Ni rotaciones ni resultados
Los nuevos fichajes del Barcelona no han jugado más del 25% de los minutos disputados
Si las cosas van bien, mejor no tocarlas. A buen seguro que debe ser una de las máximas de Ernesto Valverde, más alejado que nunca de las rotaciones en este inicio de temporada. El técnico del Barça mantiene en su segundo año un bloque reconocible, diferenciado entre titulares y suplentes, y solo decidió recuperar a los nuevos fichajes tras seis partidos oficiales, todos saldados con victoria. Contra el Girona, Arturo Vidal, Arthur y Lenglet estrenaron titularidad en la Liga. Ninguno acabó el partido y el Barça perdió los primeros puntos.
“He visto cosas positivas en todos ellos y nos podrán ayudar mucho”, les elogió Valverde. A pesar de las buenas palabras del entrenador, los suplentes parecen más suplentes y los titulares más titulares: siete futbolistas de campo han disputado más del 80% de los minutos posibles, y entre ellos, cuatro (Jordi Alba, Piqué, Luis Suárez y Messi) han disputado todo. Su carga de minutos resulta excepcional porque entre 2006 y 2017, solo Luis Suárez (temporada 2015-2016), Messi (2014-2015), Mascherano (2013-2014) y Keita (2009-2010) tampoco habían tenido ni un minuto de descanso en los primeros siete encuentros oficiales.
A Valverde se le atribuye una mirada más interesada en el presente que en el futuro, y las rotaciones se presentan como una precaución más forzada que voluntaria. En su etapa en el Athletic, el tema ya generaba controversia entre su equipo técnico. “Los preparadores físicos siempre están alertando sobre el cansancio de los jugadores”, contaba el técnico, “es una pelea que tenemos con Ros [José Antonio Pozanco, el preparador físico], pero lo administramos bien”.
El problema es que cada vez que el entrenador apuesta por retocar las caras de la alineaciones, el partido se atasca. Contra el Girona introdujo cuatro cambios de inicio y tras el descanso recurrió a tres habituales, Umtiti, Rakitic y Coutinho, para combatir el 1 a 2 en el marcador. “Creí que tenían que entrar. Les di descanso pensando en los partidos que tenemos por delante”, expuso. El plan inicial, el B, no funcionó, como tampoco lo hizo en Anoeta contra la Real Sociedad, con Semedo en el lateral, y Sergi Roberto y Rafinha de interiores. El catalán volvió a la banda derecha en la segunda parte con el marcador 1 a 0 en contra, y sus dos compañeros, al banquillo. Valverde tiró de Coutinho y Busquets y el Barça remontó un partido feo.
La poca predisposición de Valverde a las rotaciones no es nueva. El curso pasado mantuvo un bloque casi inmutable en los últimos meses; incluso hizo jugar en el Camp Nou contra el Leganés, con la Liga casi sentenciada tres días antes de afrontar el la vuelta de los cuartos de final de la Champions, a nueve jugadores titulares en Roma. “Me arrepiento de haber jugado aquel partido contra el Leganés”, reconoció el propio Suárez en Rac 1. La eliminación escoció a los aficionados y a la junta, que expresó su indignación a la prensa y convirtió la Champions en el objetivo prioritario de esta temporada, en palabras de Messi.
Pero el relevo en las alineaciones no llega y algunos jugadores parecen lejos de pisar el césped. Aleñá, Samper, Denis, Cillessen y Vermaelen ni han debutado, mientras que Malcom y Munir no pasan de los 10 minutos sobre el césped. No es que les vaya mucho mejor a los nuevos fichajes, que no han jugado más del 25% de los minutos disputados. La situación ilustra por qué Valverde reclama desde que llegó al Camp Nou una plantilla corta. “Me gustaría un grupo de entre 20 y 22 jugadores”, repitió en sus dos inicios de curso en Barcelona. El año pasado llegó a tener a 26 jugadores y este curso cuenta con 23 fichas, por lo que con la enfermería vacía, como tiene ahora tras el alta de Malcom, debe descartar a cinco jugadores por encuentro. Demasiados para Valverde, que rota poco; y que cuando lo hace, el Barça sufre. Si las cosas van bien, piensa, mejor no tocarlas.
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