Tsuya: “Pedimos disculpas a los pilotos por el rendimiento de la Yamaha”
El ideólogo de la M1 asume la crisis y la responsabilidad de la fábrica japonesa en los malos resultados de Rossi y Viñales
La escena fue propia de un film de Kurosawa. O digna de Harakiri (1962), una película de Kobayashi. Como si su honor estuviera manchado y tuviera que redimirse en público, Kouji Tsuya, el ingeniero responsable de Yamaha en MotoGP, se presentó por sorpresa ante los medios en lugar de Valentino Rossi. El italiano se había clasificado 14º, su compañero Maverick Viñales, 11º, el peor resultado un sábado en muchos años. Un resultado pésimo en un año crítico. Yamaha lleva 20 carreras sin ganar, la peor racha desde que entre 1997 y 1998 pasaran 22 carreras sin vencer. “Ha sido un día duro para nuestros pilotos y duro para Yamaha. Os debemos una explicación desde el punto de vista técnico”, se excusaba el director de comunicación, William Favero. Y le cedía la palabra al jefe: “Ya sabíamos que este circuito iba a ser muy difícil para nosotros; tenemos problema con la aceleración y no hemos podido ajustar de manera precisa la entrega de potencia del motor. Esta pista es muy complicada y esto se ha traduce en una cronometrada muy pobre. Tenemos que pedir disculpas a nuestros pilotos por el rendimiento de nuestra moto en aceleración”, decía Tsuya, que pidió perdón repetidas veces.
Porque además del pobre rendimiento de la M1 este curso, y de esos problemas en aceleración que acusa especialmente en Spielberg —un circuito en el mandan las motos que son capaces de tirar de motor y hacer una buena salida de curva—, Rossi vio cómo su moto le dejaba tirado después de tres vueltas en la primera sesión del fin de semana y Viñales tuvo este sábado un fallo con uno de los sensores de su Yamaha. “Siento que los pilotos no hayan podido concentrarse en ir más rápido para poder tener un mejor resultado en la clasificación. El rendimiento de la moto no es bueno, estamos sufriendo”, volvió a disculparse el ingeniero japonés.
“Le doy las gracias por las disculpas, pero lo importante es que podamos hacer que la moto funcione. Necesitamos resultados ya. Vamos muy retrasados”, advertía Rossi, que además tuvo mala suerte al tropezarse con la lluvia en las otras dos sesiones en las que podría haber mejorados sus tiempos para entrar en la QP2. Pero no lo hizo. Si bien, Viñales, apenas pudo hacer un tiempo una décima de segundo mejor que el de su compañero. Ambos quedaron a un segundo del mejor crono, el de Márquez, que saldrá desde la pole. “Yo llevo quejándome de lo mismo desde hace más de un año, pero se me dice que tengo excusas y que me falta actitud. Sé que tengo la capacidad de ganar y que si no lo hago es porque está pasando algo”, añadía Viñales, que ganó las dos primeras carreras del 2017, y la de Le Mans. Después de aquello Michelin cambió los neumáticos. Y ya nunca recuperó las buenas sensaciones con el tren trasero. Los malos resultados, además, provocaron una crisis interna en su lado del box. Su jefe técnico, Ramon Forcada, no seguirá el año próximo y su equipo sufrirá cambios considerables. Ha perdido la confianza en parte de ese equipo.
Muchos en Yamaha creen saber qué ocurre. Pero no tanto cómo solucionarlo. Rossi señalaba al escaso entendimiento que hay en la casa con la electrónica proporcionada por Magneti Marelli, cuyo software es el mismo para todas las marcas desde el 2016. “Me da la sensación de que les ha costado entenderse con este software. Con una electrónica que funcionara como la de Honda y Ducati esta moto no les tendría nada que envidiar. Solo necesitamos mejorar en ese punto, pero no es fácil”, asumía.
La fábrica que más rápido y mejor se adaptó a esa nueva electrónica fue Ducati, cuyos equipos satélites habían trabajado ya con la gente de Magneti Marelli previamente. A Honda le costó. El 2016 fue un año en el que acusó mucho la mala aceleración, como ahora Yamaha. Pero incorporó a su equipo a ex técnicos de la casa italiana y fue capaz de entender mejor y adaptar los parámetros electrónicos a sus necesidades. A pesar de las limitaciones de ese nuevo paquete electrónico, incorporado a MotoGP por reglamento para reducir las diferencias entre los equipos con mayor poderío económico, para frenar ese desarrollo bestial que tenían casas como Honda y Yamaha con su propio programa. Hasta ahora Yamaha no ha considerado necesario incorporar a nadie de fuera de la casa que pudiera sacar el máximo a la nueva electrónica. Pero eso podría cambiar en el futuro.
Yamaha necesita dar un golpe de timón. Y tomar decisiones radicales. Por el momento, ha planificado dos tests tan pronto como ha sido posible: uno, el domingo próximo en Misano y otro, el miércoles después de la carrera en Silverstone. Pero necesitará más que la buena intención de mejorar. Tras los entrenamientos celebrados ya en Montmeló y Brno los pilotos no certificaron ni una mejora en el comportamiento de su moto en aceleración y con los neumáticos, que no trabajan bien por la falta de tracción.
No se recuerda una crisis similar en más de una década. No en la era Rossi. Cuando cambió Honda por Yamaha, en 2004, en la casa de Iwata llevaban también poco más de un año sin ganar. “Estaba mucho peor que ahora”, recuerda. Valentino revolucionó la fábrica. Y empezó el campeonato con una victoria en Welkom (Sudáfrica) celebrada no tanto por hacer historia al ser el primero que ganaba dos carreras seguidas con dos fábricas distintas, sino por el significado que aquello tenía para el personaje y para su nuevo equipo. “En un año su reacción fue fantástica. Cambiaron la organización, trajeron a más gente, invirtieron más dinero y en un año fuimos capaces de hacer la M1 del 2005, que para mí es la mejor M1 que he llevado. Tenemos que intentar hacer lo mismo”, decía el piloto este sábado.
Rossi fue duro y claro el jueves. Y exigió una reacción inmediata al equipo. “Espero ansiosamente desde el inicio de la temporada que lleguen cosas. Pero llevamos ya muchísimas carreras. No somos competitivos como Honda o Ducati. En los últimos tiempos ellos se han esforzado más que Yamaha, han invertido más dinero, han traído más gente. Necesitamos saber si nuestra fábrica quiere hacerlo. Depende mucho de la motivación, de las ganas que tenga Yamaha de ganar. Espero que las tengan”. Después del peor sábado de los últimos años Yamaha le respondió.
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