El éxito del Mundial de Pelota recupera el espíritu olímpico de Barcelona
Francia se proclama campeona en un torneo con una gran afluencia de público en el pabellón de Vall d’Hebron
La pelota vasca volvió a ser protagonista en Barcelona, como si la ciudad hubiera recuperado la memoria y retrocediera a los años 60 y 70 del siglo pasado, capital durante la semana de los Mundiales que se han celebrado en los pabellones de la Vall d’Hebron y en Bac de Roda. El certamen pasará a la historia por haber sido el primero en permitir la participación de jugadores profesionales, circunstancia que “ha permitido subir el nivel”, advierte el presidente de la Federación Catalana, Agustí Brugués. “Acabamos muy contentos y hemos recuperado el espíritu olímpico de Barcelona-92”
Francia y España, con cinco oros, dominaron el medallero, pero el conjunto galo se proclamó campeón por primera vez desde 1994 por el mayor número de medallas de plata. México, ganador en 2014, quedó tercera. Participaron 14 países y más de 300 pelotaris en cuatro modalidades: cesta punta, pala-paleta, mano y frontenis. El Mundial evidenció el alto nivel de los pelotaris del País Vasco, Navarra y el País Vasco francés, epicentros de la pelota profesional durante la temporada.
Hacía tiempo que la pelota no conseguía tanta atención mediática y popular en Barcelona. Recuperar parte del interés que este deporte tuvo en la capital catalana a lo largo del siglo XX hasta la década de los 70 era una de las prioridades de la organización. “No esperábamos tanta gente, la verdad”, reconoce Brugués, “nos gustaría que fuera un punto de inflexión, pero necesitamos apoyo económico para crecer”. La organización ofreció localidades a precios asequibles: de los cinco euros por una entrada de día, a los 65 de un abono completo. Y el público respondió a lo grande: se vendieron unas 1.300 entradas. En las jornadas del viernes y el sábado los aforos ya estaban llenos mucho antes del inicio de los partidos. “Y el sábado se quedaron unas 300 personas fuera, sin entradas”, añade el presidente.
La adaptación de la instalación de Horta, que ya fue sede de la especialidad en los Juegos de Barcelona de 1992 como deporte de exhibición, es uno de los legados del campeonato. “Se construyó una pared móvil de rebote de última generación para convertir el frontón de 36 metros en uno de 30 en tan solo 15 minutos”, se celebra desde la organización. “El Ayuntamiento ha apostado fuerte”, agradece Brugués.
El éxito deportivo y social de los Mundiales aspiran a captar jóvenes jugadores para recuperar practicantes, pero la federación invita a esperar unos meses para cuantificar cualquier impacto. La espera, sin embargo, se presenta agradable por el éxito del campeonato. “Me he sentido como en el 92”, comparte Brugués. Ya lo reivindicaba el eslogan del campeonato: “Pelota viva”. Los frontones lucen de nuevo en Barcelona.
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