La lista de Lopetegui para el Mundial: es lo que hay, y hay mucho
La convocatoria del seleccionador para Rusia es tan persuasiva y cabal como convincente
Es lo que hay, y es mucho. La convocatoria de Julen Lopetegui para Rusia 2018 resultó bastante más convincente que los vagos argumentos futbolísticos del seleccionador. Pese a la poca cháchara que merecía una lista persuasiva, justa y cabal, el vasco regateó sin más cualquier interrogante. Ni migas siquiera sobre cuestiones nada capitales como la no presencia de Morata o la nominación de Monreal por delante de Marcos Alonso. Ningún secreto de Estado se hubiera revelado de explicar que, pongamos por caso, uno es más defensor que otro, o se adapta mejor tal o cual sistema. Así que toca interpretar a Lopetegui, no a su verbo intrascendente. Lo mismo da, al fin y al cabo lo que importa es su obra. Brillante de momento, al menos hasta llegar al pie de la cima, caso del Mundial ruso.
En un país en el que históricamente han sido los clubes los que han vertebrado a la selección, y nunca al revés, la primera lista de Lopetegui para una gran cumbre ya plasma un cambio de tendencia. El Real Madrid vuelve a liderar el álbum en solitario por primera vez desde el Mundial de Corea y Japón de 2002. Entonces, cuando La Roja aún desteñía, Casillas, Hierro, Helguera, Raúl y Morientes formaron el pelotón blanco. Y en la edición mundialista de 2006 hubo tantos del Madrid como del Valencia. A Rusia 2018 embarcarán seis madridistas por cuatro jugadores del Barça, matriz de la España del último quinquenio. La España de las serpentinas, la que luego se desplomó en Brasil 2014 y la que no remontó en Francia 2016. Pese a los últimos tropiezos, a suelo ruso irán 11 futbolistas que ya se alistaron en esos dos últimos torneos. Con ellos, 10 debutantes en una gran pasarela: Kepa, Carvajal, Monreal, Odriozola, Nacho, Asensio, Isco, Saúl, Aspas y Rodrigo. Podría decirse que en dos años como seleccionador Lopetegui ha ejecutado con prudencia y tino media mudanza.
La relación de elegidos para Rusia resulta coherente con el tránsito del seleccionador y sus dictados. En realidad, poco o casi nada ha diferido de las encuestas populares realizadas estos días. En la última década, la Roja, en las buenísimas y en las malísimas, ha logrado el concilio apriorístico general. Otra cosa son los oportunistas lectores de resultados que siempre tienen razón cuando opinan solo tras rebobinar y rebobinar.
La convocatoria de Lopetegui apenas da para debatir sobre algunos matices. Morata, uno de sus pretorianos desde los tiempos del preparador vasco en las categorías inferiores de La Roja, no ha encontrado el atajo. Su segunda mitad del curso ha ido acorde con el declive de su equipo, el Chelsea. Morata ha tenido un cruce de caminos con Diego Costa: mientras el primero se extraviaba, el segundo repuntaba tras concluir en enero la sanción al Atlético que le tenía con grilletes. El madrileño siempre ha conjugado mejor con el estilo refinado de la selección que el hispano-brasileño, jugador de otro volumen, heavy-metal. Lopetegui sostiene que España y Costa aún pueden hilar. Resulta curioso que ninguno de los tres goleadores seleccionados (el propio colchonero, Aspas y Rodrigo) estuvieran en Francia 2016. La delantera es la única línea plena de estrenos tras la última Eurocopa.
Muchas menos dudas existían sobre el espinazo del grupo, su principal seña de identidad: el medio campo. Sus reclutas estaban cantados. Nada extraño y no solo por sello de España. En esa línea militan dos de los tres únicos que han estado en cada gran pulso desde el éxito de Viena 2008 (Iniesta y Silva, el otro es Sergio Ramos). Nada sorprendente si desde 2010 Busquets es el mejor guardián posible de las esencias. Nada que llame al revuelo si por ese sector maniobran Isco, Asensio, Lucas, Thiago, Koke y Saúl. La Roja mantiene su perfil centrocampista, pero con una persistente cuota de riesgo: Busi no tiene gemelar. Quizá Rodri, estupendo en el Villarreal, pero al que Lopetegui aún no parece ver con carrete suficiente en la élite.
Reducir la delantera a solo tres jugadores nada tiene de escollo. La Roja se maneja con arietes de pega como nadie. Además, con esa medida Lopetegui refuerza con ocho brigadistas la zaga. Una línea en la que ha duplicado cada puesto, en gran medida porque es la más expuesta a las amonestaciones. Por ello, no es casual que hayan tenido billete futbolistas que pueden ser reseteados ya sean como centrales o laterales (Nacho y Azpilicueta, incluso Monreal). Antes que a Marcos Alonso, poderoso en el área rival y pujante por la ruta izquierda con la escolta de tres centrales, Lopetegui se ha inclinado por el mayor colmillo defensivo de Monreal como suplente del extremo-lateral que es Jordi Alba. Y en la portería tres estaciones: el ayer (Reina), el hoy (De Gea) y el mañana (Kepa).
Poco o nada que discutir a un toque de corneta en el que están los que son y son los que están. La Roja tiene cesto, y del bueno y abundante. Y Lopetegui pizarra, por más que se la guarde con tanto celo en público.
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