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España vive encantada en Rusia

Lopetegui y la plantilla, que hoy cierran la preparación ante Túnez, impactados por sus instalaciones en Krasnodar

José Sámano
Entrenamiento de España en Krasnodar.
Entrenamiento de España en Krasnodar.Javier Etxezarreta (EFE)

En La Roja ya late muy de cerca el Mundial. En suelo ruso desde el jueves, a la expedición le ha bastado un día para glorificar sin tapujos su cuartel general en Krasnodar, al sur de Rusia, a 100 kilómetros del Mar Negro. “Tenemos unas instalaciones espectaculares, no dejan espacio a ninguna excusa”, subrayó Julen Lopetegui, el seleccionador. Thiago, el internacional del Bayern, no se quedó corto: “Estamos impresionados, es todo perfecto”. Y tampoco fue a rebufo Azpilicueta, el zaguero del Chelsea: “Estamos todos encantados, es maravilloso”. Una unanimidad sorprendente, tan tiquismiquis como suelen ser los futbolistas de élite, acostumbrados por lo general a su torre de marfil. Pero no les faltaron razones: la ciudad deportiva de la Academia de Krasnodar resulta idílica, coronada por el espectacular estadio en el que España se medirá hoy a Túnez (20.45, Cuatro), en el último ensayo antes del estreno ante Portugal del próximo día 15. “El mejor estadio de Rusia con diferencia”, según Kerzhakov, exjugador del Sevilla. Pese a todo, Krasnodar no fue elegida como sede del campeonato. Por la ciudad circula un motivo, la predilección del presidente Vladímir Putin por la cercana Sochi (a unos 300 kilómetros). Ni la FIFA ni el comité organizador quisieron dos plazas tan próximas.

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En Krasnodar, una ciudad que ronda los 900.000 habitantes, histórico caladero de cosacos, emerge la figura de Serguei Nikolayevich Galitsky. Un empresario de 50 años dedicado a los cosméticos que con su botín de 4.200 millones de dólares (3.600 millones de euros) ya puntúa como la 28ª fortuna rusa, según Forbes. Seducido por el radar del fútbol y su eco, Nikolayevich invirtió 390 millones de euros en el monumental Krasnodar Stadium, conocido entre la prensa local como el Galiseum (una forma de enhebrar su segundo apellido —el armenio Galitsky— con el aire de un coliseo que tiene el recinto). El magnate no solo levantó en 2016 un estadio colosal para 31.000 espectadores con una pantalla panorámica que circula en 360 grados por todo el anillo interior. En su perímetro, donde residen los internacionales españoles, construyó 12 campos de hierba natural y tres sintéticos, una residencia y otras dependencias. Por si fuera poco, Nikolayevich financió en el perímetro del área deportiva un parque con 500 árboles y 800 rosales. La flora le costó 59 millones.

Tras unas cuantas visitas, los rectores de la federación española se decantaron por Krasnodar por su clima subtropical —estos días se rozan los 30 grados—, por su cercanía al aeropuerto —unos 15 minutos— y por el hecho de que los jugadores pueden ir caminando del hospedaje al entrenamiento. En Sochi, cuna del duelo con Portugal, la Roja se encontrará con una temperatura similar. No así en Kazan (contra Irán) y en Kaliningrado (frente a Marruecos). Lopetegui y sus asesores han preferido sudar en los ensayos de Krasnodar y que el balón ruede en frío. En un iniciático callejeo por la ciudad, un mural de Sergio Ramos advierte de la presencia de España. Lo mismo que la siega que se dio ayer al césped del estadio para que quedara rasurada sobre la hierba la imagen de un toro. Sobre tan evocador tapete se medirá hoy la Roja a Túnez.

Un rival menor

La selección tunecina, clasificada por quinta vez para un Mundial, pasó a la historia en su presentación en Argentina 78. Se convirtió en el primer país africano que ganaba un partido mundialista. La gesta ocurrió el 2 de junio, en Rosario: 3-1 a México. Días después, Túnez selló un empate glorioso (0-0) con Alemania. Con todo, ni entonces ni en las citas de 1998, 2002 y 2006 logró superar el listón de la primera fase. Ahora, en Rusia, también lo tendrá crudo. Está encuadrada en el grupo de Bélgica, Inglaterra y Panamá. Lopetegui eligió el duelo por los perfiles parecidos de Túnez y Marruecos, rival español para cerrar la fase de grupos. El mismo motivo por el que retó a Suiza el pasado domingo en Vila-real. En este caso por su forro similar al de la selección lusa. “Es un equipo con mucho ritmo que lleva mucho rodaje y que no ha perdido en sus últimos nueve partidos”, enfatizó el entrenador vasco. Túnez, que ocupa el 27º puesto en la clasificación de la FIFA, se matriculó para este Mundial tras superar a Congo, Libia y Guinea. La mayoría de los jugadores se alistan en sus torneos domésticos. El preparador, Nabil Maaloul, fue durante años auxiliar del francés Roger Lemerre, exseleccionador de Francia y de la propia Túnez. Un equipo que el jueves se entrenó en Krasnodar ya de madrugada por el Ramadán.

Lopetegui aseguró que Busquets —baja ante Suiza por una gastroenteritis— “está para jugar” el último amistoso. También valoró que Carvajal, renqueante desde la final de la Copa de Europa de Kiev del 26 de mayo, “va cumpliendo con los plazos de recuperación previstos, incluso hay que frenarle en ocasiones”. La FIFA permite un cambio en la convocatoria justificado por una lesión hasta 24 horas antes del primer partido de cada selección. De ahí que Lopetegui tenga en Krasnodar al madridista Vallejo y a Rodri, reciente fichaje del Atlético. Dos aspirantes que no se lo esperaban. Y tan encantados como encantados están con el alojamiento de Krasnodar los que ya se saben reclutados para el Mundial. La Roja ha llegado con buen pie a Rusia. Eso dicen.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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