Stuani, el despertar del delantero invisible
Después de su doblete en el Camp Nou, el uruguayo lleva marcados 26 goles con el Girona en Primera, el 45,8% del total
En el Camp Nou, las porterías no son ventanas para Christian Stuani. Cuando era pequeño, en su casa de Canelones (Uruguay), a Stuani le daba por jugar a la pelota contra la pared y así practicaba pegarle de primeras al balón. Hasta que un día se entusiasmó más de la cuenta y destrozó la ventana de la cocina. A partir de entonces, adiós al fútbol en casa. Este domingo, ante el Barcelona, el delantero del Girona no escuchó los consejos de su madre. Y, cuando se encontró el balón en el área azulgrana tras el mano a mano de Ter Stegen ante Portu, no dudó. Zapatazo a la escuadra. Si se trataba de hacer historia frente al Barça en el Camp Nou, el Girona no tiene mejor estandarte que el ariete uruguayo.
“Este resultado es gloria para nosotros”, celebró el 7, después del empate a dos en el Camp Nou. No era la primera vez que a Stuani se agrandaba ante los grandes. El curso pasado firmó un doblete en el Santiago Bernabéu. El problema, entonces, fue que Cristiano andaba encendido. Un póker del portugués dejó sin nada al equipo que dirigía Pablo Machín (6-3).
A sus 31 años, Stuani es el máximo artillero del Girona en Primera (el cuadro gerundense se estrenó en la élite la campaña pasada). Solo Gerard Moreno, con la camiseta del Espanyol, tuvo más incidencia en su equipo que el charrúa en la temporada 2017-2018. Mientras que el catalán firmó 16 de los 36 goles del cuadro blanquiazul (44%), el uruguayo marcó 21 de los 50 del Girona (42%). Este año parece dispuesto a romper sus estadísticas. Lleva cinco de las siete dianas del cuadro rojiblanco en LaLiga. En total, ha marcado el 45,8% de los tantos del Girona en su corta aventura en la élite. “¿Mis goles?”, cuestionó Stuani tras su doblete ante el Barcelona; “me dejan muy feliz porque nos están permitiendo luchar en Primera”.
“Christian es un jugador increíble. Está comprometido y tira de sus compañeros por su experiencia. Además, nos da un gran rendimiento”, lo elogió Delfí Geli, presidente del cuadro catalán. La vida dulce de Stuani en Girona contrasta, en cualquier caso, con su trayectoria. Nunca estuvo a gusto como ahora en España, ni siquiera cuando jugaba en el Espanyol. Era invisible para el Maestro Tabárez -no es fácil competir con Luis Suárez, Cavani y, hasta hace unos años, también con Forlán-, Stuani debutó con Uruguay a los 26 años. Javier Aguirre, por entonces al frente del Espanyol, lo reinventó como extremo, un enroque que lo sacó de la sombra de superpoderosos arietes uruguayos.
Jugó su primer mundial en 2014 arrinconado en el ala derecha. No le importó. Brasil fue su trampolín para Inglaterra. Después de pasar por el Danubio, el Bella Vista, el Reggina, el Albacete, el Racing y el Levante, el Middlesbrough fue un despertar futbolístico, sobre todo económico, para Stuani. “La Premier fue una experiencia buena, única en lo deportivo: todos los partidos los juegas con el estadio repleto, es una fiesta total; hay una cultura de fútbol impresionante. Pero prefiero LaLiga, que con un juego más técnico”, asegura el delantero.
No se equivocó. Ni Messi supera el poder de efectividad del charrúa. En lo que va de temporada, el 10 azulgrana necesitó de 23 disparos para firmar cinco goles (21%); Stuani, de 10 (50%). “Tener a Stuani es un lujo para nuestro equipo”, sostiene Eusebio. Hay delanteros que enamoran con su gambeta endiablada cuando apenas rozan los 20 años; hay otros, como Stuani, que conquistan a la hinchada con sus goles cuando ya pasan los 30. En Girona disfrutan del momento Stuani.
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