Mediapro ofreció 300 millones por dar nombre al Camp Nou
El Barça rechazó la propuesta al exigir sin éxito durante las negociaciones que el operador retirara la demanda por espionaje contra Sandro Rosell
El Barcelona rechazó el pasado verano una oferta de Mediapro cercana a los 300 millones de euros por 20 años para patrocinar el Camp Nou. Aunque representantes de ambas partes se llegaron a reunir hasta cuatro veces, una con la participación del presidente azulgrana, Josep Maria Bartomeu, las conversaciones se acabaron cuando la directiva barcelonista solicitó a Jaume Roures, socio fundador del grupo audiovisual, que retirara la demanda por espionaje industrial presentada en 2016 contra el expresidente azulgrana Sandro Rosell.
Las negociaciones de patrocinio ya se habían paralizado previamente porque el club interpuso mientras tanto una demanda contra Mediapro, replicada por otra del propio grupo audiovisual, por unos contratos de publicidad estática por valor de 1,5 millones. Los representantes del club pusieron entonces como condición para volver a negociar que Mediapro retirara la querella contra Rosell. Fuentes próximas al Barça confirman que se solicitó quitar la demanda por una cuestión de “sentido común” y de “imagen de la entidad” —“se entendió que hablar de negocios con quien tiene una querella puesta contra el club no es conveniente”— al mismo tiempo que advierten que no fue la única causa por la que se desestimó la oferta de Mediapro.
Las mismas fuentes sostienen que la oferta no alcanzaba los 300 millones y que había un serio problema de financiación porque el club quería recibir la cantidad en efectivo —osciló desde 200 hasta 300 millones—, extremo que complicaba y encarecía la propuesta del grupo que lidera Roures. “No era la oferta que buscaba el Barça”, sostienen desde el club mientras que en el grupo audiovisual entienden que el detonante que acabó con la negociación fue la demanda contra Rosell.
La oferta de Mediapro superaba las expectativas que se marcó de salida el Barça cuando presentó el Espai Barça, aprobado por los socios en un referéndum celebrado en 2014 con el 72% de los votos a favor y una participación del 31%. El club preveía una inversión de unos 600 millones dividida en tres partes de 200 millones cada una: un crédito sindicado, el dinero generado por la actividad ordinaria de la entidad y los naming rights o el patrocinador que pondría el nombre al Camp Nou. La puesta en marcha del proyecto, prevista inicialmente para el año pasado, se ha ido demorando mientras continúa abierta la búsqueda de la firma que apellide el estadio, inicialmente hasta 2019.
El club asegura que tiene abiertas negociaciones con varias compañías y Bartomeu reitera que han aumentado las expectativas de mejorar los ingresos por el patrocinio a más de 300 millones. Hasta el momento no había trascendido ninguna oferta formal después de que la multinacional farmacéutica Grifols, con quien se había contactado, asegurara en una nota pública que no preveía ningún patrocinio “de este tipo”. El presidente azulgrana especificó además el pasado lunes que el Nou Camp Nou se financia de manera independiente y por tanto no le afecta el resultado de la asamblea del sábado, que limitó la capacidad de endeudamiento del Barcelona.
En la misma asamblea de compromisarios, el presidente del Barça consideró “injusta” la situación de Rosell, en prisión preventiva desde mayo de 2017, acusado de haber cobrado comisiones y de blanquear los fondos en paraísos fiscales, y la comparó con la que “sufren los políticos y líderes sociales” de Cataluña. Rosell, que dimitió como presidente azulgrana en 2014 después de acceder al cargo en 2010, también fue demandado por Roures en febrero de 2016 por participar en la intervención de su correo personal de 2008 a 2011 en una trama que afectó a personas y empresas con las que mantenía contacto, entre ellas Pep Guardiola. La querella afecta también a Robert Cama, exresponsable de informática de Mediapro y actualmente empleado del Barça.
Personas próximas a Rosell, alguna vinculada a la junta del Barça, defienden que si no hubiera sido presidente del club azulgrana no estaría en la cárcel, actualmente la de Brians
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