que al club se le habían escapado Isco, Asensio, Kroos y Modric. Arthur ha respondido de maravilla y ya es también internacional con Tite.
Marca el ritmo de Brasil y el estilo del Barça, llave de paso de un fútbol que exige una salida limpia del balón desde los centrales para llegar masticado hasta Messi. No hay figura más admirada en el Camp Nou que la del 4 desde que Cruyff señaló a Milla. La evolución del juego y la figura de Busquets, sustituto de futbolistas como Koeman o Guardiola, desplazaron la fuente de alimentación al volante derecho ocupado por Xavi y después al izquierdo que estaba reservado a Iniesta. Hoy el juego respira por Arthur.
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