Rubiales, nuevo presidente de la Federación Española de Fútbol
El expresidente del sindicato de futbolistas vence a Larrea y sustituirá a Villar, detenido en 2017
Luis Rubiales (Las Palmas, 40 años) ha sido elegido este jueves como nuevo presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF) hasta 2020. El expresidente del sindicato de futbolistas AFE hizo bueno su pronóstico cuando, antes de comenzar la votación, se presentó ante la prensa y dijo: “Gano seguro”. Su triunfo fue aplastante: 80 votos a favor frente a los 56 de Juan Luis Larrea sobre un total de 139, en los que solo no contabilizaron por ausencia los de los jugadores Pedro León y Iago Aspas.
La osadía de ambos candidatos de anunciar su victoria dejó un retrato palmario: o Rubiales había mentido habiendo declarado que tenía 87 votos cuando solo presentó 31 avales; o a Larrea le habían traicionado porque presentó 70 avales. El resultado deja en evidencia que el perdedor ha sido traicionado por al menos 15 de sus avalistas. Rubiales no mentía cuando, desde que presentó su candidatura, anunciaba que contaba con el apoyo de la mayoría del fútbol español y que “el cambio era imparable”. A una semana de las elecciones, desde su candidatura seguían muy confiados en el triunfo. “Cuando visitas a las personas tres y cuatro veces, detectas si te van a traicionar o no”, deslizaba una persona de confianza de Rubiales.
Rubiales aterriza en una Federación necesitada de una regeneración global, de un cambio profundo en el modelo de gestión y de una recuperación de la imagen, muy dañada tras el tsunami provocado por la Operación Soule y los 29 años (de 1988 a 2017) de gestión de Ángel María Villar. “Venimos de una época de éxitos, aprovecho para felicitar al Atlético. Los clubes españoles y nuestra selección son espejos en el que muchos se miran y obviamente se tiene que trasladar no sólo a lo deportivo. Tenemos que hacer una Federación líder en transparencia, moderna, centrarnos en el fútbol modesto, darle mucho más, es un compromiso adquirido. También al fútbol-sala y al femenino”, dijo Rubiales.
En un primer momento, el nuevo presidente del fútbol español deberá actuar en un clima de fuerte división. “Voy a hacer una Federación para todos”, fueron las primeras palabras de Rubiales, consciente del guerracivilismo que impera. Los barones de las federaciones territoriales, los pilares del sistema que cimentaron los 29 años en la presidencia de Villar, se han significado en algunos casos con vehemencia. Durante este proceso se han dado fuentes enfrentamientos verbales impensables bajo el mandato de Villar, como el que protagonizaron Marcelino Maté (Castilla-León) y Maximino Martín (Asturias).
La figura de Javier Tebas, presidente de LaLiga, también es un foco importante de división entre los presidentes del fútbol autonómico. Su alianza con Larrea ha generado las mayores acusaciones de traición de los partidarios de Rubiales. Del lado de Larrea, las acusaciones hacia Rubiales y sus apoyos apelaban a la falta de fidelidad hacia la casa e incluso a Villar, al que pretendieron derrocar mediante una moción de censura cuando ya había sido suspendido por el Consejo Superior de Deportes (CSD). Rubiales y Tebas han protagonizado multitud de combates, uno como presidente de la patronal y el otro como líder sindical de los futbolistas.
La derrota de Larrea es también la de Tebas, que salió perdedor de su apoyo a Jorge Pérez en los comicios celebrados en mayo de 2017. “Respeto y negociación, esas son las claves, es fundamental llevarnos bien”, declaró Rubiales a modo de intención de tender la mano a LaLiga. “Mi compromiso es darlo todo para el diálogo con todas las instituciones tanto a nivel nacional como internacional”, añadió.
Auditoría
La gestión económica de la Federación, puesta en solfa por el sistema clientelar descrito por el sumario del juez Pedraz, es la gran asignatura pendiente que tendrá que afrontar Rubiales. El desprestigio de los dirigentes federativos y de la propia casa por las relaciones comerciales está aún latente por el claro conflicto de intereses existente. “A nivel institucional, LaLiga, la Federación y los clubes tenemos que ser escrupulosos. Tenemos que implantar un sistema y vamos a buscar números uno en sus puestos. Eso me preocupa mucho. Un punto estrella es la transparencia y la fiscalización. Lo primero es estar en la Federación a las ocho de la mañana y hablar con los directores y pedir informes. Es importante ver cómo está la casa económicamente. Voy a poner en liza una auditoría. Lo primero de todo es el orden”, expresó el vencedor.
Rubiales sabe que ha de llevar a cabo un gran cambio. “Hay cosas del pasado que hay que cambiar. Vamos a hacer un órgano de transparencia, de fiscalización y de buen gobierno. Lo vamos a poner en práctica lo antes posible. Tienen que ser órganos externos”, aventuró. Por último, reiteró su confianza en el seleccionador nacional, Julen Lopetegui, y deslizó que intentará que los árbitros sigan hasta los 47 años ejerciendo en vez de hasta los 45 como ahora.
Gobernar con el sistema que alimentó a Villar
Tras su primera comparecencia ante los asambleístas, Luis Rubiales se presentó ante la prensa. Sus primeras palabras hicieron referencia a su infancia. “Nací en Las Palmas, pero mis recuerdos son de mi Motril Club de Fútbol, en el que entré cuando tenía siete años”, confesaba desde un atril en el que se agolpaban los micros y las cámaras.
Excanterano del Mallorca y del Atlético, jugador profesional de clubes como el Lleida y Xerez, en el Levante, al que lideró en una huelga de 2008 por impagos, comenzó su andadura hasta alcanzar la presidencia de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) tras finiquitar su carrera en el Alicante y el Hamilton, escocés.
Como presidente de AFE comenzó con cierto distanciamiento hacia la figura de Ángel María Villar. Cuando estalló la guerra entre Tebas y el expresidente federativo, Rubiales se alineó con este último. Fue el brazo armado de Villar en su enfrentamiento tanto con el presidente de la patronal como contra el anterior Secretario de Estado para el deporte, Miguel Cardenal. Montó una huelga contra el real decreto de centralización de los derechos televisivos del fútbol. Eso le valió para reforzar la condición de delfín de Villar y su nombre comenzó a sonar con fuerza como su sucesor si este daba un paso a un lado para alcanzar la presidencia de la UEFA. Esta etiqueta no gustaba a algunos de los presidentes de territoriales, que lo confirmaron con su apoyo a Larrea en estos comicios.
Tras la Operación Soule, Rubiales, como miembro de la comisión directiva del CSD, votó a favor de la suspensión de Villar. Esto le distanció, pese a que ha tratado de acercarse a su predecesor. Ahora debe gobernar la Federación arropado por muchos de los que mantuvieron a Villar 29 años en el cargo, cinco de los cuales están imputados en la Operación Soule.
El escándalo de corrupción en la Federación ha sacudido todos los cimientos de un organismo que ahora tiene nuevo presidente.
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